GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (I)
ASESINATO DE FUNCIONARIOS IRANIES
Los ataques de Israel dejaron un total de aproximadamente 1.065 muertos en Irán, la mayoría civiles, según el gobierno de Irán. No es fácil establecer con absoluta certeza cuantos militares se encontraban entre estos, ya que Teherán no entrego cifras oficiales.
Sin embargo, el 9 de julio, el ministro de salud persa, Mohammad Reza Zafarghandi, declaró que los civiles fallecidos eran unos 700. Para esa fecha, desde la administración iraní ya estimaban un total de 1.060 muertos; por lo que, algo así como más de 300 miembros de sus fuerzas armadas habrían sido asesinados por Tel Aviv. Es más, el medio oficialista Tehran Times, llegó a informar, el 25 de julio, que más de 200 miembros de la Fuerza Aeroespacial de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica CGRI habrían perdido la vida.
Irán
si confirmó oficialmente la muerte de unos 60 altos mandos militares (entre generales y comandantes) y científicos nucleares. Las
bajas entre los científicos, finalmente alcanzaron los 19 (dos pertenecientes
al desarrollo de IA),
como informa una nota del 12 de agosto del Tehran Times. Por lo
que, aproximadamente, 40 altos mandos fueron depuestos por los ataques israelíes.
El
27 de junio, los CGRI publicaron que 56 de sus miembros habían sido asesinados. En
tanto que, el 16 de julio, Hispan TV informó sobre una ceremonia en memoria de
58 mártires del Ejercito.
Si bien, las CGRI y el Ejercito son
instituciones diferentes, se trata de la misma lista, puesto que en el
comunicado de las CGRI aparece el escudo del Ejercito y se menciona a los caídos
como parte de esta institución; además, en ambas notas se pueden observar fotos
de víctimas que se repiten.
A
pesar de que puedan no coincidir todos los nombres, mas parece que se trata de
una actualización de las bajas castrenses, que de listados diferentes (esta
sumó un nombre más el 28 de julio, cuando el Tehran Times dio cuenta de la
muerte de un militar que había sido herido. Esta fue la victima 1.065).
Ahora bien, cabe la posibilidad de que dentro de estos estén incluidos parte de
los aproximadamente 40 altos mandos caídos, pero no todos, ya que es de esperar
que incluyesen a personal de los escalafones inferiores y parte de la tropa.
Por
su parte, desde Estados Unidos, la Human Rights Activists in Iran (HRANA)
publicó un informe el 28 de junio que estipula en 1.190 las muertes totales, de
las cuales 435 corresponderían a militares, 436 a civiles y 319 indeterminadas.
Los
ataques Israel mataron a gran parte de la plana mayor de las fuerzas armadas
iraníes. Entre los altos mandos asesinados se encuentran: el oficial militar de mayor rango en Irán, el jefe del Estado Mayor de
las Fuerzas Armadas de Irán, el general Mohammad Hossein Bagheri; el líder de los CGRI, su comandante en jefe, el general Hossein
Salami; el máximo responsable de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria,
el comandante de la División Aeroespacial del CGRI,
Amir Ali Hajizadeh; Gholam Ali Rashid, el jefe del Cuartel
General Khatam-al Anbiya, que es el comando
unificado de las Fuerzas Armadas de Irán, encargado de coordinar las
operaciones militares conjuntas iraníes.
También fueron depuestos: el General de brigada Mehdi
Rabbani, jefe adjunto (subjefe/subdirector) de operaciones del Estado Mayor de
las Fuerzas Armadas; el general de brigada Gholamreza Mehrabi, jefe adjunto de
inteligencia del Estado Mayor; Khosrow Hassani, jefe adjunto de la División Aeroespacial del CGRI; el general de brigada Davoud Sheikhian, comandante de la División de
Defensa Aérea de la Fuerza Aeroespacial del CGRI; el General de Brigada Mohammad Bagher Taherpour, comandante de la Unidad de
Drones del CGRI.
En tanto que el 15 de
junio, perdieron la vida el jefe (comandante) de la Inteligencia del CGRI, el
general de brigada Mohammad Kazemi; y el subjefe de la Inteligencia del CGRI,
el general de brigada Hassan Mohaghegh.
Mientras que el 25 de junio
moría en un hospital el general de brigada Ali Shadmani, que había asumido la
comandancia del Cuartel General de Khatam-al Anbiya tras la muerte de Ali
Rashid, y había sido herido una semana antes.
Los ataques israelíes también mataron a importantes cuadros de la industria nuclear iraní. Entre estos, Fereydoon Abbasi, una de las figuras más destacadas del
desarrollo nuclear persa; uno de los fundadores de la Asociación Nuclear de
Irán, que se desempeñó como vicepresidente y presidente de la Organización de
Energía Atómica de Irán (OEAI) entre 2010 y 2013, la
principal agencia del gobierno de este país en la materia.
También fue asesinado Mohammad Mehdi Tehranchi, otro de los principales expertos en el desarrollo de
las ciencias nucleares del país, quien presidió la Universidad Shahid Beheshti
entre 2012 y 2016, para luego dirigir la Universidad Islámica Azad de Teherán,
y que desde 2018 ocupaba el cargo de presidente general de la Universidad
Islámica Azad.
El presidente de la
Facultad de Ingeniería Nuclear de la Universidad Shahid Beheshti, y
especialista en física de reactores, simulación nuclear y diseño de
combustibles nucleares avanzados, Abdolhamid Minouchehr, también perdió la vida. Junto a él, murieron Ahmadreza Zolfaghari, destacado profesor y
especialista en la Facultad de Ingeniería Nuclear de la misma universidad,
quien, al igual que Minouchehr, ocupó cargos ejecutivos en el desarrollo de la
tecnología y la industria nuclear de Irán; y Seyed Amir Hossein Feghhi, un
ingeniero nuclear pionero, quien supo desempeñarse como asistente especial y
asesor del presidente de la OEAI, llegando a ser
subdirector de esta, así como presidente del Instituto de Ciencias y
Tecnologías Nucleares de Irán.
Akbar Motalebizadeh,
antiguo director del Shahid Karimi Group, una subsidiaria del Defense Advanced
Research Projects Organization, también murió en los ataques del 13 de junio.
Saeed Borji, especializado
en Ingeniería Mecánica e Ingeniería de Materiales, también fue depuesto; Borji fue
colaborador del conocido como el arquitecto de la industria nuclear moderna de
Irán, Mohsen Fakhrizadeh, asesinado por Israel en 2020.
Si resulta difícil precisar
las bajas iranies, las del otro bando mucho más. El régimen israelí dispone de
una estricta censura militar que restringe el trabajo de sus pocos medios
independientes, y que es respetada por la gran mayoría de los medios
internacionales.
Tel Aviv reconoce 28 muertes, entre ellas, la de solo
un miembro de sus fuerzas armadas, que, se aseguró, estaba de licencia.
El empeño en restringir la información no otorga mucha credibilidad a lo que
pueda decir el gobierno de Netanyahu.
Los iranies, por su parte,
han señalado que Israel subestima sus bajas, pero no han dicho mucho más. El 17
de junio el comandante del CGRI, el general de
división Mohammad Pakpour, afirmó que el número de víctimas declarado
oficialmente por Israel es significativamente menor de lo que realmente es.
Un día antes, el diplomático iraní Hasan Kazemi Qomi (exembajador en Irak) sostuvoen una entrevista con la agencia de noticias local Mehr, que en uno de los ataques
de su país murieron 30 pilotos israelíes.
En un artículo del del 20 de junio del Tehran Times se puede leer: “Mucho más escalofriante es lo que se esconde bajo este
velo de censura. En las morgues subterráneas de los hospitales militares
israelíes, las salas, según se informa, están repletas de muertos que se
mantienen alejados de la vista del público. Fars News citó fuentes de seguridad
iraníes que dijeron que decenas de soldados heridos en los ataques con misiles
de Irán están hacinados en corredores subterráneos y que sus identidades y
heridas están clasificadas como ‘secretos de Estado’ (…) Como observa el analista
egipcio Bashir Abdelfatah: ‘Los ataques con cohetes han creado escenas
similares a las de Gaza en Israel. Estamos presenciando secretismo y censura
sobre las víctimas, que superan las 1.000’”.
A su vez el portavoz de la
Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior de la Asamblea Consultiva
Islámica de Irán (Mayles), Ebrahim Rezai, aseguró el 29 de julio, que al menos
800 miembros del ejército de Israel murieron durante la guerra, entre ellos, al
menos 13 oficiales, quienes perecieron en un ataque al edificio del Mossad.
El Tehran Times se hizo eco de ese número, y el 24 de agosto mencionó: “Por
otro lado, Israel admitió solo 28 muertos y más de tres mil heridos, mientras
que otras fuentes informaron de más de 800 bajas”.
La vaguedad
de la información -sin dar nombres de quien serian las victimas- y la poca
continuidad y difusión que se ha dado a estas supuestas bajas infligidas, hace
dudar de su veracidad. Es muy escaza su presencia en medios estatales y
oficialistas iranies, cuando tendría que habérsele dado máxima trascendencia,
para poder, mínimamente, discutir con la censura israelí. El hecho de que haya
sido comunicada por agentes poco relevantes del gobierno iraní, tampoco alienta
a creer en ella. No obstante, el tiempo dirá si había algo de cierto; aunque
por ahora -ya transcurrido un lapso considerable- Teherán no ha aportado nueva
evidencia.
Cabría
esperar, que si Irán le hubiese propiciado golpes tan fuertes como los
mencionados, estos hubiesen superado la censura, como, de hecho, fue lo que sucedió
con los ataques persas que traspasaron las defensas aéreas israelíes y lograron
alcanzar objetivos en el país hebreo. Sin embargo, este no es el caso. Pero,
inclusive dando por buenas estas informaciones, Teherán no puede equipar el
daño ocasionado por Tel Aviv: no puede equipar el golpe a su comandancia y a su
cúpula militar; no puede presentar un daño equiparable al asesinato de sus
destacados científicos nucleares. En este aspecto, la derrota iraní es total.