viernes, 10 de mayo de 2024

 

ESTADOS UNIDOS LE ESTA GANANDO LA GUERRA A RUSIA VI


¿QUE ESPERAR DE LA GUERRA?


OBJETIVOS TERRITORIALES DE RUSIA EN UCRANIA

El mandatario ruso expresó desde el primer momento que el objetivo no era apoderarse de la totalidad de Ucrania, sino recuperar aquellas zonas (que él consideraba) históricamente rusas. Al anunciar el inicio de la invasión, Putin señaló: “Nuestros planes no incluyen la ocupación de territorios ucranianos. (…) Como he dicho antes, Rusia ha aceptado las nuevas realidades geopolíticas tras el colapso de la URSS. Respetamos y seguiremos respetando a todos los países recién formados en el espacio postsoviético”. En vista de las regiones ucranianas anexadas, queda claro que, esto no es del todo cierto -o por lo menos, que no reconoce la soberanía del gobierno de Kiev sobre todo el país- y que define estos óblast como históricamente rusos. Pero ¿Solo se refería a estos territorios? ¿Qué otras zonas de Ucrania el Kremlin podría llegar a considerar como partes de Rusia?

Antes que nada, no esta de mas recalcar que los intereses de Moscú en Ucrania nada tienen que ver con la defensa de los habitantes étnicamente rusos que pueblan el oriente de este país. La invasión -por mas que se trate de una acción defensiva- es un ataque que tiene como objetivo alejar la frontera rusa del avance de Estados Unidos hacia el este, así como asegurar la estratégica salida hacia el mar Negro/Mediterráneo/Océano Atlántico. Se trata de recuperar parte de los territorios conquistados por el Imperio Ruso a lo largo de los siglos, perdidos en 2014.

Es que más allá de que el despojo que el gobierno de Putin esta llevando adelante es injustificable, es innegable que se asienta en la historia de ambos países. Se aprovecha de la debilidad de la continuidad histórica de su vecino. El Rus de Kiev, el antecedente de la nación ucraniana, unificó los territorios al oeste Dniéper y la mitad norte al este del rio del actual territorio ucraniano, solo entre los años 882 y 1.240. A partir de ahí, sus tierras fueron apoderadas por distintas potencias.

La actual región de Lugansk fue conquistada por el Zarato Moscovita, casi en su totalidad, en el siglo XVI, entre los años 1503 y 1537, en el marco de las guerras moscovita-lituanas. En ese tiempo, también le arrebató al Gran Ducado de Lituania el norte de Donetsk. El resto de los territorios de estas regiones seria incorporado a fines del siglo XVIII, en el curso de su expansión hacia el sur, rumbo al mar Negro, cuando el imperio ruso tomó el sur de Ucrania. Aquí es cuando se apoderó del resto de las regiones actualmente anexadas: Jersón, Zaporiyia, y la península de Crimea, además de Mykoláiv, dominadas por aquel entonces por el Kanato de Crimea -un Estado mongol, que era un protectorado del Imperio Otomano- luego de derrotar a los turcos en 1774.

Esto se refleja en la composición étnica de la población de estos territorios. Si bien solo en Crimea los rusos superan a los ucranianos -constituyendo el 58,5% del total- a ella pertenecen una parte importante de sus habitantes. En Lugansk alcanzan el 39% de la población, en Donetsk son el 38,2%, en Zaporiyia el 24,7%, en tanto que en Jersón, solo son el 14,1%, según cifras del Censo de 2001 (el único realizado hasta ahora por el gobierno ucraniano). Cabe destacar que, en todo el país, el 77,8% de la población de Ucrania pertenece a la etnia ucraniana y un 17,3% es de origen ruso.

La huella de la temprana colonización rusa también se aprecia en el idioma. A nivel nacional, el 67,53% de la población de Ucrania tiene al ucraniano como su lengua materna; en tanto que el 29,59% tiene al ruso. En la práctica, el ucraniano es usado por el 67% y el ruso por el 24% de la población. Sin embargo, el ruso es la lengua básica de comunicación en las regiones del sur y del este de Ucrania, la segunda lengua por difusión en las regiones centrales y occidentales, y la segunda lengua más difundida entre la población no rusoparlante de Ucrania.

Los ucranianos que poseen el ruso como su lengua materna se concentran en el sur y el este del país. No obstante, solo en tres regiones corresponden a la mayoría de la población. En Crimea el 77% de los habitantes nombraron al ruso como lengua materna, en Donetsk, el 74,9% y en Lugansk, más del 68,8%. En ninguna de las otras regiones anexadas por Rusia la mayoría de la población tiene al ruso como su lengua materna: en Zaporiyia representan el 48,2%, en tanto que, en Jerson, solo el 25% se declara como rusoparlante.

La invasión de 2022 no tenía simplemente como objetivo recuperar territorios históricos, mas bien buscaba recuperar el elemento más valioso que para el Imperio Ruso significó la conquista de Ucrania: su salida al mar Negro. Hay que señalar, que hay otras regiones de este país integradas a Rusia hace mucho mas tiempo que los óblast anexados. De hecho, el primer antecedente de conquista del actual territorio ucraniano por parte de Rusia fue en 1503, cuando el Principado de Moscú se hizo con el control de la mitad septentrional de las actuales regiones ucranianas de Chernígov y Sumy, en el norte del país. Sin embargo, perdió estos territorios a manos de la República de las Dos Naciones en 1618.

En ocasión de la ya mencionada guerra contra el Gran Ducado de Lituania entre 1503 y 1537, Rusia no solo se hizo con Lugansk y parte de Donetsk, sino que se apoderó de la totalidad de Járkov y la mitad oriental de Sumy (en el noreste). En tanto que entre 1654 y 1667, con la firma del Tratado de Pereyáslav y la guerra ruso-polaca, los territorios de las actuales regiones de Chernígov Y Poltava, así como las partes orientales de Kiev y Cherkasy, y la parte occidental de la región de Sumy -conocidos históricamente como la Ucrania del Margen Izquierdo- se incorporan al Zarato Moscovita. De esta manera, antes de tomar la costa del mar Negro, Rusia ya controlaba los territorios al este del Rio Dniéper, que hoy forman parte de la mitad norte de Ucrania.

En su avance hacia el sur, antes se hacen con la actual región de Kirovogrado, que se integró a Rusia tras el Tratado de Paz de Belgrado de 1739, firmado por los representantes del Imperio otomano y los del ruso para acabar con la guerra que los enfrentó entre los años 1735 y 1739. La conquista de la costa del Mar Negro también incluyó Dnipropetrovsk, que pasó a control efectivo ruso en 1774, a pesar de que en 1654 el Tratado de Pereyáslav ya le había concedido su dominio. La conquista del sur se completó con la toma de Odesa en 1791. En tanto que la mitad sur de la región (la parte sur del territorio histórico de Besarabia, que perteneció históricamente al Principado de Moldavia) fue anexionada en 1812, completando el control de toda la costa del Mar Negro ucraniana.

En lo que respecta al resto del país, luego del desmembramiento de la República de las Dos Naciones (sucedido a fines del siglo XVIII), el Imperio austríaco tomó la histórica región de Galitzia, en tanto que el resto de Ucrania se fue incorporando progresivamente al Imperio ruso en esa misma centuria. De esa época es la conquista del margen derecho de la región de Cherkasy, precisamente en 1793. En aquel año, lo mismo sucedió con los territorios de la actual región de Kiev. En su marcha hacia el oeste, en 1793 también conquistaron la actual región de Vinnytsia, Zhytómyr, Rivne y Jmelnitski. Dos años más tarde, en 1795 los rusos conquistaron la actual región de Volinia.

Muy distinto es el caso de las regiones del extremo oeste ucraniano. La región de Ternópil solo paso a manos rusas en 1945, luego de la segunda guerra mundial. Antes, había pertenecido a Polonia y en 1795 solo unas pequeñas partes del norte estaban bajo la gobernación rusa de Volinia. Por su parte, las regiones de Leópolis e Ivano-Frankivsk recién se incorporaron al dominio ruso en 1939, tras la invasión soviética de Polonia. La pequeña región de Transcarpatia también fue conquistada en ese año, de manos de Hungría. Por último, la región de Chemnivtsí también fue tomada en 1944.

Si bien la colonización rusa de Ucrania comenzó por el norte y noreste del país, es cierto que la mayor presencia de la población de ascendencia rusa se encuentra en el sur y sureste del territorio. En Sumy son un 9,4%, en Poltava 7,2% y en Chernígov 5%. Sin embargo, hay otras regiones que poseen una mayor presencia de la etnia rusa que en las anexadas. Tal es el caso de Járkov, donde hay más que en Zaporiyia y Jersón. En dicho óblast son el 25,6%. Odesa también supera el porcentaje de Jersón: el 20,7% es de origen ruso.

En el resto del sur del país, cabe destacar el 17,6% de Dnipropetrovsk y el 14,1% de población rusa de Mykolaiv. Por su parte, en el oeste (al otro lado del Dniéper), no superan el 7,5% en la zona central; en tanto que en los territorios más occidentales, ninguna región supera siquiera estos guarismos. 

Lo mismo sucede con el idioma. Los ruso parlantes son el 16% y 10% de los territorios del norte de Sumy y Chernígov, respectivamente; además del 9,5% en Poltava. Sin embargo, en Járkov, representan al 44,3% de la población, y en Odesa el 42%. Completando la media luna del sudeste, en Dnipropetrovsk el 32% reconoce al ruso como su idioma materno y en Mykoláiv el 29,3%. Estas últimas cuatro, tienen un porcentaje más elevado que en Jerson. Por su parte, en lo que respecta a los territorios al oeste del Dniéper, los más próximos no pasan del 7,2%, disminuyendo a medida que se alejan del rio. 

Ninguno de estos aspectos justifica la invasión y el robo de territorio de Rusia a Ucrania, pero sí resultan útiles para intentar descifrar hasta donde se propone avanzar el ejército ruso en el país vecino, los objetivos territoriales que se ha propuesto y, eventualmente, si se decidirá a incorporar formalmente otras regiones.

Es que la anexión del sureste de Ucrania lleva a pensar cómo el Kremlin defenderá estos territorios, teniendo en cuenta que con la invasión de Ucrania buscaban crear una zona de seguridad que alejara a los estadounidenses de sus fronteras. Por lo que, si estos territorios ahora son parte de Rusia, para defenderlos efectivamente ¿deberá continuar avanzando por el territorio ucraniano para crear una zona de seguridad que aleje al enemigo de su nueva frontera? Y si así fuera ¿Hasta dónde?

Al observar un mapa, se aprecia que Ucrania está dividida casi a la mitad por el Dniéper, que separa al este -históricamente vinculado a occidente- del oeste del país -más asociado a Rusia-. No sería ilógico pensar que -ya sea porque así lo había dispuesto desde el principio de la guerra, o como resultado de su devenir- Moscú haya contemplado alcanzar la ribera oriental del rio y establecerse en todo este territorio -de manera provisional o duradera-, aprovechando la protección de esta frontera natural.

Además, alcanzar tal posición, si bien sería una tarea compleja para las tropas rusas (entre otras cosas, porque ampliaría considerablemente el actual campo de batalla), no implicaría asumir mayormente más riesgos en lo que respecta a sus flancos: el norte seguiría protegido por el propio territorio ruso y por el de su aliado bielorruso; de igual forma, el noroeste, continuaría cubierto en su totalidad por este último; en tanto que en el sur, no habrían mayores cambios, puesto que el objetivo desde un principio era hacerse con gran parte de los territorios al este del rio.

Por el contrario, cruzar el rio traería un escenario completamente distinto para el Kremlin. Es que si bien el norte permanecería cubierto por Bielorrusia; en el oeste quedaría totalmente expuesto al territorio polaco y el de Eslovaquia; mientras que en el sur, a merced de Hungría, Rumania y Moldavia.

Seria natural que estos países se sintieran amenazados por el avance de Moscú, y llegasen a la conclusión de que haya llegado el momento de entrar directamente en batalla; y, que además, sería más conveniente adelantarse a que el conflicto alcance sus fronteras, y enfrentar a los rusos en Ucrania y no en sus propios territorios.

Rusia, en los papeles, no tendría que tener problemas para derrotar a todos estos países juntos; aunque esto implicaría un cambio total en el conflicto, con un aumento en el compromiso de todos sus recursos. Pero el problema es que estos pertenecen a la OTAN, y contra todo el poderío de este bloque en contra suya, así como todos los nuevos frentes que se le abrirían, Rusia tiene todas las de perder. Esto, sumado a que no contarían siquiera con la simpatía de un mínimo de la población, hace que se pueda afirmar, como muy probable, que en el Kremlin no hayan tenido nunca la intención inicial de cruzar con sus tropas el rio o establecerse al oeste del Dniéper.

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