sábado, 28 de diciembre de 2024

 

EEUU CELEBRA A LOS TERRORISTAS SIRIOS (II)

Luego de que el Secretario de Estado norteamericano confirmara los contactos con los islamistas del HTS, el enviado especial de la ONU en Siria, Geir Pedersen, se trasladó a Damasco el domingo 15 de diciembre para reunirse con las nuevas autoridades. Según la CNN, ahí dijo que apoyaba el levantamiento de las sanciones al HTS mediante un “proceso ordenado”. El representante de la ONU agregó: “Tengo muchas ganas de continuar mis conversaciones con el gobierno provisional sirio y las autoridades aquí”. 

Pedersen también pidió “justicia y rendición de cuentas por los crímenes” en lugar de “venganza”, mientras Siria comienza un nuevo capítulo en su historia. “El cambio que estamos viendo ahora después de la caída del régimen de Assad ha sido inmenso y, por supuesto, ese cambio en sí mismo crea grandes esperanzas, pero todos sabemos que todavía tenemos muchos desafíos por delante. Por lo tanto, debemos hacer esto bien desde el principio”, afirmó. El enviado también expresó, “esperamos ver un rápido fin de las sanciones, para que podamos ver realmente una unión en torno a la reconstrucción de Siria nuevamente”. 

Además, el 16 de diciembre, Blinken aseguró que, “por primera vez en décadas, Siria tiene la oportunidad de tener un gobierno que verdaderamente sirva a su pueblo, no dominado por un dictador, un grupo religioso o étnico, o un poder externo. Es un momento, tanto de promesas como de peligros, para Siria y sus vecinos. Es por eso que nuestro enfoque en la región es apoyar al pueblo sirio en su transición para alejarse de la brutal dictadura de Assad. No se trata de elegir un camino para Siria, sino de garantizar que el pueblo sirio tenga la oportunidad de elegir su camino a seguir.” El comunicado cierra de la siguiente manera: “Este es un momento de enormes oportunidades potenciales para Siria y estamos decididos a hacer todo lo posible para ayudar al pueblo sirio a hacer realidad sus aspiraciones”.

Desde Washington han asegurado que apoyan un proceso liderado por los sirios, sin la interferencia de intereses extranjeros; sin embargo, la presencia de sus soldados y el de sus aliados en territorio de la república árabe -así como el apoyo que le han dado a la oposición armada desde el 2011- no se condice para nada con esta aseveración. Y llegan al colmo del cinismo cuando celebran el fin de la dictadura de Al Assad, cuando la mayoría de sus socios en la región son monarquías. Tanta mentira e impostura no tiene otro cometido que tratar de ocultar lo evidente: Estados Unidos respalda la toma del poder por parte de los terroristas en Siria.

No son los únicos. Ese mismo lunes 16 de diciembre, la jefa de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, dijo que “encargó a un alto diplomático europeo en Siria que fuera a Damasco para hacer contactos con el nuevo Gobierno y la gente allí”. Asegurando que considerarían más medidas “si vemos que Siria va en la dirección correcta”. Las nuevas medidas se anunciaron luego de que el encuentro se consumara al día siguiente, y al cual Kallas calificó de “primeros contactos constructivos con los nuevos dirigentes y otros grupos, también de la sociedad civil”. En el Parlamento Europeo, la representante comunitaria para Asuntos Exteriores dio a conocer que la Unión Europea reabriría su embajada en Damasco.

Ese mismo martes 17, Francia concretó la reapertura de su delegación en el país árabe. En tanto que los alemanes despacharon ese mismo día una delegación para mantener su primer reunión con las nuevas autoridades sirias. Una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores le trasladó a EFE que, “en la medida en que se puede juzgar ahora mismo, hasta el momento están actuando con prudencia. Igual que nuestros socios internacionales, les mediremos por sus acciones. Cualquier cooperación tiene como prerrequisito que se proteja a las minorías étnicas y religiosas y se respeten los derechos de las mujeres”.

A esa altura, el Reino Unido también había enviado a sus representantes a Damasco. De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, ya había confirmado que su país había establecido dialogo con el HTS. Lammy le dijo a la BBC que a pesar que el grupo islamista sigue estando proscrito en el Reino Unido, ello no impedía que se pueda establecer contacto.   

El 20 de diciembre la CNN publicaba que una delegación estadounidense se encontraba en Siria para reunirse por primera vez con el nuevo gobierno sirio. La delegación estaba compuesta por la subsecretaria de Estado para Asuntos de Medio Oriente, Barbara Leaf; el enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes, Roger Carstens; y el asesor principal de la AEN, Daniel Rubinstein.

Finalmente, en esa reunión del viernes, Estados Unidos eliminó la antigua recompensa de US$ 10 millones por el líder del HTS. Tras la reunión con Al Jolani (ahora “exyihadista”, según la CNN), la subsecretaria de Estado para Asuntos del Cercano Oriente, dijo que la “decisión política” estaba alineada con la necesidad de trabajar en “asuntos críticos” como combatir el terrorismo.

En la nota de la CNN se decía: “Al-Sharaa (el verdadero nombre de Al Jolani) ‘se comprometió con esto’, dijo Leaf, ‘y en base a nuestra discusión, le dije que no seguiríamos con la oferta de recompensa que ha estado en vigor durante algunos años’ (…) Leaf dijo que al-Sharaa ‘parecía pragmático’ y describió su reunión en Damasco como ‘bastante buena, muy productiva, detallada’ (…) ‘Fue una buena primera reunión’, dijo Leaf, señalando que ‘abarcaron una amplia gama de temas, internos y externos’. Hemos escuchado esto durante algún tiempo, algunas declaraciones muy pragmáticas y moderadas sobre varios temas, desde los derechos de las mujeres hasta la protección de todas las comunidades’, dijo. ‘Juzgaremos por los hechos, no solo por las palabras. Los hechos son lo crítico’”.

La excusa -una forma de justificar estos contactos y, también, de blanquear al HTS- es la búsqueda de ciudadanos estadounidenses desaparecidos en Siria:

“EEUU había estado en contacto directo con HTS sobre estos asuntos y había recibido un compromiso para ayudar a encontrar a Tice, un periodista estadounidense detenido en Siria hace más de una década. EEUU también espera encontrar más información sobre el destino de otros estadounidenses que desaparecieron”, publicó la CNN. El enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes se mostró agradecido con “las autoridades interinas, que hasta este punto han sido muy útiles en estas búsquedas”.

A pesar de las palabras de Biden y los demás mandatarios occidentales de que juzgarían al HTS por sus acciones y no sus palabras; menos de dos semanas en el poder ya fueron suficientes para demostrar que el yihadista que creo la sucursal de Al Qaeda en Siria -por orden del primer líder del ISIS- ya se había transformado en un interlocutor válido.

Llama la atención el momento del cambio de etiqueta: era un terrorista, pero como derrocó a un enemigo de Estados Unidos ya no lo es. Estados Unidos asegura que no apoyó nunca a los grupos yihadistas en Siria, solo a las fuerzas kurdas. Sin embargo, formaba parte del mismo bando que los terroristas islámicos, con (exactamente), el mismo objetivo; la caída de Al Assad. Finalmente, la oposición se hace con el poder -comandada por los extremistas (que desde 2011 Estados Unidos viene desestimando su importancia en el bando opositor)-; y, acto seguido, Washington le quita la designación de terrorista a su líder.

Esto pone en entredicho si de verdad Estados Unidos esta comprometido con combatir el terrorismo y el extremismo islámico, o si en realidad, Washington lo apoya y trabaja en conjunto con estos grupos. Si la designación de terrorista es solo una herramienta de su política internacional, una manera de justificar sus intervenciones en el extranjero y el derrocamiento o empoderamiento de lideres.

 

 

 

EEUU CELEBRA A LOS TERRORISTAS SIRIOS (I)

El 8 de diciembre, cuando se supo que los yihadistas del Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) habían derrocado a la dictadura de Al Assad, el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó: “La caída del régimen es un acto fundamental de justicia. Es una oportunidad histórica para que el sufrido pueblo de Siria construya un futuro mejor para su orgulloso país. También es un momento de riesgo e incertidumbre. Mientras todos nos planteamos la cuestión de qué viene después”.

Permaneceremos alerta. No se equivoquen: algunos de los grupos rebeldes que derrocaron a Al Assad tienen su propio y sombrío historial de terrorismo y abusos contra los derechos humanos. Hemos tomado nota de las declaraciones de los líderes de estos grupos rebeldes en los últimos días. Ellos están diciendo las cosas correctas ahora, pero a medida que asuman una mayor responsabilidad, evaluaremos no sólo sus palabras, sino también sus acciones.” 

Sin embargo, a pesar de que “es un momento de considerable riesgo e incertidumbre, también creo que es la mejor oportunidad en generaciones para que los sirios forjen su propio futuro libre de oposición”. Y agregó, “sería un desperdicio de esta oportunidad histórica si un tirano fuera derrocado, sólo para ver surgir uno nuevo en su lugar. Por lo tanto, ahora corresponde a todos los grupos de oposición que buscan un papel en el gobierno de Siria demostrar su compromiso con los derechos de todos los sirios, el Estado de derecho y la protección de las minorías religiosas y étnicas”. Para el mandatario, “estos últimos días han sido históricos, pero son los días venideros los que determinarán el futuro de este país”.

Ese mismo día, su Secretario de Estado, Antony Blinken, afirmó en un comunicado que, “después de 14 años de conflicto, finalmente, el pueblo sirio tiene un motivo para esperanzarse”. También aseguró que, “Estados Unidos apoya firmemente una transición pacífica del poder a un gobierno sirio responsable, a través de un proceso inclusivo liderado por Siria”. El texto oficial finalizaba remarcaba lo dicho por Biden: “Hemos tomado nota de las declaraciones hechas por los líderes rebeldes en los últimos días, pero a medida que asuman una mayor responsabilidad, evaluaremos no sólo sus palabras sino sus acciones. Nuevamente hacemos un llamado a todos los actores para que respeten los derechos humanos, tomen todas las precauciones para proteger a los civiles y respeten el derecho internacional humanitario.”

Por su parte, desde Francia, también se refirió a la situación Emmanuel Macron. “El estado bárbaro ha caído. Por fin”. “Rindo homenaje al pueblo sirio, a su valentía, a su paciencia. En este momento de incertidumbre, les envío mis deseos de paz, libertad y unidad. Francia seguirá comprometida con la seguridad de todos en el Medio Oriente”, publicó en sus redes sociales.

A su vez, la jefa de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, dijo que el fin del régimen de Al Assad era un “desarrollo positivo y esperado”. Y añadió, que estaba en contacto estrecho con ministros de la región. “Nuestra prioridad es garantizar la seguridad en la región. Trabajaré con todos los socios constructivos, en Siria y en la región”, dijo. “El proceso de reconstrucción de Siria será largo y complicado y todas las partes deben estar listas para comprometerse de manera constructiva”.  

En tanto que, desde Alemania, el canciller Olaf Sholz, calificó de “buena noticia” el fin del régimen sirio, el cual “oprimió brutalmente a su gente”, publicó la BBC.

Arabia Saudita expresó que, “el Reino afirma su apoyo al hermano pueblo sirio y sus elecciones en esta etapa crítica de la historia de Siria, y hace un llamado a los esfuerzos concertados para preservar la unidad del épico pueblo sirio, de manera que los proteja –si Dios quiere– de caer en el caos y la división”. Según la CNN, “El reino dijo que estaba satisfecho con los ‘pasos positivos’ tomados para garantizar la seguridad del pueblo sirio mientras las fuerzas rebeldes tomaban Damasco, poniendo fin al largo mandato del presidente Bashar al-Assad”. 

El mismo 8 de diciembre, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que “este es un día histórico en la historia del Medio Oriente”. En tanto que, desde Turquía, el ministro de Exteriores, Hakan Fidan, expresabaal día siguiente, que “los acontecimientos de ayer en Siria nos han dado un rayo de esperanza”. “Esperamos que los actores internacionales, especialmente la ONU, tiendan la mano al pueblo sirio y apoyen el establecimiento de una administración integradora”, agregó. “Llegados a este punto, ha comenzado una nueva era en Siria. Ahora es necesario centrarse en el futuro”.

Estas exhortaciones al respeto de los derechos humanos, la condena del terrorismo y el respeto a un proceso transparente e inclusivo -condicionando el apoyo a los rebeldes al cumplimiento de estos principios-, se repetirá en todas las declaraciones del gobierno estadounidense y sus aliados. Sin embargo, resulta absurdo pedirles tal compromiso a los integristas islámicos, a los sucesores del ISIS y Al Qaeda. De hecho, la primera vez que desde Washington se refirieron a los acontecimientos en Siria -el 30 de noviembre, a través del vocero del NSC, Sean Savett-, se deslindaron de toda responsabilidad, diciendo que, “Estados Unidos no tiene nada que ver con esta ofensiva, que está dirigida por Hay’at Tahrir al-Sham, una organización designada como terrorista”.  

El 10 de diciembre, el encargado de la política exterior del gobierno de Biden señalaba que, “Estados Unidos reafirma su pleno apoyo a una transición política liderada y controlada por los sirios”. También se podía leer: “El pueblo sirio decidirá el futuro de Siria. Todas las naciones deben comprometerse a apoyar un proceso inclusivo y transparente y abstenerse de interferencia externa. Estados Unidos reconocerá y apoyará plenamente un futuro gobierno sirio que resulte de este proceso”.

Ese mismo día, Geir Pedersen, el enviado de la ONU al país árabe advirtió, “Siria está frente a una encrucijada que ofrece grandes oportunidades y graves riesgos”. Ante la prensa en Ginebra aseguró que, por el momento, el HTS y otras agrupaciones han emitido declaraciones tranquilizadoras, de acuerdo a lo publicado por la ONU. “Hay una oportunidad real para el cambio, pero esta oportunidad debe ser aprovechada por los propios sirios y apoyada por la ONU y la comunidad internacional”, insistió.

A propósito del respaldo internacional y de la dificultad que la designación del HTS como grupo terrorista puede implicar, Pedersen manifestó: “Hay que examinar los hechos y ver lo que ha sucedido durante los últimos nueve años. Han pasado nueve años desde que se adoptó esa resolución [clasificando a los grupos terroristas] y la realidad hasta ahora es que el HTS y los demás grupos armados han estado enviando mensajes positivos al pueblo sirio, mensajes de unidad, de inclusión”. 

El 12 de diciembre fue el turno de los países agrupados en el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) de sentar posición sobre lo que estaba ocurriendo en el país árabe. “Reafirmamos nuestro compromiso con el pueblo de Siria y brindamos nuestro pleno apoyo a un proceso de transición política inclusivo, liderado y controlado por los sirios”, declaraban en un comunicado. “Estamos dispuestos a apoyar un proceso de transición bajo estos marcos, que conduzca a una gobernanza creíble, inclusiva y no sectaria, que garantice el respeto del Estado de derecho, los derechos humanos universales, incluidos los derechos de las mujeres”. Además, se comprometían a que “el G7 trabajará y apoyará plenamente un futuro gobierno sirio que cumpla con esos estándares y sea el resultado de ese proceso”.

“Denunciamos el terrorismo y el extremismo violento en todas sus formas. Tenemos la esperanza de que cualquiera que busque un papel en el gobierno de Siria demuestre un compromiso con los derechos de todos los sirios”, cierra el documento.

Ni en Washington ni en Europa soslayan la naturaleza yihadista del HTS y sus aliados, tampoco ocultan sus dudas sobre lo que un gobierno de estos grupos puede traer aparejado. No obstante, cual pase de magia, son capaces de hacer tabula rasa, olvidar su pasado y otorgarles cierto crédito para lo que viene. Porque no es solo que Occidente este celebrando la caída de una sanguinaria dictadura, sino que están festejando el arribo de las nuevas autoridades. No se puede celebrar la caída de una tiranía a manos de otra tiranía -eso es solo un cambio de nombres, no de régimen-, como bien reconocen en Estados Unidos y Europa.

Como sea, el reconocimiento internacional no se detuvo ahí. El 14 de diciembre, el rey de Jordania, Abdullah II, convocó a su país a los representantes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Qatar, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Unión Europea, el Grupo de Contacto Árabe en Siria y a la ONU. Estos, publicaron una declaración en la que se “afirmó el pleno apoyo al pueblo sirio en este momento crítico de su historia para construir un futuro más esperanzador, seguro y pacífico.” Además de señalar que “Siria finalmente tiene la oportunidad de poner fin a décadas de aislamiento. Están comprometidos a apoyar y trabajar con el pueblo sirio mientras se embarca en esta transición sin precedentes”. Y en la que se “exigió el respeto por parte de todos de la soberanía de Siria y su unidad, así como su integridad territorial, de conformidad con los principios de la Carta de la ONU.”

En una conferencia de prensa en Jordania, Blinken confirmó por primera vez la interacción directa del gobierno estadounidense con el HTS. “Sí, hemos estado en contacto con HTS y el resto de las partes”, aseguró el Secretario de Estado. Blinken no dio detalles sobre cuándo se realizó el contacto o a qué nivel, señaló la CNN; que, sin embargo, se apresuró a aclarar que “no hay barreras legales para hablar con un grupo designado como terrorista”.

 

domingo, 15 de diciembre de 2024

 

SIRIA: SON TERRORISTAS ISLÁMICOS

Desafortunadamente, la caída de la dinastía Al Assad no traerá nada bueno para el pueblo sirio. Esta no es una rebelión de los sirios, esta no es su victoria. De las genuinas y legitimas manifestaciones populares iniciadas en 2011 -cruelmente reprimidas por la dictadura- ya no queda nada. Las esperanzas de su gente quedaron atrapadas en medio de una disputa entre potencias, donde los sirios no tenían (ni tienen) nada que ganar.

Nada puede esperar el pueblo de los terroristas islámicos que acaban de hacerse con el poder. El levantamiento fue conducido y protagonizado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) (en español, Organismo de Liberación del Levante). El HTS es parte de la coalición militar Al Fatá al Mubin (La Gran Conquista) -creada en 2019- y que luego de un cambio de nombre, ahora se la conoce como Comando de Operaciones Militares. Además del HTS, la alianza está compuesta por otras organizaciones islamistas que gobiernan la provincia de Idlib.

Si bien el HTS es el grupo más importante, también han participado del derrocamiento de la dictadura de Al Assad, el Ejército Nacional Sirio, las milicias kurdas y otros grupos de carácter islamista, incluido el Estado Islámico.

El HTS tiene sus orígenes en el Frente al-Nusra, el antiguo brazo de Al-Qaeda en Siria. Su líder es Abu Mohamed al Jolani. Según el medio español Publico, Al Jolani se inició en la yihad en 2003 tras la invasión estadounidense en Irak, supuestamente para luchar contra el invasor. De hecho, fue arrestado por los americanos y pasó en total cinco años encerrado en diferentes cárceles iraquíes.

Al Jolani, fue desde el inicio de la guerra en 2011, el hombre de Al Qaeda en Siria. Fue en aquel año, que Abu Bakr al Bagdadi -quien fue luego el primer líder del Estado Islámico-, le encargó que estableciera una rama de Al Qaeda en Siria. De esta manera surgió el Frente al Nusra en 2012, que contaba con "miembros, dinero, armas y asesoramiento directamente de Al Qaeda", de acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU. En 2016 Al Jolani se alejó de Al Qaeda, disolvió el Frente al Nusra y creó el Frente de la Conquista del Levante, el cual al siguiente año pasó a llamarse HTS, al fusionarse con otros grupos.

Supuestamente, este camino emprendido por Al Jolani, es el resultado de la moderación de sus planteamientos, como asegura gran parte de la prensa occidental. Sin embargo, es probable que su intentó de desvincularse de sus raíces extremistas, solo se trate de una medida para posicionarse como un interlocutor válido para la comunidad internacional.

De todas maneras, todo esto no fue suficiente para Washington. Al Jolani y su organización siguieron siendo considerados terroristas por Estados Unidos (la incluyó en su lista de grupos terroristas en 2018) y por el Consejo de Seguridad de la ONU. Inclusive, Washington le puso precio a su cabeza en 2017: nada más ni nada menos que 10 millones de dólares. Recompensa todavía vigente, informa Publico. De hecho, en los primeros días del levantamiento, el gobierno de Biden expresó que Estados Unidos "no tiene nada que ver con esta ofensiva, dirigida por Hayat Tahrir al-Sham, organización designada terrorista".

Occidente acusa al líder del HTS -cuyo verdadero nombre es Ahmed al Sharaa (Al Jolani es su apelativo de guerra)- de cometer crímenes contra los derechos humanos en sus años de yihadismo, siendo parte de las atrocidades cometidas por los islamistas en el extenso conflicto sirio.

Pero ahora, Al Jolani y su HTS han logrado derrotar al enemigo común, y Estados Unidos parece dispuesto a olvidar su pasado. Algo fácil de hacer, teniendo en cuenta que han combatido en el mismo bando desde el principio de la guerra. Por lo tanto, ahora desde occidente se subraya la transformación del HTS que, pese a no abandonar su rigurosidad religiosa y a su voluntad de imponer por la fuerza su ley, parece haber abandonado la idea de la yihad global. Y a pesar de que hasta hace poco propugnaba la creación de un estado islámico en Siria y la aplicación de la sharía (la ley islámica), ahora, se afirma que solo pretende la creación de un califato islámico en su país.

Leila Nachawati cita para un artículo de Publico a un periodista sirio con amplia experiencia en las áreas controladas por el HTS, Fared Al Mahlool, quien afirma que: “Aunque HTS es de corte islámico, no es extremista en el sentido en que lo es ISIS. No imponen estrictas leyes religiosas sobre la población, como obligar a las mujeres a vestir de una forma específica”. Sin embargo, “han cometido abusos contra la población, como todas las facciones, aunque en los últimos años estos han disminuido".

Estas promesas de moderación, hacen recordar a las de los talibanes en el marco del acuerdo de paz firmado con EEUU, que le devolvió el poder a los integristas islámicos en Afganistán.

“Extrañamente moderados y conciliadores, aunque firmes en su defensa de la ley islámica”. De esta forma consignaba la BBC la actitud y el comportamiento de los representantes del gobierno talibán en su primera conferencia de prensa desde su vuelta al poder. “Va a haber una amnistía. No habrá ninguna venganza”, señaló en aquella oportunidad el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid. “Hemos perdonado a todos los que han luchado contra nosotros en aras de la estabilidad y la paz en Afganistán. Han terminado las animosidades. No queremos enemigos externos o internos”, añadió.

En tanto que, sobre los derechos de las mujeres, Zabihullah Mujahid expresó: “Vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco. Las mujeres van a ser muy activas dentro de nuestra sociedad”. Y cerró afirmando que, “hay una diferencia entre lo que somos ahora y lo que éramos hace 20 años (…) Ha habido un proceso de evolución”.

Tan solo tres días después, un informe confidencial de la ONU daba cuenta que los talibanes estaban llevando a cabo una cacería puerta a puerta de sus enemigos. En cuanto a las mujeres, a un año y medio de la vuelta al poder de los integristas, el medio ingles titulaba: “Afganistán no es un país, sino una jaula para las mujeres”.

En el caso del HTS, los hechos también parecen contradecir estas promesas. Según informa Publico, en febrero de este año, grupos de manifestantes salieron a las calles de algunas ciudades de Idlib pidiendo la caída de Al Jolani, protestas que continuaron durante algunos meses. La gente demandaba el fin de las violaciones de derechos humanos en las cárceles, reformas económicas para mejorar las malas condiciones de vida, así como el fin del monopolio del HTS en la toma de decisiones.

De acuerdo al medio español, las unidades de seguridad del HTS atacaron a los manifestantes con palos y gases lacrimógenos; a pesar de que al mismo tiempo -con el fin de contentar a la población-, emitieron un decreto de amnistía general para quienes cometieron delitos, pero hubieran mostrado buena conducta. El informe de septiembre de 2024 de la Comisión de Investigación sobre Siria (creada por la ONU), determinó que, luego las protestas, se llevaron a cabo campañas de arrestos contra miembros del propio HTS, grupos rivales, partidos políticos y civiles. Además, el informe aseguró que los detenidos fueron sometidos a tortura.

Es el HTS el que colocó a Mohamed al Bashir como nuevo primer ministro de la nación árabe. Éste será el encargado de formar un Gobierno de transición que se mantendrá en funciones durante tres meses. Así quedó establecido tras una sesión del Consejo de ministros, en la que se han traspasado los poderes del gabinete del anterior régimen a un nuevo Ejecutivo. Un encuentro que contó con la presencia del primer ministro de Al Assad, Mohamed Ghazi al Jalali. “Este encargo fue por parte del Mando General. Se nos ha encomendado llevar el Gobierno de Siria en funciones hasta 1 de marzo de 2025”, dijo Al Bashir.

Al Bashir es un hombre del HTS. Desde enero de este año fungía como presidente delGobierno de Salvación, la rama política y civil del grupo islamista, que se creó en Idlib, para gobernar la provincia del noroeste sirio, bastión opositor. Antes de eso, fue ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios bajo el que era entonces el cabecilla de esa Administración en Idlib, Ali Keda. Establecido en 2017, el Gobierno de Salvación organizó ministerios, departamentos, así como autoridades judiciales y de seguridad para administrar la zona. Al Bashir se encontraba al frente del gobierno cuando se reprimieron las mencionadas protestas de febrero.

 

viernes, 6 de diciembre de 2024

 

¿QUÉ CAMBIÓ EN ESTA ELECCIÓN?

Los votos en blanco pasaron de 32.356 (1.32%) en la primera vuelta a 39.542 (1.62%) en el ballotage. En tanto que los votos anulados crecieron de 52.750 (2.15%) a 64.654 (2.65%). A su vez, la participación disminuyó levemente: desde los 2.443.801 (89.61%) en octubre a los 2.436.780 (89.35%) en noviembre. Lo que significa un incremento de 26.111 personas que decidieron no optar por ninguno de los candidatos entre ambas instancias.  

Sin embargo, este aumento no alcanza a cubrir a las 34.383 que en la primera vuelta habían votado únicamente por los plebiscitos; por lo que, cabría suponer, que 8.272 (un 24.05%) de estos, al final se decantaron por una de las dos fórmulas. Esto significa que, por primera vez desde que se implementó el ballotage, una parte de quienes no eligieron a ningún candidato en octubre, si lo hicieron en noviembre.  

Teniendo en cuenta que los blancos, anulados y la abstención mantuvo su tendencia histórica a aumentar entre ambas vueltas -y que es de suponer que quienes no los sedujo ninguno de los 11 candidatos iniciales, menos lo hicieran una de las dos fórmulas que pasaron al ballotage-, es altamente probable que estos 8.272 provengan de quienes al menos se manifestaron por algunas de las opciones que había en juego en estas elecciones (los plebiscitos).

Bajo esta misma lógica, todos los votos perdidos por la derecha habrían ido a parar al Frente Amplio, al igual que los de los partidos menores por fuera de este espectro. Lo cual también seria inédito. Si bien los votos perdidos por la derecha, así como los que conquistó el Frente provenientes de este espacio y del resto los partidos menores, se encuentran dentro de los rangos históricos; lo que nunca había pasado es que captaran, al mismo tiempo, el 100% de estos (a pesar de que en 2019 se habían acercado bastante).

En 1999 el FA consiguió entre el 94.38% y el 100% de estas agrupaciones menores. En tanto que habría sido capaz de recolectar entre un 77.23% y un 93.49% de los electores perdidos por la derecha entre octubre y noviembre (el resto engrosaría los votos blancos o nulos, o bien, se habría abstenido). En 2009 fue entre un 33.84% y un 100% en el primer caso; y entre un 28.88% y un 99.52% en el segundo. En 2014 entre un 20.24% y un 88.54%; y entre un 0% y un 100%. Mientras que en 2019, lo dicho, el Frente se habría hecho con entre el 95.79% y el 100% de los partidos menores; y entre el 97.49% y el 100% de los que votaron por uno de los partidos de derecha en primera vuelta pero decidieron no hacerlo por la formula Lacalle-Argimón.

Este año, la Coalición Republicana (más el Partido Por Los Cambios Necesarios y Avanzar Republicano) pasaron de 1.167.142 (47.76%) a 1.119.537 (45.94%), por lo que perdieron 47.605 votos. Esto significa que, como viene sucediendo desde que se implementó el ballotage, no pudieron retener a todo el electorado de derecha. En esta ocasión, la perdida fue del 4.07%. Algo que, no obstante, representa una mejora con respecto a las tres últimas elecciones, cuando habían perdido el 9.57% en 2019, un 7.95% en 2014 y 6.37% en 2009.

De hecho, es la menor sangría desde 1999, cuando tan solo se les escapó el 2.46% de los votos. Es decir, la Coalición no salvó a la derecha, pero si le sirvió para detener una tendencia creciente y contener de mejor manera a su electorado. A priori, parece claro que es un mecanismo útil para consolidar el espacio derechista. También para ampliarlo, ya que este año (47.55% y 45.94% en el ballotage) y en 2019 (54.05% y 48.07%) -año en que esta alianza ya existía de hecho y que, a pesar de que fue cuando más votos perdió, consiguió el gobierno- fueron los mejores resultados de la derecha en lo que va del siglo (salvo en la primera ronda de 2009, cuando alcanzaron el 46.09%). Por supuesto, que esto no le hará ganar las elecciones -siempre es la gestión el factor más determinante- pero la ayudará; tal como sucede con el Frente Amplio.

Parece que el aumentó en la oferta de partidos es clave para que la derecha pueda captar una parte más importante del espectro (3 en 1999, 4 en 2004, 2 en 2009 y 2014, 5 en 2019 y 7 en 2024), pero a la hora de retener los votos en una segunda vuelta, queda claro que las identidades partidarias todavía pesan y que todavía una pequeña minoría (decisiva, sin embargo, para ganar una elección) prefiere votar al FA que a otro partido de derecha.

Tampoco se puede soslayar que esta menor fuga de votos -al igual que en 1999- se da con los partidos tradicionales en el poder. En la próxima elección, se verá si fue este factor, y no la ampliación de partidos y el proceso de confluencia, el elemento más determinante para la retención de votos. Por último, en las elecciones del 99 fue la formula colorada la que pasó al ballotage; puede que los integrantes de este partido sean mas reacios a apoyar un candidato nacionalista, que en el caso inverso (algo que difícilmente se pueda comprobar en cinco años).  

El FA, por su parte, pasó de los 1.071.826 votos (43.85%) en octubre a los 1.212.833 (49.77%) con que ganó la segunda vuelta. Un incremento de 141.007. Para llegar a esta cifra, el Frente debió captar el 100% de los partidos menores por fuera del espacio derechista; es decir los 65.796 (2.69%) de Identidad Soberana, los 10.102 (0.41%) de Unidad Popular y los 9.281 votos (0.38%) del Partido Ecologista Radical Intransigente, los cuales suman 85.179. También la totalidad de los votos perdidos por la Coalición, los ya mencionados 47.605. Además de los 8.272 que no habían elegido a ningún candidato en la primera vuelta, pero si lo hicieron en el ballotage -los cuales, presumiblemente, provienen de los que solo votaron el plebiscito de la seguridad social en octubre-. Una sumatoria que da 141.056 votos.

 

 

 

 

 

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