EEUU CELEBRA A LOS TERRORISTAS SIRIOS (II)
Luego de que el Secretario de Estado norteamericano confirmara los contactos con los islamistas del HTS, el enviado especial de la ONU en Siria, Geir Pedersen, se trasladó a Damasco el domingo 15 de diciembre para reunirse con las nuevas autoridades. Según la CNN, ahí dijo que apoyaba el levantamiento de las sanciones al HTS mediante un “proceso ordenado”. El representante de la ONU agregó: “Tengo muchas ganas de continuar mis conversaciones con el gobierno provisional sirio y las autoridades aquí”.
Pedersen también pidió “justicia y rendición de cuentas por los crímenes” en lugar de “venganza”, mientras Siria comienza un nuevo capítulo en su historia. “El cambio que estamos viendo ahora después de la caída del régimen de Assad ha sido inmenso y, por supuesto, ese cambio en sí mismo crea grandes esperanzas, pero todos sabemos que todavía tenemos muchos desafíos por delante. Por lo tanto, debemos hacer esto bien desde el principio”, afirmó. El enviado también expresó, “esperamos ver un rápido fin de las sanciones, para que podamos ver realmente una unión en torno a la reconstrucción de Siria nuevamente”.
Además, el 16 de diciembre, Blinken aseguró que, “por primera vez en décadas, Siria tiene la oportunidad de tener un gobierno que verdaderamente sirva a su pueblo, no dominado por un dictador, un grupo religioso o étnico, o un poder externo. Es un momento, tanto de promesas como de peligros, para Siria y sus vecinos. Es por eso que nuestro enfoque en la región es apoyar al pueblo sirio en su transición para alejarse de la brutal dictadura de Assad. No se trata de elegir un camino para Siria, sino de garantizar que el pueblo sirio tenga la oportunidad de elegir su camino a seguir.” El comunicado cierra de la siguiente manera: “Este es un momento de enormes oportunidades potenciales para Siria y estamos decididos a hacer todo lo posible para ayudar al pueblo sirio a hacer realidad sus aspiraciones”.
Desde Washington han asegurado que apoyan un proceso
liderado por los sirios, sin la interferencia de intereses extranjeros; sin
embargo, la presencia de sus soldados y el de sus aliados en territorio de la
república árabe -así como el apoyo que le han dado a la oposición armada desde
el 2011- no se condice para nada con esta aseveración. Y llegan al colmo del
cinismo cuando celebran el fin de la dictadura de Al Assad, cuando la mayoría
de sus socios en la región son monarquías. Tanta mentira e impostura no tiene
otro cometido que tratar de ocultar lo evidente: Estados Unidos respalda la
toma del poder por parte de los terroristas en Siria.
No son los únicos. Ese mismo lunes 16 de diciembre, la jefa
de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, dijo que “encargó a un
alto diplomático europeo en Siria que fuera a Damasco para hacer contactos con
el nuevo Gobierno y la gente allí”. Asegurando que considerarían más medidas
“si vemos que Siria va en la dirección correcta”.
Las nuevas medidas se anunciaron luego de que el encuentro se consumara al día
siguiente, y al cual Kallas calificó de “primeros contactos constructivos con
los nuevos dirigentes y otros grupos, también de la sociedad civil”. En el
Parlamento Europeo, la representante comunitaria para Asuntos Exteriores dio a
conocer que la Unión Europea reabriría su embajada en Damasco.
Ese mismo martes 17, Francia concretó la reapertura de su delegación
en el país árabe.
En tanto que los alemanes despacharon ese mismo día una delegación para
mantener su primer reunión con las nuevas autoridades sirias. Una portavoz del Ministerio
de Asuntos Exteriores le trasladó a EFE que, “en la medida en que se puede
juzgar ahora mismo, hasta el momento están actuando con prudencia. Igual que
nuestros socios internacionales, les mediremos por sus acciones. Cualquier
cooperación tiene como prerrequisito que se proteja a las minorías étnicas y
religiosas y se respeten los derechos de las mujeres”.
A esa altura, el Reino Unido también había enviado a sus
representantes a Damasco.
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, ya había
confirmado que su país había establecido dialogo con el
HTS. Lammy le dijo a la BBC que a pesar que el grupo islamista sigue estando
proscrito en el Reino Unido, ello no impedía que se pueda establecer contacto.
El 20 de diciembre la CNN publicaba que una delegación estadounidense se encontraba en Siria para reunirse por primera vez con el nuevo gobierno sirio. La delegación estaba compuesta por la subsecretaria de Estado para Asuntos de Medio Oriente, Barbara Leaf; el enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes, Roger Carstens; y el asesor principal de la AEN, Daniel Rubinstein.
Finalmente, en esa reunión del viernes, Estados Unidos eliminó la antigua recompensa de US$ 10 millones por el líder del HTS. Tras la reunión con Al Jolani (ahora “exyihadista”, según la CNN), la subsecretaria de Estado para Asuntos del Cercano Oriente, dijo que la “decisión política” estaba alineada con la necesidad de trabajar en “asuntos críticos” como combatir el terrorismo.
En la nota de la CNN se decía: “Al-Sharaa (el verdadero nombre de Al Jolani) ‘se comprometió con esto’, dijo Leaf, ‘y en base a nuestra discusión, le dije que no seguiríamos con la oferta de recompensa que ha estado en vigor durante algunos años’ (…) Leaf dijo que al-Sharaa ‘parecía pragmático’ y describió su reunión en Damasco como ‘bastante buena, muy productiva, detallada’ (…) ‘Fue una buena primera reunión’, dijo Leaf, señalando que ‘abarcaron una amplia gama de temas, internos y externos’. Hemos escuchado esto durante algún tiempo, algunas declaraciones muy pragmáticas y moderadas sobre varios temas, desde los derechos de las mujeres hasta la protección de todas las comunidades’, dijo. ‘Juzgaremos por los hechos, no solo por las palabras. Los hechos son lo crítico’”.
La excusa -una forma de justificar estos contactos y,
también, de blanquear al HTS- es la búsqueda de ciudadanos estadounidenses
desaparecidos en Siria:
“EEUU había estado en contacto directo con HTS sobre estos asuntos y había recibido un compromiso para ayudar a encontrar a Tice, un periodista estadounidense detenido en Siria hace más de una década. EEUU también espera encontrar más información sobre el destino de otros estadounidenses que desaparecieron”, publicó la CNN. El enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes se mostró agradecido con “las autoridades interinas, que hasta este punto han sido muy útiles en estas búsquedas”.
A pesar de las palabras de Biden y los demás mandatarios
occidentales de que juzgarían al HTS por sus acciones y no sus palabras; menos
de dos semanas en el poder ya fueron suficientes para demostrar que el
yihadista que creo la sucursal de Al Qaeda en Siria -por orden del primer líder
del ISIS- ya se había transformado en un interlocutor válido.
Llama la atención el momento del cambio de etiqueta: era un
terrorista, pero como derrocó a un enemigo de Estados Unidos ya no lo es.
Estados Unidos asegura que no apoyó nunca a los grupos yihadistas en Siria,
solo a las fuerzas kurdas. Sin embargo, formaba parte del mismo bando que los
terroristas islámicos, con (exactamente), el mismo objetivo; la caída de Al
Assad. Finalmente, la oposición se hace con el poder -comandada por los
extremistas (que desde 2011 Estados Unidos viene desestimando su importancia en
el bando opositor)-; y, acto seguido, Washington le quita la designación de
terrorista a su líder.
Esto pone en entredicho si de verdad Estados Unidos esta
comprometido con combatir el terrorismo y el extremismo islámico, o si en
realidad, Washington lo apoya y trabaja en conjunto con estos grupos. Si la
designación de terrorista es solo una herramienta de su política internacional,
una manera de justificar sus intervenciones en el extranjero y el derrocamiento
o empoderamiento de lideres.