lunes, 20 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (I)


EEUU Y YIHADISTAS. CONVIVENCIA TERRITORIAL

La caída del régimen de Bashar Al Assad y la toma del poder por parte del grupo yihadista Hayat Tahrir al Shar (HTS), significa una victoria para Estados Unidos y una derrota para Rusia. En Siria, Washington buscaba derrocar a uno de los pocos aliados que le quedaban a Moscú. El país árabe albergaba, desde la guerra fría, la única base rusa fuera del ex espacio soviético: la base naval de Tartús. Ahora, el Kremlin tendrá serias dificultades para asegurar su presencia en el estratégico Mar Mediterráneo.

Como en casi todo conflicto, en la guerra siria siempre hubieron dos bandos: quienes buscaban derrocar al régimen de Bashar Al Assad y quienes lo defendían. En el primero se encontraban Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y de las monarquías árabes, y grupos armados locales de la oposición, entre los cuales se encontraban extremistas islámicos, como el HTS.

No se trata de negar que dentro de un mismo bando existan diferencias entre las partes -el conflicto entre los kurdos apoyados por los estadounidenses y las milicias afines a Turquía- pero lo cierto es que, en Siria, yihadistas y norteamericanos peleaban en el mismo lado y por un mismo objetivo.

Estados Unidos invadió el país árabe en el 2014, y desde ese entonces, sus tropas han convivido en el norte de Siria con los terroristas islámicos. En ese tiempo, el HTS no solo transformó una provincia entera en su bastión, sino que se fortaleció de tal manera, que termino liderando la insurrección que depuso al régimen. Parece claro que los estadounidenses nunca se preocuparon por combatirlos.

Hay que recordar, que hace una década, cuando las fuerzas leales a Al Assad lograran recuperar gran parte del territorio perdido, el norte del país fue donde las milicias de la oposición lograron replegarse y establecer su último bastión.  

La guerra parecía haber terminado después de que el gobierno reconquistara la mayoría de las grandes ciudades y que las líneas del frente permanecieran en gran parte congeladas. El régimen había perdido vastos territorios al comienzo del conflicto, pero a partir de 2015, con el apoyo de Rusia, Irán y Hezbolá, recuperó el control de alrededor de dos tercios del país.

Estos aliados sostenían las posiciones del gobierno: las fuerzas iraníes defendían toda la región que iba desde el este de Damasco hasta el río Éufrates; en tanto que, desde la costa mediterránea hasta Damasco, y las tierras del sur, quedaron bajo custodia de las tropas rusas.

Sin embargo, grandes zonas del país quedaron fuera del dominio gubernamental. Estas incluían áreas del norte y del este, controladas por una alianza de grupos armados kurdos, árabes y otras etnias, denominada Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), asentadas desde el este del río Éufrates hasta la frontera iraquí, y apoyada por Estados Unidos.

Las FDS se componen mayormente, y son lideradas, por las Unidades de Protección Popular (YPG), un grupo kurdo. De hecho, las zonas de mayoría kurda en el noreste, han estado más o menos separadas del control del Estado sirio desde los primeros años del conflicto. Es en esta zona donde se han asentadola mayoría de las tropas estadounidenses desde que ingresaron a territorio sirio, allá por 2014.

En tanto que, en el noroeste, en la provincia de Idlib, el enclave estaba dominado por el HTS, pero otras organizaciones aliadas y otros grupos yihadistas también estaban radicados allí. Las facciones apoyadas por Turquía, conocidas como el Ejército Nacional Sirio (ENS), eran una de ellas. Las propias tropas turcas apuntalaban estas posiciones, que se extendían al norte en la región septentrional de la provincia de Alepo.

Las Fuerzas Democráticas Sirias, el Ejército Nacional Sirio y el Hayat Tahrir al Shar -que hacen a su vez hacen de paraguas de otros grupos más pequeños-, lograron transformarse en las principales milicias sirias, le disputaron con éxito el control territorial al gobierno y pasaron a dominar extensas partes del territorio. Y, finalmente, fueron quienes lideraron el golpe final contra la dinastía de los Al Assad.

Por su parte, en el vasto desierto sirio (en el sureste) es donde perviven los reductos del Estado Islámico.

Mientras que, en el sur, se pueden encontrar un enjambre de pequeñas formaciones locales, una realidad presente en distintos puntos del país, pero sobre todo en esta zona. Ahí tendría presencia un grupo llamado Sala de Operaciones del Sur que, según Marie Forestier, asesora principal sobre Siria del Instituto Europeo de la Paz, fue el que irrumpió en la capital.

De hecho, informacionesdel 7 de diciembre señalaban que la ciudad sureña de Deraa -cuna de las revueltas populares contra Al Asad en 2011- había sido tomada por lo que designaron como “otras facciones rebeldes”. Lo mismo con otra ciudad en el norte de la provincia de Deraa, que se encuentra a unos 50 kilómetros del sur de la capital siria.

La mencionada organización Sala de Operaciones del Sur, estaría dominada por combatientes del antiguo Ejército Sirio Libre (ESL), que trabajó en estrecha colaboración con las potencias occidentales al comienzo del levantamiento sirio, además de por milicias drusas y otros grupos de oposición.  

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