SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (I)
EEUU Y YIHADISTAS. CONVIVENCIA TERRITORIAL
La caída del
régimen de Bashar Al Assad y la toma del poder por parte del grupo yihadista Hayat
Tahrir al Shar (HTS), significa una victoria para Estados Unidos y una derrota
para Rusia. En Siria, Washington buscaba derrocar a uno de los pocos aliados
que le quedaban a Moscú. El país árabe albergaba, desde la guerra fría, la única
base rusa fuera del ex espacio soviético: la base naval de Tartús. Ahora, el
Kremlin tendrá serias dificultades para asegurar su presencia en el estratégico
Mar Mediterráneo.
Como en
casi todo conflicto, en la guerra siria siempre hubieron dos bandos: quienes
buscaban derrocar al régimen de Bashar Al Assad y quienes lo defendían. En el primero
se encontraban Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y de las monarquías árabes,
y grupos armados locales de la oposición, entre los cuales se encontraban extremistas
islámicos, como el HTS.
No se trata
de negar que dentro de un mismo bando existan diferencias entre las partes -el
conflicto entre los kurdos apoyados por los estadounidenses y las milicias
afines a Turquía- pero lo cierto es que, en Siria, yihadistas
y norteamericanos peleaban en el mismo lado y por un mismo objetivo.
Estados
Unidos invadió el país árabe en el 2014,
y desde ese entonces, sus tropas han convivido en el norte de Siria con los terroristas islámicos. En ese tiempo, el HTS no solo transformó una provincia
entera en su bastión, sino que se fortaleció de tal
manera, que termino liderando la insurrección que depuso al régimen. Parece claro
que los estadounidenses nunca se preocuparon por combatirlos.
Hay que
recordar, que hace una década, cuando las fuerzas leales a Al Assad lograran recuperar
gran parte del territorio perdido, el norte del país fue donde las milicias de
la oposición lograron replegarse y establecer su último bastión.
La guerra
parecía haber terminado después de que el gobierno reconquistara la mayoría de
las grandes ciudades y que las líneas del frente permanecieran en gran parte
congeladas. El régimen había perdido vastos
territorios al comienzo del conflicto, pero a partir de 2015, con el apoyo de
Rusia, Irán y Hezbolá, recuperó el control de alrededor de dos tercios del
país.
Estos aliados
sostenían las posiciones del gobierno: las fuerzas iraníes defendían toda la región
que iba desde el este de Damasco hasta el río Éufrates; en tanto que, desde la
costa mediterránea hasta Damasco, y las tierras del sur, quedaron bajo custodia
de las tropas rusas.
Sin embargo,
grandes zonas del país quedaron fuera del dominio gubernamental. Estas incluían
áreas del norte y del este, controladas por una alianza de grupos armados kurdos, árabes
y otras etnias, denominada Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), asentadas desde
el este del río Éufrates hasta la frontera iraquí, y apoyada por Estados Unidos.
Las FDS se componen mayormente, y son
lideradas, por las Unidades de Protección Popular (YPG), un grupo kurdo. De
hecho, las zonas de mayoría kurda en el noreste, han estado más o menos
separadas del control del Estado sirio desde los primeros años del conflicto. Es en esta zona donde se han asentadola mayoría de las tropas estadounidenses desde que ingresaron a territorio sirio,
allá por 2014.
En tanto
que, en el noroeste, en la provincia de Idlib, el enclave estaba dominado por el
HTS, pero otras organizaciones aliadas y otros grupos yihadistas también
estaban radicados allí. Las facciones apoyadas por Turquía, conocidas como el
Ejército Nacional Sirio (ENS), eran una de ellas. Las propias tropas turcas apuntalaban
estas posiciones, que se extendían al norte en la región
septentrional de la provincia de Alepo.
Las Fuerzas
Democráticas Sirias, el Ejército Nacional Sirio y el Hayat Tahrir al Shar -que
hacen a su vez hacen de paraguas de otros grupos más pequeños-, lograron transformarse
en las principales milicias sirias, le disputaron con éxito el control
territorial al gobierno y pasaron a dominar extensas partes del territorio. Y, finalmente, fueron quienes
lideraron el golpe final contra la dinastía de los Al Assad.
Por su
parte, en el vasto desierto sirio (en el sureste) es donde perviven los
reductos del Estado Islámico.
Mientras que,
en el sur, se pueden encontrar un enjambre de pequeñas formaciones locales, una
realidad presente en distintos puntos del país, pero sobre todo en esta zona. Ahí tendría
presencia un grupo llamado Sala de Operaciones del Sur que,
según Marie Forestier, asesora principal sobre Siria del Instituto Europeo de
la Paz, fue el que irrumpió en la capital.
De hecho, informacionesdel 7 de diciembre señalaban que la ciudad sureña de Deraa -cuna de las
revueltas populares contra Al Asad en 2011- había sido tomada por lo que
designaron como “otras facciones rebeldes”. Lo mismo con otra ciudad en el
norte de la provincia de Deraa, que se encuentra a unos 50 kilómetros del sur
de la capital siria.
La
mencionada organización Sala de Operaciones del Sur, estaría dominada por
combatientes del antiguo Ejército Sirio Libre (ESL), que trabajó en estrecha
colaboración con las potencias occidentales al comienzo del levantamiento sirio, además
de por milicias drusas y otros grupos de oposición.