SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (III)
ESTADOS UNIDOS
Que en el
bando liderado por Estados Unidos los yihadistas cumplían un rol preponderante,
el devenir de los acontecimientos lo ha dejado totalmente claro.
Que un importante aliado de Washington como Turquía, coordinaba con estos,
tampoco parece revestir muchas dudas. Sin embargo, la conexión directa
de los norteamericanos con los islamistas permanece en las sombras.
De estas
declaraciones no queda claro si estos contactos incluían a las milicias kurdas
aliadas de Estados Unidos. La campaña gubernamental a la que hacía referencia
tuvo lugar en Idlib en agosto de 2019, pero en esta provincia el HTS ya
había logrado aglutinar a las fuerzas pro turcas y a otros grupos de la zona en
la coalición militar Al Fath Al Mubin, en mayo de 2019. Quizás, se refería a otras
agrupaciones de Idlib o, más probablemente, del noroeste, que habrían quedado
fuera de esa alianza.
Desde esa
fecha hasta hoy, si parece haber unificado bajo su liderazgo a todos los grupos
del noroeste. Para diciembre de 2023 el dominio del HTS era tal, que se comunicaroncon las milicias del sur y comenzaron a asesorarlos para crear una sala de
guerra unificada. Finalmente, con su ayuda, se fundó la Sala
de Operaciones del Sur, que reunía a los comandantes de alrededor de 25
grupos del sur, y que coordinaría los movimientos de sus combatientes con los
del HTS en el norte. El objetivo era que ambos tomaran Damasco, el HTS y sus
aliados desde el norte, y la Sala de Operaciones desde el sur.
Si sus
planes para derrocar a Al Assad alcanzaron a los grupos del sur, puede que
hayan incluido a las fuerzas kurdas respaldadas por los estadounidenses en el
noreste del país.
Lo que sí parece
probado, es que estas sí tenían contacto con el HTS. Antes de que Washington blanqueara sus comunicaciones con el grupo islamista,
la CNN publicaba el 7 de diciembre de 2024: “Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS)
han mantenido contacto con el grupo rebelde conocido como HTS, dijo el
funcionario estadounidense (de la administración de Biden que hablo en
condición de anonimato con el medio), pero EEUU no se comunica con HTS porque
la considera una organización terrorista”.
Los kurdos
de las Unidades de Protección Popular (YPG) y la alianza que lideran, las
Fuerzas Democráticas Sirias, mantienen con EEUU una estrecha cooperación económica, política y militar. Ya para 2018, las FDS -bajo el
nombre de Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria- controlaban zonas del norte y del este sirio (no solo la región kurda), dominando una
cuarta parte del territorio de la república árabe.
Con la
excusa de luchar contra ISIS -las FDS combatieron contra el Estado Islámico, arrebatándole importantes ciudades en el noreste-, Estados Unidos mantiene tropas
en Siria desde 2014. El terrorismo solo fue un pretexto, a pesar de que
Washington declaró que había derrotado al grupo -el ISIS no controla territorio en Siria desde 2019-
los soldados estadounidenses permanecieron en el país árabe. Tampoco se quedaron a combatir a
los yihadistas liderados por el HTS, con los que convivieron todo este tiempo
en el norte de Siria.
El
verdadero objetivo era Al Assad; desbancar a Rusia del poder en Damasco, y
pasar a ser ellos quienes controlen el país árabe. Ahora, sin su aliado en el
gobierno, Moscú tendrá serios problemas para mantener sus estratégicas bases en
el país árabe. Porque si hay algo que han dejado claro desde el Pentágono, es
que permanecerán en Siria.
Tras la
ofensiva opositora, Estados Unidos anunció rápidamente que su misión contra el ISIS
continuaría. Ahora, la excusa, es el vacío de poder dejado por la caída de
Assad. El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) ha seguido atacando
lugares en Siria que, según afirma, son campamentos y operativos conocidos del
ISIS. El 16 de diciembre el CENTCOM anuncio en un
comunicado que: “Estos recientes ataques se han producido en zonas controladas
por el antiguo régimen y por Rusia, lo que garantiza que se mantenga la presión
sobre ISIS”. Estos tienen como objetivo evitar que el grupo busque
“oportunidades para reconstituirse en el centro de Siria”.
Las fuerzas
norteamericanas se encuentran en el territorio controlado por los mencionados
grupos kurdos, en el norte y el noreste del país. En los medios occidentales no se
encuentran mayores datos sobre las bases del Pentágono en Siria. Solo se
reconoce la ubicada en Al Tanf, en la frontera sureste con Irak.
La falta de
información también se aplica al número de militares desplegados. En un
principio, el gobierno afirmó que eran 900, pero después tuvo que reconocer
que eran 2.000. El secretario de prensa del Pentágono, mayor general Patrick
Ryder, explicó: “Según tengo entendido, y así me lo explicaron, estas fuerzas
adicionales se consideran fuerzas de rotación temporales que se despliegan para
satisfacer las necesidades cambiantes de la misión, mientras que el núcleo de
900 efectivos está en despliegue a más largo plazo”.
Interrogado
por la CNN sobre por qué no habían revelado previamente el número exacto del
contingente, Ryder negó que hubiera algún intento de ocultar el número real. “Parte
de la explicación es la sensibilidad desde un punto de vista diplomático y de
seguridad de la operación”, argumentó.
Por su
parte, se cree que Estados Unidos estableció por primera vez bases en el norte
de Siria, en octubre de 2015. En tanto que, para mediados de 2017, estas ya habrían
aumentado a diez. Todas ellas, en los territorios controlados por los kurdos.
En la
provincia de Al-Hasakah (noreste sirio) poseería cuatro. Una en el distrito de Rmeilan, en el noreste de la provincia. Otras dos en
Tal Baydar y Tal Tamir, en el noroeste. Mientras que, en el sur de la
gobernación, se encontraría otra en Ash Shaddadi.
En Raqqa
(norte de Siria), los estadounidenses tendrían una instalación militar en Ayn
Isahh, en el norte de la provincia. Y en Aleppo (noroeste), las cinco restantes: Harab Isk (en el sur de Kobane), Sabt, y Ayn al- Arab, todas
ubicadas en el noreste de la gobernación (en el norte del país), en el margen
este del Éufrates; en tanto que, en Ushariya y Ayn Dadat (situada al norte de
Manbij, a unos 9 km cerca de la ciudad de Dadat ), al oeste del rio.
El mapa con
las diez bases estadounidenses fue publicado el 18 de julio de 2017 por la
agencia estatal de noticias de Turquía, Anadolu. Quien también informó sobre el
número de militares estadounidenses desplegados en estas instalaciones.
The Daily
Beast, el primer medio estadounidense en cubrir la noticia, aseguró que la
precisión del mapa había sido confirmada por altos funcionarios de seguridad
turcos.
El medio
también consignó que portavoces de la Operación
Inherent Resolve (la coalición formada por Washington para luchar contra el
ISIS en Siria) y el CENTCOM le pidieron que no publicara la información de Anadolu.
“La
discusión sobre números y ubicaciones específicas de tropas proporcionaría
información táctica sensible al enemigo que podría poner en peligro a la
Coalición y a las fuerzas asociadas”, le comentó el coronel Joe Scrocca,
director de asuntos públicos de la coalición.
“Publicar este tipo de información sería una irresponsabilidad
profesional y, respectivamente, solicitamos que se abstengan de difundir
cualquier información que pueda poner en peligro las vidas de la Coalición”,
agregó.
En tanto
que, el coronel John Thomas, portavoz del CENTCOM, también pidió al The Daily
Beast que se abstuviera de dar a conocer estos detalles, alegando que serían
“potencialmente perjudiciales para las vidas de los involucrados”.
Cuando la
noticia cobró relevancia, el vocero del ejército estadounidense, el mayor Josh
Jacques, tuvo que salir a declarar ante la prensa que, “la divulgación de
información militar sensible expone a las fuerzas de la coalición a riesgos
innecesarios y tiene el potencial de interrumpir las operaciones en curso para
derrotar a ISIS”.
Desde Washington
también hicieron saber su preocupación y molestia con el gobierno de Erdogan. Jacques
dijo que las preocupaciones sobre el informe habían sido transmitidas a Ankara
a través del Departamento de Estado. Otro
vocero, de la Operación Inherent Resolve, el Coronel Ryan Dillon, confirmó que
se habían comunicado con Turquía; y agregó, “no sabemos quién proporcionó esta
información a la Agencia Anadolu, pero sería preocupante si viniera de un
aliado de la OTAN”.
Inmediatamente,
el 20 de julio el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, había salido a
aclarar que Ankara no había filtrado ninguna información, y que el informe fue
realizado por la agencia estatal por su propia cuenta. “Como Turquía, nunca
podemos tener la idea de poner en peligro la vida de ninguna de las tropas de
nuestros aliados en ningún lugar”, dijo Kalin a los periodistas en una conferencia
de prensa.
Por su
parte, desde Anadolu declararon que los datos sobre la ubicación de las bases
no se obtuvieron como resultado de una filtración, sino a raíz de su propia
investigación, mediante trabajo de campo e imágenes en redes sociales de
combatientes kurdos. El periodista que escribió el artículo, el corresponsal
Levent Tok, llegó a afirmar que “Estados Unidos debería haber pensado en esto
antes de cooperar con una organización terrorista” (los kurdos).
La reacción
del Pentágono pareció confirmar la veracidad de la información. También las
excusas poco creíbles del gobierno de Erdogan. Turquía se encontraba molesta por la negativa estadounidense a extraditar al clérigo Fethullah Gülen, a quien
Ankara acusaba de haber orquestado el fallido golpe de Estado de 2016; así como
por la decisión de su aliado de armar a las milicias kurdas sirias.