miércoles, 29 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (IV)

 

ISRAEL

En el bando opositor a la dictadura de Al Assad, además de los terroristas islámicos y de Estados Unidos, también se encontraba Israel. Tel Aviv participó activamente en la guerra siria, cobrando aún más protagonismo, en los meses previos y los días posteriores a la ofensiva insurgente que finalmente derrocó a la dinastía de los Al Assad.

Sus ataques a las fuerzas leales al gobierno, fueron un apoyo directo a la oposición armada. Y resulta imposible de creer que los israelíes no supieran que la fuerza dominante en la oposición siria eran los radicales islámicos. Tampoco parece posible que los estadounidenses no estuvieran al tanto de esto.

El régimen de los Al Assad nunca supuso una amenaza para Israel. Desde 1967, a partir de su victoria en la guerra de los Seis Días, los israelís ocupan territorio sirio. Desde esa fecha, Tel Aviv ha bombardeado el país árabe a su antojo. Siria intento recuperar los Altos del Golán en 1973, pero luego de ese fracaso, aceptó el dominio de sus vecinos y no volvió a responder a sus provocaciones.

Sin embargo, Damasco estableció una alianza con Irán, y en las últimas décadas se transformó en una pieza fundamental para el abastecimiento de Hezbolá en Líbano por parte de Teherán. Esto fue lo que llevó a Israel a tomar partido por la oposición a Bashar al-Assad en la guerra. Así todo, pese a sus constantes ataques a las tropas leales al gobierno, el régimen sirio siempre se abstuvo -salvo contadas excepciones- de emprender acciones contra las fuerzas israelíes que se adentraban en su territorio.

Tras la caída de Bashar al-Assad Israel se dedicó a bombardear activos militares sirios. Desde el gobierno de Netanyahu, adujeron que era para que no cayeran en manos de los insurgentes (dando a entender el peligro que estos representarían por su carácter islamista, sino de todos los grupos, por lo menos de una parte de estos). Pero lo cierto es que estos ataques destruyeron gran parte de las capacidades del ejército sirio, favoreciendo, a fin de cuentas, a los yihadistas del Hayat Tahrir al Shar (HTS) y sus aliados. Según Tel Aviv, la operación destruyó la armada y eliminó el 90% de los misiles tierra-aire con los que contaba el país árabe.

El lunes 9 de diciembre, el ministro de Relaciones Exteriores, Gideon Sa'ar, le dijo a los periodistas que Israel estaba bombardeando instalaciones militares sirias que albergaban arsenales de armas químicas y misiles de largo alcance, para evitar que caigan “en manos de extremistas”.

Para el 10 de diciembre, Israel había llevado a cabo 480 ataques contra objetivos militares en toda Siria, alcanzando la mayoría de los arsenales de armas estratégicas. Ese día, el ministro de Defensa, Israel Katz, dijo que la armada israelí había destruido la flota del régimen durante la noche. Según la CNN, Voz de la Capital, una organización siria, señaló que la campaña de bombardeos nocturnos fue “la más violenta en Damasco en 15 años”.

De los 480 ataques llevados a cabo por la Fuerza Aérea israelí, unos 350 fueron ataques aéreos tripulados contra aeródromos, baterías antiaéreas, misiles, drones, aviones de combate, tanques y sitios de producción de armas en Damasco, Homs, Tartús, Latakia y Palmira, de acuerdo a lo informado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El resto de los ataques fueron en apoyo de las operaciones terrestres dirigidas contra depósitos de armas, estructuras militares, lanzadores y posiciones de tiro.

Las FDI también dijeron que sus barcos atacaron dos instalaciones navales sirias, donde estaban atracadas 15 embarcaciones. Docenas de misiles mar-mar habrían sido destruidos. Las imágenes captadas por fotógrafos de la Agencia AFP revelaron la destrucción a gran escala de buques militares en el puerto naval sirio de Latakia, así como la destrucción de helicópteros militares sirios en la base aérea de Mezzeh, al suroeste de Damasco.

Finalmente, el jueves 12 de diciembre, el Times of Israel publicó que la Fuerza Aérea de Israel anunció que alcanzó la superioridad aérea total en Siria. Las fuerzas de Tel Aviv destruyeron el 86% de los sistemas de defensa antiaérea sirias durante sus ataques. Si bien algunos complejos de defensa antiaérea todavía funcionaban, “no se consideran una amenaza importante para la Fuerza Aérea de Israel, que afirmó que puede operar libremente en los cielos del país”.

Si el ejército sirio tenía alguna oportunidad de contestar el ataque insurgente, Israel liquidó esta posibilidad. Es imposible que Israel no contemplara que el resultado de sus bombardeos no sería otro que apuntalar en el poder a los radicales islámicos del HTS. Israel ayudó a los yihadista a asegurar el control de Siria.

Pero los planes de Israel y Estados Unidos no terminan con el derrocamiento de Bashar Al Assad. Siguiendo la estrategia de destrucción utilizada en Afganistán, Irak y Libia, estadounidenses e israelíes se sacan de encima otro Estado fuerte en la región, uno de los últimos obstáculos que les iban quedando para su dominio total del Medio Oriente. Ahora, Irán, el objetivo final del Pentágono, se encuentra aún más aislado.

El ascenso de los yihadistas al poder es totalmente funcional a los objetivos de Washington y Tel Aviv. Enemigos declarados de Irán, se puede contar con que los extremistas del HTS allanen el camino al caos en Siria, o por lo menos, parecen asegurar un motivo de conflicto permanente. De cualquier modo, representaran siempre una excusa perfecta para la intervención norteamericana. Contra ellos siempre se podrán esgrimir motivos de seguridad para continuar desangrando Siria. Con el HTS al mando, la permanencia de las tropas estadounidenses e israelíes está garantizada en el país árabe.

Lo anterior, también favorece a la política expansionista del Estado hebreo, que nunca se ha conformado con las fronteras que le otorgó la ONU, y persigue de manera pública y notoria expandir su territorio a costa de sus vecinos.

Porque los israelíes no se limitaron a bombardear el país. Su ejército entró en Siria el mismo domingo 8 de diciembre (el día de la caída del régimen), luego de que Netanyahu ordenara apoderarse de la zona de separación desmilitarizada entre los Altos del Golán ocupados por Israel y el resto de Siria.

Al día siguiente, Danny Dannon, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, le trasladó al Consejo de Seguridad por medio de una carta, que las tropas de su país se habían “desplegado temporalmente en algunos puntos”; pero que estas eran “medidas limitadas y temporales para contrarrestar cualquier amenaza adicional a sus ciudadanos”.

El mismo lunes 9 de diciembre, Katz afirmó que Israel estaba creando una “zona de seguridad libre de armas estratégicas pesadas e infraestructuras terroristas” en el sur de Siria, “más allá de la zona de amortiguamiento”. En este sentido, la Voz de la Capital aseguró al día siguiente, que las fuerzas israelíes habían avanzado hasta Beqaasem, a unos 25 kilómetros de la capital siria, y varios kilómetros más allá del lado sirio de la mencionada zona de separación desmilitarizada.

Nadav Shoshani, portavoz del ejército israelí, negó que las fuerzas estuvieran avanzando hacia Damasco, sin embargo, reafirmó que estaban operando en Siria, más allá de la zona de amortiguamiento. La mencionada zona se estableció en 1974; y este despliegue de tropas terrestres, tanto dentro como fuera de ella, se da por primera vez en 50 años. A pesar de esto, desde las FDI han insistido en que “no está interfiriendo con los acontecimientos internos en Siria”.

Los Altos del Golán, son una meseta en el suroeste de Siria que linda con el monte Hermón. Precisamente, la aldea de Beqaasem, se encuentra en las estribaciones sirias del Monte Hermón, que las fuerzas israelíes capturaron el domingo 8 de diciembre. Este, es un punto alto absolutamente estratégico que se encuentra en la frontera entre Siria, Líbano e Israel.

Con 2.814 metros de altura, es más alto que cualquier otro punto de Siria o Israel, y solo es superado por un pico en el Líbano.El pico está a poco más de 35 kilómetros de Damasco, lo que significa que el control de sus estribaciones sirias -también ahora en manos de las FDI- pone a la capital del país árabe al alcance de los cañones de artillería.

Por lo pronto, Tel Aviv ya confirmó que sus soldados permanecerán en la zona siria del monte Hermón hasta finales de 2025, y aprobó un plan para ampliar los asentamientos en los Altos del Golán.

La importancia de Israel en el derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad, así como en la llegada al poder de los yihadistas del HTS, es notoria. Israel nunca hizo nada para ocultarla.

El 9 de diciembre, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo en una conferencia de prensa: “El colapso del régimen sirio es un resultado directo de los duros golpes con los que hemos golpeado a Hamas, Hezbolá e Irán”. “El eje aún no ha desaparecido, pero como prometí, estamos cambiando la cara de Oriente Medio.

Declaraciones que parecen confirmar su alianza con el yihadismo y su papel en allanarles el camino al gobierno de Siria. Así como el vínculo de Estados Unidos con el terrorismo islamista, teniendo en cuenta que Israel, no solo es el principal representante de los intereses estadounidenses en la región, sino que, al depender su propia existencia de su poderoso aliado, es casi imposible que actúe sin la aprobación de Washington.

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