SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (V)
MONARQUÍAS ÁRABES
Los vínculos de Estados Unidos con el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el
resto de los grupos yihadistas sirios también parecen quedar en evidencia con
la actuación de sus aliados árabes en el conflicto sirio.
Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes
Unidos apoyaron militarmente a la oposición siria desde el comienzo de la guerra.
No solo financiaron y armaron a las milicias. En el plano diplomático, rompieron
lazos con el régimen de Assad y procedieron a aislarlo. Su respaldo a la
insurgencia fue público. En la cumbre anual
del Consejo de Cooperación del Golfo de 2011, la declaración pedía a Assad que “detenga
inmediatamente la máquina de matar, ponga fin al derramamiento de sangre y
libere a los detenidos”.
Pese a que los Emiratos Árabes Unidos habían restablecido sus contactos en 2018,
los países árabes, en su conjunto, recién reanudaron sus relaciones con Siria una
década después. En marzo de 2022 Abu Dabi recibió a Bashar Al Assad, en lo que fue la primera visita del ex
mandatario a un país árabe desde que comenzase la guerra en 2011. A su vez, Siria fue
readmitida en la Liga Árabe en mayo de 2023.
Sobre Qatar, en particular, un artículo de la BBC señalaba que, “ha
habido informes en los últimos días de que Qatar -quien se dice que durante
mucho tiempo ha apoyado al HTS- parece estar liderando el esfuerzo de las
naciones árabes para crear un gobierno de transición en Siria”.
El medio ingles informó que se cree que tanto ricos qataríes como el
mismo gobierno han apoyado financieramente a grupos islamistas en Siria, vínculos que habrían alcanzado al Frente Al Nusra,
un afiliado de al Qaeda. De hecho, sauditas y emiratíes han acusado a Qatar de
apoyar -además de a Al Qaeda- al Estado Islámico.
Algo parecido afirma el diario español Publico. Qatar brindó apoyo
financiero, diplomático y, en algunos casos, militar a la oposición. Respaldo que
incluiría a algunas milicias con lazos con facciones más radicales e islamistas.
Por su parte, la BBC asegura que Arabia Saudita envió importante ayuda
militar y financiera a la oposición, entre ellos, a los grupos islamistas.
No es de extrañar que Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos
hayan financiado a los yihadistas sirios; su ideología no dista en nada a la de
estas organizaciones. Qatar y Arabia Saudita adhieren al wahabismo, una de las interpretaciones más conservadoras del
Corán. Es por eso que tienen un largo historial financiando
al terrorismo islamista.
Arabia Saudita, por orden de Estados Unidos, fue de los principales
financiadores de la yihad afgana que en los años ochenta combatió a los
soviéticos y propició la creación de los talibanes. Y aunque los talibanes no son estrictamente
wahabitas, esta concepción fue muy influyente en el surgimiento y la
conformación de su propia visión.
Cabe recordar, que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se
encontraban entre las solo tres naciones que reconocían al primer gobierno
talibán en Afganistán (1996 a 2001). En tanto que fue en
Doha, la capital de Qatar, donde estadounidenses y talibanes firmaron la paz el
29 de febrero de 2020, que facilito a los extremistas islámicos retomar el
control del país al año siguiente. En todo ese tiempo,
Qatar sirvió de intermediario entre Estados Unidos
y los talibanes.
En 2017 un grupo de países del golfo Pérsico -Bahrein, Emiratos Árabes
Unidos, Yemen y Egipto- liderados por Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas
con Qatar, al que acusaban de apoyar el terrorismo.
No era la primera vez que se señalaba a los cataries de mantener vínculos con grupos
terroristas, pero sí se trató de la crisis más importante causada por este
hecho. En 2014 el jeque de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Thani, defendió a su país
de las acusaciones de mantener vínculos con grupos como Al Qaeda y el Estado
Islamico, alegando que su país también los considera terroristas.
En tanto que, sobre los Emiratos Árabes también pesan denuncias sobre su
asociación con algunas milicias yemeníes vinculadas a Al Qaeda, así como el reclutamiento de ex miembros de esta organización para luchar contra los hutíes.
Arabia
Saudita es la máxima potencia regional y el aliado árabe más importante de Washington desde 1945.
Qatar no se queda atrás, mantiene desde 1992 un significativo acuerdo de
cooperación en defensa y alberga la mayor base militar estadounidense en Medio
Oriente desde 1996. Completa la triada de poderosas monarquías del Golfo,
Emiratos Árabes Unidos, otro de los puntales del Pentágono en la región.
Mas que
una asociación entre iguales, la supervivencia de estos mandatarios depende de la Quinta
Flota de Estados Unidos.
Todo el poderío económico y militar que han acumulado, lo han hecho
exclusivamente al amparo de los norteamericanos. Si algún día Washington
llegase a retirarle su respaldo, todo lo que han construido se desmoronaría y los
mandatarios de estos países se verían en serias dificultades para mantener su
reinado.
Es por
eso que no parecería muy probable que se arriesgaran a financiar al yihadismo
sin el consentimiento del gobierno estadounidense. De todos modos, aun si no
contasen con una autorización explicita, es imposible que en Washington no estén
de acuerdo con este apoyo, al fin y al cabo, fueron ellos quienes establecieron
alianzas con estas dictaduras fundamentalistas, cuya ideología no se diferencia
en gran parte de la de los grupos terroristas islámicos.
Rápidamente, Arabia Saudita expresó su apoyo a la toma
de poder de los yihadistas del HTS: “El Reino afirma su apoyo al hermano pueblo
sirio y sus elecciones en esta etapa crítica de la historia de Siria, y hace un
llamado a los esfuerzos concertados para preservar la unidad del épico pueblo
sirio, de manera que los proteja –si Dios quiere– de caer en el caos y la
división”, se lee en un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores
saudí.
En tanto que, no ocultó su oposición al régimen de Assad: “Durante
muchos largos años, durante los cuales cientos de miles de personas inocentes
fueron asesinadas y millones fueron desplazadas y refugiadas, y durante los
cuales milicias extranjeras devastaron Siria para imponer agendas extranjeras
al pueblo sirio”.
A su vez, desde Qatar expresaron “un firme apoyo al hermano pueblo
sirio, que se esfuerza por construir su estado sobre las bases de la justicia,
la paz, la estabilidad y la prosperidad”. “Nos gustaría ver al pueblo sirio en
condiciones de crear el futuro de Siria, pidiendo ayuda a quien pueda
proporcionársela y siendo tratados con buena fe (…) Y eso es lo que estamos
haciendo por nuestra parte, y esperamos que todo el mundo lo siga”.
Al ser consultado por la presencia de extremistas en el nuevo gobierno, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí
respondió: “Comprometerse con ellos, escucharlos, trabajar con ellos y ver si
pueden ser una fuerza para el bien. No deberíamos tratar con ellos con la
noción preconcebida de que no se pueden reformar”.
Mas cauto se mostraron desde Emiratos Árabes. “Escuchamos un lenguaje
razonable y racional sobre la unidad, sobre no imponer un sistema a todos los
sirios. Por otro lado, la naturaleza de las nuevas fuerzas, la afiliación con
la Hermandad Musulmana, la afiliación con Al-Qaeda, creo que todos estos son
indicadores que son bastante preocupantes”, señaló Anwar Gargash, asesor
presidencial del reino.
El 12 de diciembre la CNN informó que una delegación conjunta de Turquía
y Qatar había llegado a Damasco para reunirse con el nuevo líder sirio Ahmed
al-Sharaa. El grupo incluyó al ministro de Relaciones Exteriores de Turquía,
Hakan Fidan; al jefe de inteligencia turca, Ibrahim Kalin; y al jefe de
seguridad estatal de Qatar, Khalfan Al-Kaabi. Por su parte,
Arabia Saudita envió su primera delegación el 22 de diciembre, que también se
reunió con el nuevo mandatario sirio.
El jueves 30 de enero
el emir de
Catar, Tamim bin Hamad al Thani, se convirtió en el primer jefe de Estado en
visitar Siria, donde se reunió con el líder HTS, Ahmad al Sharaa, quien el día
anterior había sido oficializado como presidente. Semanas atrás,
había sido el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdelrahman Al Thani, quien había
visitado Damasco.
En tanto que, el nuevo gobierno sirio eligió Arabia Saudita como su
primera visita oficial al extranjero. La delegación -compuesta por los
ministros de Exteriores, Asaad al Shaibani, y Defensa, Murhaf Abu Qasra, y el jefe de los servicios de
Inteligencia, Anas Jattab- llegaron al reino el primero de enero de 2025. La comitiva luego se
trasladó a los Emiratos Árabes Unidos.
El nuevo presidente, Ahmed al Sharaa, también eligió a la principal
potencia árabe para su primer viaje internacional. El 2 de febrero fue recibido
por el príncipe heredero Mohamed bin Salman. Una semana antes, había
sido el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal
bin Farhan, quien había encabezado una delegación de alto nivel a Damasco.