lunes, 24 de febrero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (VIII)

 

LA DERROTA RUSA II

El 16 de diciembre la CNN ratificaba las informaciones sobre la retirada rusa de Siria, señalandoque, según dos funcionarios estadounidenses y un funcionario occidental familiarizados con la inteligencia, Rusia comenzó a trasladar una gran cantidad de equipo militar de Siria a Libia, donde Moscú estaría presionando a quien detenta el poder en el este de Libia, Khalifa Haftar (con quien mantiene vínculos), para asegurarse un puerto en Bengasi. Estos calificaron la retirada rusa como a gran escala y significativa, aunque aclararon que no estaba claro si era permanente.

Dos días antes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que no podía hacer comentarios sobre esta supuesta retirada. Sin embargo, el secretario de prensa del Pentágono, el general Patrick Ryder, dijo el 16 de diciembre que Estados Unidos estaba operado con mayor libertad en los cielos sirios porque los sistemas de defensa aérea rusos ya no se estaban utilizando dentro del país.

Independiente de la veracidad de estos movimientos, lo cierto es que no bien derrocado Al Assad, el gobierno de Putin inició contactos con los rebeldes para garantizar la seguridad de sus dos bases. La agencia estatal RIA Novosti aseguró que los insurgentes les habían garantizado a las autoridades rusas que las instalaciones militares y sus sedes diplomáticas en el país no corrían peligro; algo confirmado por el propio Putin el jueves 19 de diciembre: “La mayoría abrumadora de ellos nos dice que estarían interesados en mantener nuestras bases militares en Siria”.

A finales de diciembre, su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró que Moscú no había recibido ninguna solicitud de Damasco para revisar los acuerdos relativos a las bases rusas en Siria, añadiendo que estaban allí de conformidad con los tratados firmados. En tanto que Ahmed Al-Sharaa, destacó que Damasco tiene “intereses estratégicos” y que “no queremos que Rusia salga de Siria de una manera que socave su relación con el país”. En aquella oportunidad, el nuevo líder sirio nombró a Rusia como el “segundo país más poderoso del mundo”; una más que elocuente explicación de porque el nuevo régimen no está interesado en entrar en conflicto con quien fue el principal apoyo de su enemigo.

En un artículo del 2 de enero de 2025, Middle East Monitor daba como un hecho que Rusia estaba trasladando material militar desde Tartús a Rusia y al este de Libia, donde tiene presencia militar desde 2018.

El 15 de enero el mismo medio informó que las nuevas autoridades sirias se negaron a permitir la entrada a un barco ruso que venía a retirar equipo militar del país. Aparentemente, el Moscow Times publicó que un buque de carga, llamado Sparta II, había estado a la deriva cerca del puerto de Tartús desde el 5 de enero, después de haber salido del puerto ruso de Baltiysk el 11 de diciembre.

El artículo del Middle East Monitor vuelve a señalar que los eslavos han estado desmantelando e intentando transportar su equipo militar y sistemas de defensa aérea fuera de Siria. Se trataría del traslado de radares de defensa aérea y más de 100 camiones con equipos al puerto de Tartús para evacuarlos por barco, pero que hasta aquel momento, no se habría permitido que ninguno atraque para recoger los equipos y el personal.

Supuestamente, el barco estaba esperando la autorización del nuevo gobierno, por lo que hasta esa fecha, la base aérea de Hmeimim habría sido la única ruta de evacuación rusa.

También se informó que las nuevas autoridades sirias habrían cancelado el contrato firmado por Al Assad con una empresa rusa para gestionar y operar el puerto comercial de Tartús -el segundo puerto más grande del país después del puerto de Latakia-, aunque Damasco no confirmó estas informaciones. El contrato es independiente del acuerdo militar entre Moscú y Damasco sobre la base de Tartús.

Citando al jefe de aduanas de Tartús, Riad Joudy, el 23 de enero el diario sirio Al-Watan indicó que el contrato de inversión había sido cancelado después de que la empresa constructora rusa STG Stroytransgaz no cumpliera los términos del acuerdo de 2019, que incluían inversiones en infraestructura. Esta información fue confirmada por tres empresarios sirios, uno de los cuales trabaja en el puerto de Tartús.

De la misma forma que las nuevas autoridades sirias se ven obligadas a negociar con Rusia, lo mismo sucede con el Kremlin. A Moscú no le importa que se trate de terroristas, lo único que le interesa es mantener su posición estratégica en el Mediterráneo.

Por lo que, finalmente, la primera delegación rusa desde el derrocamiento del régimen de Bashar al Assad llegó a Damasco el 28 de diciembre. La comitiva estuvo encabezada por el viceministro de Asuntos Exteriores, Mijail Bogdanov, y el enviado especial del presidente para Siria, Aleksandr Lavrentiev. La visita se produjo pocos días después de que la UE vinculara el levantamiento de las sanciones a Siria a la retirada de las fuerzas extranjeras de su territorio. La UE ha instado a las autoridades sirias a exigir a Rusia que desocupe sus bases militares en Hmeimim y Tartús. Fueron recibidos por el nuevo líder sirio, Ahmed al Sharaa, su ministro de Exteriores, Asaad al Shaibani, y el ministro de Sanidad, Maher al Sharaa.

Luego de un encuentro que duró 3 horas, los dirigentes sirios dijeron en un comunicado oficial: “La nueva administración… enfatizó que el restablecimiento de las relaciones debe abordar los errores pasados, respetar la voluntad del pueblo sirio y servir a sus intereses”. Según el comunicado, la delegación rusa mostró su “apoyo a los cambios positivos que se están produciendo en Siria”, y que en la reunión se abordó “el papel de Rusia en la reconstrucción de la confianza con el pueblo sirio a través de medidas concretas como la indemnización, la reconstrucción y la recuperación”.

Por su parte, Bogdánov comentó que, “subrayamos que los acontecimientos vividos por Siria en los últimos años y el cambio que se ha producido en el liderazgo de la nación no cambiarán la naturaleza de las relaciones entre nuestros dos países y que Rusia siempre está dispuesta a ayudar a estabilizar la situación y alcanzar soluciones adecuadas para diversos problemas económicos y sociales”. Además de asegurar que “el trabajo en estos proyectos debe continuar con las nuevas autoridades en Siria.

Al abordar el tema de las bases, el viceministro indicó que “hasta ahora no ha habido cambios en el estado de las instalaciones rusas en Tartús y Hmeimim, y se acordó continuar el diálogo en profundidad sobre varios aspectos de la cooperación bilateral”. De acuerdo a fuentes de la nueva administración siria, Al Sharaa dejó claro que “no habrá ningún movimiento inmediato contra los intereses militares rusos”.

La Cancillería rusa comunicó, a su vez, que durante las conversaciones en la capital siria “se acordó continuar los contactos bilaterales con vistas a alcanzar los acuerdos pertinentes con el ánimo de seguir reforzando los multifacéticos lazos y el entendimiento mutuo entre Moscú y Damasco, incluidos los aspectos de política exterior”.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, calificó la visita de “viaje importante”. “Es necesario construir y mantener un diálogo permanente con las autoridades sirias, que es lo que seguiremos haciendo”. Rusia ha declarado que su embajada en Damasco no ha cerrado las puertas y que mantiene contactos “diarios” con las nuevas autoridades sirias.

Según varios informes no confirmados, los sirios han pedido a Rusia la extradición de Assad y la transferencia de 2.000 millones de dólares que el ex dictador tendría en bancos rusos. Cuando los periodistas le preguntaron el miércoles sobre estos requerimientos, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se negó a responder.

El 3 de febrero desde el Kremlin se adelantó que querían continuar las negociaciones con Siria, incluido el destino de su base militar de Tartús. Consultado sobre la delegación rusa que visitó la capital siria, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que “durante las conversaciones, las dos partes acordaron continuar los contactos”, agregando que “hay muchos temas que discutir”.

El 12 de febrero el Kremlin informó que Vladimir Putin, mantuvo una conversación telefónica con Al Sharaa; la primera comunicación directa del presidente ruso con el nuevo liderazgo sirio. Desde Moscú no se hizo mención a las discusiones sobre el destino de las bases.

En tanto que desde la presidencia siria se dijo que Putin había invitado al ministro de Asuntos Exteriores sirio, Asaad Hassan al-Shibani, a visitar Moscú; y que le había transmitido a Al Sharaa que estaba dispuesto a reconsiderar los acuerdos firmados entre ambos países bajo el gobierno de Al Assad.

Los eslavos se juegan mucho en su trato con las nuevas autoridades en Damasco. Recientemente, Siria había recobrado su valor estratégico para Moscú. Rusia ha estado utilizando sus bases aéreas y navales en el país árabe como punto de tránsito para sus crecientes actividades en África, lo que significa que, de fracasar las negociaciones con el gobierno sirio, necesitará encontrar una alternativa para no quedarse sin un puerto en el Mediterráneo.

Por lo pronto, Bogdánov -luego de su visita al país- pidió que se retiren las sanciones económicas contra Damasco; y según el Middle East Monitor, el Banco Central de Siria confirmó que recibió el 14 de febrero 300 mil millones de libras sirias (unos 30 millones de dólares) de Rusia; aunque se trata de parte de un contrato firmado con el gobierno de Al Assad, que tendría que haber llegado a fines del año pasado.

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