EEUU CELEBRA A LOS TERRORISTAS SIRIOS (III)
El 6 de
enero, Estados Unidos emitió una exención para las transacciones con
instituciones gubernamentales sirias, con el propósito de facilitar la
asistencia humanitaria, habilitar algunas transacciones en el sector de
energía, así como el envío de remesas. La medida, conocida como licencia
general, no elimina ninguna sanción, sino que las suspende por seis meses, hasta
el 7 de julio.
El Tesoro de
Estados Unidos dijo que la medida buscaba “ayudar a garantizar que las
sanciones no impidan los servicios esenciales y la continuidad de las funciones
de gobierno en toda Siria, incluido el suministro de electricidad, energía,
agua y saneamiento”. Por
lo que también autoriza transacciones relacionadas con la venta, suministro,
almacenamiento o donación de energía, incluidos petróleo y electricidad, hacia
Siria o dentro de ella.
“El fin del
régimen brutal y represivo de Bashar al-Assad, respaldado por Rusia e Irán,
brinda una oportunidad única para que Siria y su pueblo se reconstruyan”, dijo el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, en un comunicado. “Durante este
período de transición, el Tesoro seguirá apoyando la asistencia humanitaria y
la gobernanza responsable en Siria”, agregó.
Maher Khalil
al-Hasan, ministro de Comercio del gobierno interino de Siria, dijo el lunes
que el país no podía hacer acuerdos para importar combustible, trigo u otros
bienes clave debido a las estrictas sanciones estadounidenses, a pesar de que
muchos países, incluidos los estados árabes del Golfo, deseaban hacerlo. Siria
se enfrenta a una “catástrofe” si las sanciones no se congelan o se levantan
pronto, afirmó.
Por más que
se trate de una exención y que las sanciones contra el gobierno sirio, su Banco
Central y el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) sigan vigentes; se trata de un claro
respaldo a la nueva administración. De hecho, durante la guerra, Washington supo
autorizar algunas actividades económicas en zonas que no estaban bajo el
control del régimen anterior.
El 3 de
enero, los ministros de Exteriores de Alemania y Francia, se convirtieron en
los primeros ministros de la UE en reunirse con el nuevo gobierno sirio.
En declaraciones a los
periodistas, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, expresó
sus deseos de una Siria “soberana, estable y pacífica”; así como su “esperanza
de que las aspiraciones de todos los sirios puedan realizarse”, aunque añadió, “pero
es una esperanza frágil”.
Luego de su
encuentro con Al Sharaa, Baerbock dijo que viajaron a Damasco “para discutir si
es posible un proceso político inclusivo y si los derechos humanos pueden
verdaderamente garantizarse. Toda la cuestión del levantamiento de las
sanciones está vinculada a esto”. Baerbock dijo que las relaciones del nuevo
gobierno sirio con Alemania y la UE estarán condicionadas a que las mujeres y
los hombres de todas las creencias étnicas y religiosas desempeñen un papel en
el nuevo sistema político y que estén protegidos. “Europa apoyará” a Siria en
su transición, “pero no financiará nuevas estructuras islamistas”, declaró Baerbock
al final de su visita.
Antes de partir hacia la capital siria, la ministra del gobierno alemán había afirmado en un comunicado: “Sabemos de dónde viene ideológicamente HTS y lo que ha hecho en el pasado, pero también escuchamos y vemos el deseo de moderación y entendimiento con otros actores importantes”.
El 10 de
enero el ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, se convirtió en la tercera
autoridad europea en visitar Siria, donde se reunió con Ahmed al Sharaa, y con
su homólogo, Asaad al Shibani.
“Italia está
dispuesta a poner de su parte para favorecer el proceso de reformas en Siria.
Tenemos aquí al embajador y queremos estar cerca del pueblo sirio, apoyándolo
en todos los ámbitos. Queremos relanzar la cooperación económica en sectores
cruciales. Queremos ser un puente entre la nueva Siria y la UE”, declaró Tajani
ante la prensa.
En aquella
oportunidad, el ministro habló de la cooperación entre Siria e Italia en
sectores cruciales como la energía, las infraestructuras y la sanidad, y añadió
que podrían iniciarse colaboraciones culturales entre las universidades de
ambos países.
En tanto que
el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Asaad al Shibani, volvió a remarcar que
“las sanciones impuestas a Siria son un obstáculo para la recuperación del país”.
“Acogemos con satisfacción el llamamiento del ministro de Asuntos Exteriores
italiano para que se levanten las sanciones contra Siria”, añadió ante los
medios. Para congraciarse con su interlocutor, también aseguró que estaban
trabajando para que los refugiados sirios retornen al país.
Las palabras
del canciller italiano representaban las posiciones de Europa y Estados Unidos.
Un día antes, se habían reunido en Roma para discutir el futuro de Siria los
ministros de Exteriores de Italia, Francia y Alemania, junto con el secretario
de Estado norteamericano, Antony Blinken, y la Representante de la Unión Europea
para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas.
En sus redes
sociales, Kallas publicó: "En Roma reiteramos la necesidad de un gobierno
inclusivo que proteja a todas las minorías. La UE podría suavizar gradualmente
las sanciones siempre que haya progresos tangibles”.
Antes de la
reunión en Roma, Tajani también mantuvo una conversación telefónica con el
ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan. En un comunicado difundido por la
cancillería italiana, se expresaba que, “existe una voluntad común de trabajar
juntos para fomentar un proceso político inclusivo en Siria que conduzca a la
completa pacificación y estabilización del país”. “Los dos ministros
coincidieron en la importancia de acompañar a las autoridades sirias de facto
en el proceso de transición en curso y en la necesidad de apoyar al país para
afrontar los retos socioeconómicos al término del conflicto civil”, se añadió.
El jueves 16
de enero fue el turno de España. El ministro de Exteriores español, José Manuel
Albares, se reunió en Damasco con Al Shara, y abogó por un levantamiento
progresivo de las sanciones. Albares subrayó que dichas medidas fueron dirigidas
al régimen anterior y no contra los nuevos dirigentes ni la población siria, y
aseguró que el nuevo liderazgo ha ofrecido “garantías” para cumplir con
compromisos clave que facilitarían el apoyo de la UE.
Albares aseguró
que con Al Sharaa abordaron cuestiones sensibles como los derechos de las
mujeres, la protección de minorías religiosas, el control de armas químicas y
la eliminación de laboratorios ilegales de drogas. El ministro afirmó que las
respuestas recibidas son una señal positiva sobre el camino que planea seguir
el nuevo Gobierno.
El 4 de
febrero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, recibió al nuevo mandatario sirio.
Se trató de su segunda visita oficial al extranjero, después de su viaje a
Arabia Saudita a principios de febrero. Tras la reunión, en una
conferencia de prensa conjunta, el nuevo líder sirio dijo que Turquía y Siria
estaban planeando una “estrategia conjunta” en materia de seguridad. Específicamente,
Al Sharaa reveló: “Discutimos las amenazas que impedirían la unidad de las
tierras sirias en el noreste de Siria”, aludiendo a la presencia de las fuerzas
kurdas en la frontera entre ambos países.
Por su
parte, el mandatario turco afirmó que Ankara y la administración siria están de
acuerdo en todos los asuntos. Erdogan elogió el coraje del pueblo sirio en su
lucha contra el antiguo régimen opresor. “No dejamos solos a nuestros hermanos
sirios durante los tiempos difíciles, y continuaremos brindándoles el apoyo
necesario en esta nueva fase”, destacando que Turquía había estado al lado del
pueblo sirio sin vacilaciones desde el principio.
Erdogan
calificó la visita de Al Sharaa a Turquía como histórica, marcando el comienzo
de una amistad y cooperación duraderas entre los dos países. “Hablé con mi
querido hermano, Al Sharaa, sobre los pasos conjuntos que podemos tomar para
establecer la seguridad y la estabilidad económica en Siria”, agrego. También señaló
que Ankara reabrió su embajada en Damasco y que pronto establecería un
consulado en Alepo.
Se cree que
el encuentro entre presidentes abordó la firma de un acuerdo de defensa que,
entre otras cosa, consolidaría, e inclusive ampliaría las bases y la presencia
militar turca en Siria.
Erdogan no
solo blanqueó el apoyo de su gobierno a los yihadistas durante la guerra, sino
que, dentro del bando estadounidense, se ha constituido como el principal
respaldo del nuevo régimen. Las exportaciones turcas a Siria aumentaron un 20% en
diciembre del año pasado y un 38% en enero de 2025, según recoge Reuters en base a datos de la Asamblea de Exportadores Turcos.
Las
exportaciones turcas de maquinaria aumentaron un 244% en enero; las de cemento,
vidrio y cerámica crecieron un 92%, las de metales un 73%; y los envíos de
frutas y verduras se triplicaron.
El boicot
económico al gobierno de Al Assad por parte de Ankara fue claro. De acuerdo a
los datos oficiales turcos, en 2024, sus exportaciones a Siria ascendieron a
2.200 millones de dólares, mientras que sus importaciones fueron de 437
millones de dólares. En cambio, según Bilgehan Engin, presidente de la
Asociación Turca de Transporte y Logística, las exportaciones “podrían ser de
más de 6 mil millones de dólares si el comercio no se viera afectado por los
acontecimientos en Siria en los últimos 13 años”.
Pero con las
nuevas autoridades en Damasco, Ankara ha tomado medidas para proporcionar electricidad y restablecer los vínculos bancarios. Además, el 23 de enero de 2025 Turkish
Airlines ya era una de las pocas aerolíneas que habían reanudado sus vuelos a
Damasco, tras una suspensión de 13 años. En esa línea, el 7 de febrero
Turquía envió un equipo técnico de 25 miembros para comenzar a trabajar en la
restauración del Aeropuerto Internacional de Damasco, confirmó el 16 de febrero
el ministro de Transporte e Infraestructura del país, Abdulkadir Uraloglu. Ankara
también envió equipamiento para la operativa del aeropuerto.
Finalmente,
el 8 de febrero, el gobierno turco decidió levantar todas las restricciones a
las exportaciones e importaciones a -y desde- Siria, así como a las mercancías
en tránsito; por lo que volverán a estar sujetas a las mismas condiciones que
se aplican a otros países.