domingo, 15 de diciembre de 2024

 

SIRIA: SON TERRORISTAS ISLÁMICOS

Desafortunadamente, la caída de la dinastía Al Assad no traerá nada bueno para el pueblo sirio. Esta no es una rebelión de los sirios, esta no es su victoria. De las genuinas y legitimas manifestaciones populares iniciadas en 2011 -cruelmente reprimidas por la dictadura- ya no queda nada. Las esperanzas de su gente quedaron atrapadas en medio de una disputa entre potencias, donde los sirios no tenían (ni tienen) nada que ganar.

Nada puede esperar el pueblo de los terroristas islámicos que acaban de hacerse con el poder. El levantamiento fue conducido y protagonizado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) (en español, Organismo de Liberación del Levante). El HTS es parte de la coalición militar Al Fatá al Mubin (La Gran Conquista) -creada en 2019- y que luego de un cambio de nombre, ahora se la conoce como Comando de Operaciones Militares. Además del HTS, la alianza está compuesta por otras organizaciones islamistas que gobiernan la provincia de Idlib.

Si bien el HTS es el grupo más importante, también han participado del derrocamiento de la dictadura de Al Assad, el Ejército Nacional Sirio, las milicias kurdas y otros grupos de carácter islamista, incluido el Estado Islámico.

El HTS tiene sus orígenes en el Frente al-Nusra, el antiguo brazo de Al-Qaeda en Siria. Su líder es Abu Mohamed al Jolani. Según el medio español Publico, Al Jolani se inició en la yihad en 2003 tras la invasión estadounidense en Irak, supuestamente para luchar contra el invasor. De hecho, fue arrestado por los americanos y pasó en total cinco años encerrado en diferentes cárceles iraquíes.

Al Jolani, fue desde el inicio de la guerra en 2011, el hombre de Al Qaeda en Siria. Fue en aquel año, que Abu Bakr al Bagdadi -quien fue luego el primer líder del Estado Islámico-, le encargó que estableciera una rama de Al Qaeda en Siria. De esta manera surgió el Frente al Nusra en 2012, que contaba con "miembros, dinero, armas y asesoramiento directamente de Al Qaeda", de acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU. En 2016 Al Jolani se alejó de Al Qaeda, disolvió el Frente al Nusra y creó el Frente de la Conquista del Levante, el cual al siguiente año pasó a llamarse HTS, al fusionarse con otros grupos.

Supuestamente, este camino emprendido por Al Jolani, es el resultado de la moderación de sus planteamientos, como asegura gran parte de la prensa occidental. Sin embargo, es probable que su intentó de desvincularse de sus raíces extremistas, solo se trate de una medida para posicionarse como un interlocutor válido para la comunidad internacional.

De todas maneras, todo esto no fue suficiente para Washington. Al Jolani y su organización siguieron siendo considerados terroristas por Estados Unidos (la incluyó en su lista de grupos terroristas en 2018) y por el Consejo de Seguridad de la ONU. Inclusive, Washington le puso precio a su cabeza en 2017: nada más ni nada menos que 10 millones de dólares. Recompensa todavía vigente, informa Publico. De hecho, en los primeros días del levantamiento, el gobierno de Biden expresó que Estados Unidos "no tiene nada que ver con esta ofensiva, dirigida por Hayat Tahrir al-Sham, organización designada terrorista".

Occidente acusa al líder del HTS -cuyo verdadero nombre es Ahmed al Sharaa (Al Jolani es su apelativo de guerra)- de cometer crímenes contra los derechos humanos en sus años de yihadismo, siendo parte de las atrocidades cometidas por los islamistas en el extenso conflicto sirio.

Pero ahora, Al Jolani y su HTS han logrado derrotar al enemigo común, y Estados Unidos parece dispuesto a olvidar su pasado. Algo fácil de hacer, teniendo en cuenta que han combatido en el mismo bando desde el principio de la guerra. Por lo tanto, ahora desde occidente se subraya la transformación del HTS que, pese a no abandonar su rigurosidad religiosa y a su voluntad de imponer por la fuerza su ley, parece haber abandonado la idea de la yihad global. Y a pesar de que hasta hace poco propugnaba la creación de un estado islámico en Siria y la aplicación de la sharía (la ley islámica), ahora, se afirma que solo pretende la creación de un califato islámico en su país.

Leila Nachawati cita para un artículo de Publico a un periodista sirio con amplia experiencia en las áreas controladas por el HTS, Fared Al Mahlool, quien afirma que: “Aunque HTS es de corte islámico, no es extremista en el sentido en que lo es ISIS. No imponen estrictas leyes religiosas sobre la población, como obligar a las mujeres a vestir de una forma específica”. Sin embargo, “han cometido abusos contra la población, como todas las facciones, aunque en los últimos años estos han disminuido".

Estas promesas de moderación, hacen recordar a las de los talibanes en el marco del acuerdo de paz firmado con EEUU, que le devolvió el poder a los integristas islámicos en Afganistán.

“Extrañamente moderados y conciliadores, aunque firmes en su defensa de la ley islámica”. De esta forma consignaba la BBC la actitud y el comportamiento de los representantes del gobierno talibán en su primera conferencia de prensa desde su vuelta al poder. “Va a haber una amnistía. No habrá ninguna venganza”, señaló en aquella oportunidad el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid. “Hemos perdonado a todos los que han luchado contra nosotros en aras de la estabilidad y la paz en Afganistán. Han terminado las animosidades. No queremos enemigos externos o internos”, añadió.

En tanto que, sobre los derechos de las mujeres, Zabihullah Mujahid expresó: “Vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco. Las mujeres van a ser muy activas dentro de nuestra sociedad”. Y cerró afirmando que, “hay una diferencia entre lo que somos ahora y lo que éramos hace 20 años (…) Ha habido un proceso de evolución”.

Tan solo tres días después, un informe confidencial de la ONU daba cuenta que los talibanes estaban llevando a cabo una cacería puerta a puerta de sus enemigos. En cuanto a las mujeres, a un año y medio de la vuelta al poder de los integristas, el medio ingles titulaba: “Afganistán no es un país, sino una jaula para las mujeres”.

En el caso del HTS, los hechos también parecen contradecir estas promesas. Según informa Publico, en febrero de este año, grupos de manifestantes salieron a las calles de algunas ciudades de Idlib pidiendo la caída de Al Jolani, protestas que continuaron durante algunos meses. La gente demandaba el fin de las violaciones de derechos humanos en las cárceles, reformas económicas para mejorar las malas condiciones de vida, así como el fin del monopolio del HTS en la toma de decisiones.

De acuerdo al medio español, las unidades de seguridad del HTS atacaron a los manifestantes con palos y gases lacrimógenos; a pesar de que al mismo tiempo -con el fin de contentar a la población-, emitieron un decreto de amnistía general para quienes cometieron delitos, pero hubieran mostrado buena conducta. El informe de septiembre de 2024 de la Comisión de Investigación sobre Siria (creada por la ONU), determinó que, luego las protestas, se llevaron a cabo campañas de arrestos contra miembros del propio HTS, grupos rivales, partidos políticos y civiles. Además, el informe aseguró que los detenidos fueron sometidos a tortura.

Es el HTS el que colocó a Mohamed al Bashir como nuevo primer ministro de la nación árabe. Éste será el encargado de formar un Gobierno de transición que se mantendrá en funciones durante tres meses. Así quedó establecido tras una sesión del Consejo de ministros, en la que se han traspasado los poderes del gabinete del anterior régimen a un nuevo Ejecutivo. Un encuentro que contó con la presencia del primer ministro de Al Assad, Mohamed Ghazi al Jalali. “Este encargo fue por parte del Mando General. Se nos ha encomendado llevar el Gobierno de Siria en funciones hasta 1 de marzo de 2025”, dijo Al Bashir.

Al Bashir es un hombre del HTS. Desde enero de este año fungía como presidente delGobierno de Salvación, la rama política y civil del grupo islamista, que se creó en Idlib, para gobernar la provincia del noroeste sirio, bastión opositor. Antes de eso, fue ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios bajo el que era entonces el cabecilla de esa Administración en Idlib, Ali Keda. Establecido en 2017, el Gobierno de Salvación organizó ministerios, departamentos, así como autoridades judiciales y de seguridad para administrar la zona. Al Bashir se encontraba al frente del gobierno cuando se reprimieron las mencionadas protestas de febrero.

 

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