ESTADOS UNIDOS LE ESTA GANANDO LA GUERRA A RUSIA III
EL INICIO DE
LA GUERRA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA RUSIA II
Por más ilegitima y criminal que haya sido la imposición de
regímenes vasallos por parte de la URSS en sus países vecinos, resulta difícil
negar el carácter defensivo de esta política. Incluso cuando esta conducta
imperialista no tuvo ese cometido, como en Turquía e Irán, tampoco se puede
pasar por alto que se trata de territorios cercanos a las fronteras del gigante
eslavo. Pero si estas razones no justifican el accionar del Kremlin en la
región, mucho menos pueden explicar la presencia del ejército estadounidense,
tan lejos de sus costas. Es innegable que las posiciones norteamericanas en la
zona forman una avanzada contra los eslavos. No bien terminada la segunda
guerra mundial, este indisimulado ataque contra la soberanía rusa, tuvo como
una de sus bazas principales la bomba atómica.
El 14 de junio de 1946 Estados Unidos presentó en la ONU su
plan para el control internacional de las armas atómicas, el cual incluía
inspecciones y otros detalles que sin dudas los soviéticos rechazarían. Para
Moscú, Estados Unidos pretendía monopolizar la producción de armas atómicas. El
mensaje para los soviéticos quedo más que claro cuando los norteamericanos decidieron
seguir adelante con una prueba atómica el 1 de julio en el atolón de Bikini, en
las islas Marshal. En ese momento los estadounidenses ya contaban con un
arsenal de bombas, plantas de fabricación en funcionamiento, bombarderos B-29 y
B-36 para transportarlas y bases en la mitad del planeta desde donde estos
despegarían.
Después de la segunda guerra mundial, Estados Unidos fue
aumentando su arsenal atómico; pasando de trece a mediados de 1947, a las
trescientas a mediados de 1950. También aumento su capacidad para utilizarlo. En
1948 se diseñó el Emergency War Plan, que proponía el uso de todo el arsenal
atómico “en un solo ataque masivo” contra la URSS. El Estado Mayor Conjunto
aprobó el plan a fines de año. Con ciertas reservas, Truman ratificó la
decisión. En agosto de 1949 la URSS logró hacerse con la bomba atómica; el
mismo año en que los comunistas lograron imponerse en China. Truman aceleró los
planes para ampliar el arsenal estadounidense, y el Estado Mayor Conjunto pidió
por el desarrollo de una bomba de hidrogeno.
Al mismo tiempo que cercaba a los
soviéticos por el oeste, Estados Unidos movía fichas en su flanco este. Moscú observó
cómo Washington reforzaba a Japón militar y económicamente, mandaba tropas a la
isla y avanzaba hacia un tratado de paz sin ellos. Los generales
norteamericanos advirtieron de que excluir a los rusos de dicho tratado podría
provocar que atacasen Japón. Sin embargo, el 24 de junio de 1950 los soviéticos
atacaron Corea del Sur, controlada por los estadounidenses. La guerra de Corea
allanó el camino a la remilitarización estadounidense. Truman elevó el presupuesto de defensa de 1951, que casi duplicó el del año anterior. Este
continuó creciendo hasta alcanzar los más de cincuenta mil millones de dólares
en 1953 -es decir, poco más del 10% del PBI-, cuando en 1949 era de trece mil
millones. Y
Corea era sólo una pieza en Asia, Estados Unidos también tenía intereses en
Vietnam y Filipinas. A la par, la OTAN se transformó en una organización
militar estable, con un comandante norteamericano y tropas estacionadas en
Europa.
El 12 de agosto de
1953 los soviéticos probaron con éxito una bomba de hidrógeno de cuatrocientos
kilotones en Kazajstán, aunque mucho menos potente que la de sus rivales, Moscú
recortaba distancias con Washington. Sin embargo, al mismo tiempo, eran los
estadounidenses quienes se acercaban aún más a las fronteras de la URSS (esta
vez por el sur). En agosto de ese mismo año, la CIA ayudó a derrocar al
gobierno de Mossadeq en Irán; reinstalando en el poder al sah Reza Pahlevi
-quien gobernaría 25 años junto a la Casa Blanca- en un país que compartía mil
kilómetros de frontera con la URSS. Los soviéticos entendieron que, lejos de
intentar recomponer las relaciones tras la muerte de Stalin, la Casa Blanca las
tensionaba.
En
todas estas disputas es innegable que Estados Unidos actuó como agresor y la
Unión Soviética como agredida: fueron los norteamericanos quienes avanzaron
sobre las fronteras de los eslavos y no al revés. Esto no justifica ni legitima
el derecho que se arrogaba por aquel momento (y que se arroga ahora en Ucrania)
Moscú a disponer de sus países vecinos para garantizar su propia seguridad,
pero no puede ser pasado por alto a la hora de entender el conflicto entre
ambas potencias. La amenaza occidental a Rusia era tan real ayer como lo es
hoy, y no un invento de los eslavos. De hecho, Estados Unidos era un reconocido
y abierto enemigo de la Unión Soviética, y la segunda guerra mundial solo fue
un breve paréntesis (aunque no del todo) en su lucha contra los eslavos. El
gobierno de Woodrow Wilson apoyo a los zaristas en la guerra civil rusa de
1918-1920 que buscaba derrocar al nuevo Estado Socialista, y junto a Francia y
Gran Bretaña participó de la coalición internacional que invadió Rusia con él envío
de 15.000 soldados estadounidenses. De hecho, Washington no
reconocería al gobierno soviético hasta 1933.
La situación cambió con la
segunda guerra mundial, aunque no del todo. Pese a que estadounidenses y
soviéticos formaron alianza para combatir a Alemania, lo cierto es que Roosevelt
y Churchill dejaron deliberadamente que los nazis infligieran el mayor daño posible
a la Unión Soviética antes de intervenir en Europa. Cuando en 1939 Hitler invadió Checoslovaquia, el avance alemán hacia el este
encendió las alarmas en Moscú. Stalin entendió que pronto le llegaría el turno
a su país, por lo que hizo un llamado a Londres y Paris para conformar un
bloque en defensa de Europa oriental; sin obtener respuesta. En realidad, esta
no era la primera vez que lo hacía. El Kremlin llevaba años pidiendo a
occidente un pacto para detener a Hitler y a Mussolini, al punto de unirse a la
Sociedad de Naciones estadounidense en 1934. Sin embargo, ninguna de las
potencias había accedido a adoptar medidas de seguridad conjuntas frente a los
fascistas. El 22 de junio de 1941 los temores de los soviéticos se hicieron realidad,
Alemania ponía en marcha la Operación Barbarroja.