jueves, 23 de octubre de 2025

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (IX)

 

ATAQUE IRANÍ A BASE ESTADOUNIDENSE EN QATAR (II)

Finalmente, Associated Press (AP) publicó imágenes satelitales de Planet Labs que muestran la destrucción de una cúpula geodésica que albergaba sistemas de comunicación críticos utilizados por el CETCOM para comunicaciones seguras. Los daños fueron estimados en 15 millones de dólares. En tanto que el resto de las instalaciones de la base parecen prácticamente intactas, salvo algunos daños visibles en un edificio cercano.

Por su parte, el Tehran Times reportó escombros y daños colaterales a las estructuras circundantes. Desde el medio iraní afirmaron que, aunque la base permaneció operativa, sufrió la pérdida de un componente clave para la guerra electrónica.

Previo a la aparición de estas imágenes, AP también informó que un asesor del ayatolá Alí Jamenei había declarado que las comunicaciones de la base se habían interrumpido tras el ataque. “Todo el equipo de la base quedó completamente destruido y ahora el flujo de mando estadounidense y la conexión entre la base de Al Udeid y sus demás bases militares se han cortado por completo”, clamó Ahmad Alamolhoda.

Alamolhoda pudo haber exagerado, pero fue mucho más preciso que el mandatario norteamericano. Es que al igual que sus pares en Washington, Teherán demostró durante la guerra que, de ser necesario, no tiene problemas para tergiversar u ocultar la realidad.

Otro asesor de Jamenei, Ali Larijani, declaró que seis misiles impactaron directamente en la base. Desde los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán también aseguraron que media docena de misiles habían alcanzado la instalación militar. Las Fuerzas Armadas iraníes informaron a través de un comunicado que habían golpeado “la base aérea Al Udeid en Catar con un devastador y poderoso ataque con misiles”.

En ese primer momento, se habló de varias bases estadounidenses atacadas, tanto en Qatar como en Irak.

La debilidad del ataque iraní también se vio en la cantidad de proyectiles disparados. Desde el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán señalaron que “el número de misiles utilizados en esta exitosa operación fue equivalente al número de bombas que Estados Unidos utilizó en su ataque a las instalaciones nucleares de Irán”. 

Sin embargo, este cálculo solo incluyó las 14 bombas anti búnker lanzadas sobre Fordo y Natanz. Los iranies parecieron olvidarse de los 30 misiles crucero Tomahawk que los submarinos de la Armada estadounidense dispararon contra Isfahán y Natanz. Otra indisimulada muestra de contención y prudencia de los gobernantes de la república islámica.

Pese a los daños generados en la base del Al Udeid, Irán no pudo asestarle un golpe semejante al que Estados Unidos le propinó a sus instalaciones nucleares. Teherán ni siquiera lo intentó, su respuesta solo buscaba salvar las apariencias y no infligir perdidas que obligasen al Pentágono a atacar con más fuerza.

De ahí, la rápida aceptación del alto al fuego propuesto por Trump. Una clara imposición norteamericana que los persas se vieron obligados a acatar, pese a que habían manifestado que, si bien Israel había comenzado la guerra, ellos la terminarían. 

Los términos del alto al fuego no eran equivalentes para ambas partes. “Oficialmente, Irán iniciará el alto el fuego y, a las 12 horas, Israel iniciará el alto el fuego y, a las 24 horas, el mundo celebrará oficialmente el fin de la guerra de los 12 días”, explicó Trump cuando anunció, el 23 de junio, que ambos países habían acordado el cese de las hostilidades.

De hecho, Teherán, en principio, negó cualquier acuerdo. Su ministro de Asuntos Exteriores, Seyed Abás Araqchi, aseguró: “En este momento, no existe ningún acuerdo en materia de alto al fuego o suspensión de operaciones”. Sin embargo, al mismo tiempo expresó que, “si el régimen israelí detiene su agresión ilegal contra el pueblo iraní antes de las 04:00 horas de esta madrugada, no tenemos intención de continuar nuestra respuesta”.

El canciller agregó que la “decisión definitiva respecto a la suspensión de operaciones militares por nuestra parte se tomará en su momento”. De esta manera, Irán se acogió a lo establecido por Washington, sin hacerlo de manera notoria ni oficial; de manera tal que pareciese que ellos dictaron el final del conflicto, logrando cumplir con su promesa de ser ellos quienes terminasen el conflicto. 

En las horas previas al fin de los combates, ambas partes intercambiaron fuertes ataques. Con el alto al fuego ya en vigor, Israel acusó a Irán de violarlo, lo cual Teherán negó. Luego, Israel sí reconoció haber respondido con un ultimo ataque, a partir del cual, no se registraron más intercambios. Según un comunicado de la oficina de Netanyahu, Israel “se abstuvo de realizar más ataques” después de que el primer ministro se comunicara con Trump.  

Los iranies afirmaron que ellos ganaron la guerra. Que su respuesta (además de los golpes infligidos) agotó los recursos defensivos de Israel y Estados Unidos, obligándolos a pedir el fin de los combates. Los iranies aseguraron que, de continuar la guerra, no hubiese quedado nada de Israel. Por lo que no se entiende ¿Por qué si estaban ganando la guerra no siguieron adelante? ¿Por qué si era cuestión de días alcanzar la victoria total aceptaron la propuesta del enemigo de poner fin a los combates?

 

lunes, 20 de octubre de 2025

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (VIII)

 

ATAQUE IRANÍ A BASE ESTADOUNIDENSE EN QATAR (I)

En los días previos al ataque estadounidense, el gobierno iraní advirtió que, de concretarse este, su respuesta seria decisiva.

El 18 de julio, cuando ya habían comenzado a circular los informes de que Trump estaba considerando actuar militarmente contra las instalaciones nucleares iraníes, la televisión estatal de este país leyó una declaración del ayatolá Alí Jamenei, en la cual este avisaba de que “las pérdidas que sufrirán en este sentido serán mucho mayores que las que podría sufrir Irán. La pérdida para Estados Unidos, si entra en este campo -si entra militarmente-, será, sin duda, una pérdida irrecuperable”.

Una vez consumado el bombardeo, el comandante en jefe del Ejército de Irán, el general de división Amir Hatami, afirmó, el 23 de junio, que cada vez que EEUU cometió crímenes contra Irán en el pasado, ha “recibido una respuesta contundente, y esta vez también será así”.

Ese mismo día, el portavoz del Cuartel General de Jatam al-Anbiya, el teniente coronel Ebrahim Zolfaghari, dijo que los norteamericanos enfrentarán “consecuencias graves, lamentables e impredecibles, con operaciones poderosas y selectivas”.

A pesar de estas declaraciones, lo cierto es que la respuesta de los iraníes al primer ataque de Estados Unidos a su territorio (los estadounidenses ya habían atacado barcos de guerra y plataformas petroleras iraníes en el golfo pérsico en 1987 y 1988, durante la guerra de los persas contra los iraquíes) -que golpeó fuertemente tres de los principales centros de su industria nuclear- quedó bastante lejos de lo prometido por sus dirigentes.

Teherán apuntó hacia uno de los objetivos más importantes del Pentágono en la región. Esto no es cosa menor. Irán disparó 14 misiles balísticos sobre la base aérea de Al Udeid, en Qatar.

Se trata del emplazamiento más grande de Washington en medio oriente. Alberga un cuartel de avanzada del Comando Central de Estados Unidos (CETCOM) y al Centro de Operaciones Aéreas Combinadas. Este último, es el que controla todas las operaciones militares de los norteamericanos en Afganistán, Iraq, Siria y otros 18 países.

La base de Al Udeid es también sede de la 379° Ala Aérea Expedicionaria. Esta unidad, compuesta por varios escuadrones, cuenta con unos 100 aviones en Qatar, incluyendo aeronaves de combate, transporte, inteligencia y reabastecimiento (bombarderos B-1 y B-52, cazas F-16, y aviones de transporte C-17 han operado desde la base).

En Al Udeid están desplegados unos 11.000 soldados (incluyendo personal de la Fuerza Aérea, la Marina y el Ejército), y cuenta con una de las pistas de aterrizaje más largas en la región.

El ataque, fue una acción importante de Irán: fue el segundo ataque de los persas a bases militares norteamericanas, luego del de 2020 a dos instalaciones en Irak, en respuesta al asesinato del comandante Qasem Soleimani. No obstante, se trató de una medida más efectista que efectiva, puesto que no buscó generar daño a la posición estadounidense. Así fue que las instalaciones casi no fueron afectadas, al igual que la flota de aeronaves, y mucho menos se registraron pérdidas humanas.  

Los iranies no podían dejar sin respuesta el bombardeo de sus instalaciones nucleares, pero tampoco podían escalar el conflicto con la primera potencia militar del mundo. Fue por eso que los gobernantes de la república islámica decidieron avisarle a sus pares en Washington que iban a tomar represalia contra Al Udeid antes de lanzar los misiles.

De acuerdo con el Teherán Times, Irán informó a Estados Unidos sobre el ataque con 12 horas de antelación. Sin embargo, la fuente contactada por este medio, aseguró que en la advertencia no se había mencionado específicamente ningún emplazamiento. “Después de nuestra advertencia, evacuaron sus bases en Asia occidental por miedo”, añadió la fuente.

En realidad, la evacuación de los destacamentos por parte del Pentágono (en particular la de Al Udeid) había comenzado con anterioridad, algo de lo que -sin confirmar- dieron cuenta los medios iranies. En Teherán sabían de esto, y ciertamente lo tuvieron en cuenta a la hora de llevar a cabo su limitada respuesta.

La prensa estadounidense dio cuenta el 18 de junio que imágenes satelitales parecían indicar que Al Udeid se encontraba prácticamente vacía. También se informó que la Armada había trasladado activos fuera de Bahréin ante cualquier posible ataque iraní.  

Russia Today también señaló que, de acuerdo a medios especializados, la mayoría de las aeronaves de la base habían sido trasladadas a instalaciones en Europa y oriente medio hace unas semanas ante la posibilidad de un ataque iraní. 

La BBC hizo lo propio el 23 de junio, cuando publicó que, en los últimos días, imágenes satelitales daban cuenta de que Washington había retirado decenas de aeronaves de las pistas de Al Udeid.  

De una cuarentena de aviones que podían verse en imágenes publicadas por Planet Labs el 5 de junio -entre ellos Hércules C-130 de transporte y aviones de reconocimiento-, dos semanas después solo quedaban tres aeronaves.

El 26 de junio, en tanto, el general de la Fuerza Aérea estadounidense Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, declaró que, el mismo día del ataque, “comenzamos a recibir indicaciones y advertencias de que Irán tenía la intención de atacar las bases estadounidenses en la región esa mañana”.

Caine explicó que, “la mayoría de la gente se había mudado de la base para ampliar el perímetro de seguridad, lejos de lo que consideramos que podría ser una zona objetivo”. Por lo que al momento del ataque “solo quedaban dos baterías Patriot en la base, aproximadamente 44 soldados estadounidenses responsables de defender toda la base”.

Trump calificó la represalia de los iranies como “una respuesta muy débil, algo que esperábamos y que hemos contrarrestado con gran eficacia. Se han disparado 14 misiles: 13 fueron derribados y uno fue liberado, ya que se dirigía en una dirección no amenazante. Me complace informar que ningún estadounidense resultó herido y que prácticamente no se produjeron daños”. El mandatario agregó: “Quiero agradecer a Irán por avisarnos con antelación, lo que permitió que no se perdieran vidas ni que nadie resultara herido”.

Dos días después, desde la cumbre de la OTAN en la Haya, volvió a insistir: “¿Vieron que nos dispararon 14 misiles el otro día? y fueron muy amables”, dijo sobre los persas. “Nos avisaron. Dijeron: 'Vamos a dispararles. ¿Es a la una en punto, de acuerdo?'. Dijeron: 'Está bien'. Y evacuaron a todos de la base para que no pudieran resultar heridos, excepto a los artilleros. Se llaman artilleros y tenían 14 misiles de alta tecnología que fueron disparados contra la base de Catar. Los 14, como saben, fueron derribados por nuestro equipo”.

Pero el presidente estadounidense mintió descaradamente. El Pentágono informó el 11 de julio que un misil iraní había alcanzado la base. “El impacto causó daños mínimos a equipos y estructuras de la base”, señaló el portavoz principal del Departamento de Defensa, Sean Parnell. “La base aérea de Al Udeid sigue siendo plenamente operativa y capaz de llevar a cabo su misión”, aseguró.

jueves, 16 de octubre de 2025

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (VII)

 

ATAQUE ESTADOUNIDENSE A INSTALACIONES NUCLEARES IRANÍES (II)

El mismo día del ataque, el 22 de junio, Maxar publicó imágenes de Fordo. Las fotos muestran varios cráteres (se observan al menos seis)  formados por explosiones y también cavidades subterráneas que antes permanecían ocultas dentro del cerro y terminaron expuestas después del bombardeo; lo cual sugiere que los bombardeos habrían logrado penetrar estructuras subterráneas clave, y haber infligido un daño considerable al complejo.

Anteriormente, Planet Labs ya había publicado imágenes que parecían revelar entradas de túneles parcialmente cubiertas con tierra y lo que parecían ser cráteres.

En Natanz, en tanto, las tomas satelitales de Maxar revelaron un cráter de aproximadamente 5,5 metros de diámetro sobre parte de las instalaciones subterráneas.

Mientras que en Isfahán, se podían apreciar grandes marcas negras de quemaduras, así como múltiples edificios derrumbados y escombros por todo el complejo.  

Finalmente, el misterio entorno al paradero y al estado uranio enriquecido de los persas, fue revelado el 11 de septiembre por su ministro de exteriores. Araghchi contó en una entrevista con medios locales, que este se encuentra bajo los escombros de las instalaciones nucleares bombardeadas por Estados Unidos e Israel; y que la OIEA estaba evaluando si se podía acceder a él.  

Se sabía, por declaraciones de la OIEA, que los tres sitios atacados por Estados Unidos contenían material nuclear en forma de uranio enriquecido a diferentes niveles.

El periodista Seymour Hersh, había señalado anteriormente, que el ataque al complejo nuclear subterráneo de Fordo no habría tenido como principal objetivo destruir directamente el material nuclear ni las centrifugadoras, sino más bien, haber colapsar las entradas y ductos de ventilación, dejándolos inaccesibles. Hersh explicó que incluso las más poderosas bombas anti búnker estadounidenses no podían alcanzar las profundidades fortificadas de Fordo, por lo que optaron por sepultar el complejo bajo escombros. 

Dos funcionarios de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EEUU -la encargada de fabricar las Massive Ordnance Penetrator (MOP GBU-57) que se usaron para atacar las instalaciones nucleares persas- le habían comentado a AP, bajo condición de anonimato, que aún desconocían si las municiones habían alcanzado las profundidades para las que fueron diseñadas.

La MOP GBU-57 es la mayor bomba no nuclear de EEUU. Diseñada específicamente para derrumbar las montañas que protegen algunas de las instalaciones nucleares más profundas de Irán y Corea del Norte, posee un alcance de penetración de más de 60 metros antes de explotar. 

Sin embargo, se cree que Fordo se encuentra enterrada a 80 o 90 metros bajo tierra. No obstante, Estados Unidos lanzó doce GBU-57 sobre Fordo y dos sobre Natanz, lo cual aumenta las chances de alcanzar las instalaciones.    

Hersh aseguró que el éxito de la operación fue ponderado en Washington luego de que “los sensores estadounidenses no detectaron aumento de radiación atmosférica”, lo que implicaría que el uranio permanecía intacto, aunque inalcanzable para los iranies.

Justamente, la OIEA señaló que los ataques habrían causado liberaciones radiactivas localizadas dentro de las instalaciones impactadas y efectos tóxicos localizados, pero que Irán le había comunicado que no había registrado ningún aumento en los niveles de radiación fuera de las instalaciones en los tres sitios.

A pesar de las declaraciones de Araghchi, no se puede descartar que Irán haya traslado su uranio a otros emplazamientos no revelados. Sin embargo, la opinión recabada por la prensa estadounidense entre funcionarios de Tel Aviv y de Washington -antes de confirmación del canciller iraní- no se inclinaban en este sentido.

Las fuentes consultadas en aquel momento, estaban convencidas, no solo  de que el material estaba almacenado en los tres sitios atacados por Estados Unidos, sino que había quedado sepultado bajo sus escombros.

Un alto funcionario israelí le comentó bajo condición de anonimato a AP que en su gobierno creían que gran parte del uranio enriquecido iraní se encontraba enterrado a gran profundidad en Isfahán (donde se almacenaba gran parte de este antes de la guerra). El alto cargo agregó que este podría ser recuperado en Isfahán en por los iraníes, pero requeriría de un gran esfuerzo.

El New York Times también tuvo acceso a un alto funcionario israelí. Este les traslado su escaza preocupación por las reservas de uranio enriquecido al 60% que habrían sobrevivido al ataque, ya que cualquier intento por recuperarlo sería casi con seguridad detectado y habría tiempo para atacar de nuevo. Según el diario, funcionarios de inteligencia occidentales confirmaron la evaluación israelí; y agregaron que también creían que gran parte de las reservas estaban bajo los escombros del laboratorio nuclear iraní en Isfahán.

En cuanto al comentado posible traslado del uranio enriquecido de Isfahán, el funcionario israelí le dijo al New York Times que no se movió nada, porque el almacén de Isfahán se construyó a tal profundidad para que ni siquiera las armas estadounidenses más potentes pudieran destruirlo. Pero el ataque destruyó muchas entradas haciéndolo inaccesible para los iranies.

Según el Times, el diseño de Fordo presentaba una vulnerabilidad clave en sus conductos de ventilación, los cuales se adentraban en la planta. Los estadounidenses golpearon con sus bombas de 13.600 kilos dichos conductos, lo que les permitió acercarse más a las salas de control y a las salas de enriquecimiento que si tuvieran que atravesar la roca.

Estadounidenses e israelíes entienden que todas las centrifugadoras en funcionamiento en Natanz y Fordo -unas 18.000 máquinas- resultaron dañadas o destruidas, probablemente de manera irreparable.

Lo que no saben los funcionarios occidentales consultadospor el Times es cuánto tiempo le llevará a Irán recuperar las capacidades perdidas. Según este diario, en los años previos a los ataques, Irán había estado excavando dos instalaciones nucleares subterráneas, una cerca de los laboratorios de Isfahán y otra en Natanz. Y aunque ninguna de ellas fue objeto de los ataques, implicaría una ardua tarea prepararlas para que asuman las funciones de las dos instalaciones de enriquecimiento bombardeadas.

Para empezar, Irán tendría que reemplazar las más de 18.000 centrifugadoras mencionadas que se cree que fueron destruidas o inutilizadas; y no se sabe cuántas centrifugadoras nuevas podrían producir los talleres del país persa.

Si bien el programa nuclear iraní no fue liquidado -como aseguró falsamente el presidente de Estados Unidos-, si ha quedado gravemente dañado. Los persas se encuentran en una posición sumamente precaria. Cualquier intento de rehabilitación que no sea del agrado de Tel Aviv o de Washington, generara, muy probablemente, nuevos ataques. En lo que a esto respecta, la república islámica haría bien en tomarse las amenazas de Trump muy seriamente.

 

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (VI)

 

ATAQUE ESTADOUNIDENSE A INSTALACIONES NUCLEARES IRANÍES (I)

Está claro que el bombardeo estadounidense a la Planta de Enriquecimiento de Uranio de Fordo (el segundo centro de enriquecimiento de uranio de Irán, una fortaleza construida bajo una montaña, solo al alcance de munición exclusiva del ejército estadounidense), a las Instalaciones Nucleares de Natanz (principal centro de enriquecimiento de uranio) y al Centro de Investigación y Tecnología Nuclear de Isfahán (el complejo nuclear más grande de los iranies), ocasionó severos perjuicios a las capacidades nucleares persas. El propio presidente iraní así lo admitió.

En una entrevista del 7 de julio con el periodista norteamericano Tucker Carlson, Mosoud Pezeshkian admitió que, “debido a los ataques ilegales de Estados Unidos contra nuestros centros e instalaciones nucleares, gran parte del equipo y las instalaciones han sido gravemente dañadas. Por lo tanto, no tenemos acceso a ellas”. 

Seis días antes, el ministro de Exteriores de Irán, Seyed Abbas Araghchi, le reconoció a la CBS que, “lo que sabemos hasta ahora es que las instalaciones han sufrido graves y severos daños”. “Debemos esperar a que lleguen los informes para saber si estos sitios podrán volver a operar”, agregó.

El canciller ya se había referido en los mismos términos el 26 de junio en la televisión de su país; y lo ratificó el 28 de julio, cuando en su cuenta de X escribió: “Sí, nuestras instalaciones de enriquecimiento están gravemente dañadas, pero nuestra determinación no lo está”.

Pero una cosa son los graves daños reconocidos oficialmente por Irán, y otra es la destrucción total presumida por la Casa Blanca. “Nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán y detener la amenaza que suponía para el mundo el principal estado patrocinador del terrorismo. Esta noche puede reportar al mundo que los ataques fueron un espectacular éxito militar. Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas”, expresó Trump en su mensaje a la nación, dando a conocer los ataques del 21 de junio.

Trump, y los funcionarios de su gobierno, siempre mantuvieron que los ataques destruyeron las tres instalaciones nucleares iraníes.

Sin embargo, la comunidad de inteligencia fue más cauta. Un informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU (la inteligencia del Pentágono) -basado en una evaluación de daños realizada por el Comando Central de EEUU- señaló que los ataques causaron daños significativos a las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán, pero no las destruyeron.

El documento, filtrado a la prensa, consideró que los ataques, probablemente, solo retrasaron el programa nuclear iraní por seis meses; y que gran parte de las reservas iraníes de uranio enriquecido (400 kg al 60%) se trasladaron antes de los ataques, posiblemente a instalaciones nucleares secretas, por lo que los ataques destruyeron solo una pequeña parte de estas. 

El informe también señalaba que las centrifugadoras resultaron prácticamente intactas. Los impactos se habrían limitado principalmente a las estructuras superficiales, afectando, gravemente, la infraestructura eléctrica de los sitios y algunas de las instalaciones utilizadas para convertir el uranio en metal, necesario para la supuesta fabricación de bombas.

Con respecto a esta filtración, el mandatario estadounidense arremetió en redes sociales: “Fake news CNN, junto con el fracasado New York Times, se han unido para intentar degradar uno de los ataques militares más exitosos de la historia”. Y volvió a insistir con que, “¡las instalaciones nucleares de Irán están completamente destruidas!”.

El 25 de junio, en la cumbre de la OTAN en La Haya, Trump aseguró que los ataques “han retrasado la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares durante muchos años. Este logro puede continuar indefinidamente si Irán no tiene acceso al material nuclear, lo que no tendrá”.

En el encuentro en Holanda, Trump aseguró que el bombardeo destruyó los túneles de acceso a las instalaciones: “No hay forma de que puedas bajar. Todo se ha derrumbado y es un desastre. Y creo que todo el material nuclear está ahí abajo porque es muy difícil de eliminar”. Y finalizó, “creo que fue una destrucción total. No tuvieron oportunidad de sacar nada, porque actuamos con rapidez. Es difícil retirar ese tipo de material, es muy duro y muy peligroso”.

Rápidamente, la OIEA confirmó que había observado cráteres en el emplazamiento de Fordo. Posteriormente, el organismo afirmó que las vías de acceso cercanas a la instalación subterránea y una de sus entradas habían sido alcanzadas. A su vez, su director, Rafael Grossi, indicó que, dada la carga explosiva utilizada (las bombas anti bunker GBU-57)y la extrema sensibilidad de las centrifugadoras a las vibraciones, preveían daños muy significativos en estos equipos.

En tanto que, en la planta nuclear de Isfahán, la OIEA registró que varios edificios del complejo, que no habían sido alcanzados por los ataques previos de Israel, resultaron dañados con misiles de crucero, algunos de los cuales podrían haber contenido material nuclear. Entre estos, algunos relacionados con el proceso de conversión de uranio. También parecían haber sido alcanzadas las entradas de los túneles utilizados para el almacenamiento del material enriquecido.

Mientras que, en el sitio de enriquecimiento de Natanz, la planta de enriquecimiento de combustible fue atacada nuevamente, esta vez, con munición capaz de penetrar el suelo (las mencionadas GBU-57). La OIEA informó que habían identificado dos agujeros de impacto sobre las salas subterráneas utilizadas para el enriquecimiento y el almacenamiento. Basándose en su conocimiento del contenido de estas salas, el organismo consideró que esto podría haber causado contaminación localizada y riesgos químicos.

En una entrevista con la CBS, de finales de junio, Grossi, dijo que Irán aun conservaba, en cierta medida, capacidades de tratamiento, conversión y enriquecimiento de uranio; pero que en Fordo, Natanz e Isfahán, estas habían sido en gran parte destruidas. “Ha habido daños graves, pero no daños totales”, afirmó.

Ante la Junta de Gobernadores de la OIEA del 23 de junio, Grossi reveló que el ministro de exteriores, Abbas Araghchi, le había trasladado el 13 de junio, a través de una carta, que Irán “adoptará medidas especiales para proteger nuestro equipo y materiales nucleares”. Consultado acerca de si Teherán les había revelado si tenían planeado trasladar las centrifugadoras o el uranio ya enriquecido; Grossi respondió negativamente, pero que quizás no tuvieron el tiempo para hacer esos movimientos.

“Desconocemos dónde podría estar este material, o si parte de él pudo haber sido atacado durante esos 12 días. Por lo tanto, parte podría haber sido destruida durante el ataque, pero parte podría haber sido trasladada”, cerró el director de la OIEA.

Cabe destacar, que dos días antes del ataque, imágenes satelitales de Maxar Technologies captaron una actividad inusual de camiones en la zona. De acuerdo al Washington Post, 16 vehículos de carga fueron observados estacionados en la carretera de acceso al complejo nuclear de Fordo; y que al día siguiente, los satélites dieron cuenta de que la mayoría se desplazaron aproximadamente un kilómetro al noroeste.

Aunque también se manejó la posibilidad de que esta actividad en Isfahán y Fordo, correspondiese a trabajos para sellar los túneles de acceso a las plantas subterráneas.

 

sábado, 11 de octubre de 2025

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (V)

 

ATAQUES IRANÍES

No se puede menoscabar la respuesta iraní al ataque sufrido el 13 de junio. Los misiles iranies golpearon a Israel con fuerza. A un país que está acostumbrado a mirar la guerra de lejos, le llevaron el fuego y la destrucción hasta sus propias ciudades. Sin embargo, esto no significa que Irán logro equiparar el daño que los israelíes le generaron en esos 12 días. Las perdidas sufridas por los israelíes fueron muy inferiores a las sufridas por Teherán.

Los iranies golpearon fuerte el Instituto Weizmann de Ciencias, uno de los principales centros de investigación científica del país, y vinculado a la industria de defensa israelí. Fue atacado el 15 de junio, un misil impactó en dos edificios y dañó decenas de otros, reconocieron a la agencia AP desde el instituto.

France 24 señaló que desde el Weizmann habían comentado a la prensa local que más de 45 laboratorios habían resultado dañados y que los costos del ataque eran de cientos de millones de dólares.

Ese mismo 15 de junio, Teherán golpeó en Haifa la mayor refinería de petróleo de Israel (los hebreos solo poseen dos).

Según la investigación del medio francés, imágenes satelitales muestran que, en un edificio situado en la parte oeste de la refinería, el techo se había derrumbado. Además, sus oleoductos y líneas de transmisión también sufrieron daños, según el Times of Israel.

El grupo Bazán, dueño de la planta, debió interrumpir sus actividades durante casi dos semanas, y anunció que previa la reapertura total de sus instalaciones para el mes de octubre. Desde la empresa estimaron el costo de los daños en entre 150 y 200 millones de dólares. En tanto que, tres empleados murieron en el ataque.

El CTP-ISW también comprobó que un misil balístico iraní golpeó una subestación eléctrica en Ashdod, el 23 de junio. Teherán también atacó la planta de energía de Hadera, en Haifa, la central eléctricas más grandes de Israel.

Estos serían tres de los siete impactos en instalaciones petroleras y eléctricas confirmados por el Telegraph.

El 17 de junio, los CGRI llevaron a cabo ataques contra sitios claves de la inteligencia israelí en Tel Aviv, incluidos los cuarteles generales de Aman y el Mossad. Este fue confirmado por The Telegraph, France 24 y el CTP-ISW.

El medio estatal francés y CTP-ISW informaron que un misil impactó en la base Moshe Dayan, a unos cientos de metros del edificio del Mossad, aunque este no habría sido alcanzado. En Moshe Dayan (base Glilot), ubicada en Ramat Ha Sharon, norte de Tel Aviv, tiene su sede la Unidad Central de Recopilación de Inteligencia Unidad 8200, de la Dirección de Inteligencia Militar de las FDI (Aman).    

De acuerdo a France 24, al menos un edificio de la base -un hangar cuyo uso se desconoce- resultó dañado por el misil. En tanto que otros tres misiles impactaron en objetivos civiles cercanos a Moshe Dayan.

En este ataque la embajada estadounidense reportó daños menores por las explosiones cercanas. 

Según el portavoz de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles), Ebrahim Rezai, “el edificio del Mossad fue atacado por misiles iraníes y destruido, y al menos 13 oficiales murieron en este ataque”.

El 19 de junio, las fuerzas armadas persas también golpearon la ciudad sureña de Beersheva, dañando el Centro Médico Universitario Soroka. Irán reconoció lo sucedido, pero insistió en que el hospital en sí no era el objetivo previsto, y que sufrió daños exclusivamente por la onda expansiva de las explosiones cercanas.

Teherán aseguró que el objetivo era la sede del Comando Cibernético de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI C4I) e instalaciones del Parque Tecnológico Gav Yam (ligado a la industria militar del país), ubicadas junto al centro medico. El informedel CTP-ISW establece que, efectivamente, el proyectil habría impactado dentro del parque.

Aunque no queda claro si se trata del mismo hecho, France 24 describe un ataque el 20 de junio, en Beersheva, que coincide con el que afectó al Soroka. Un misil impactó en un estacionamiento -dañando algunos edificios e incendiando coches- ubicado a 300 metros de donde se encuentra una nueva base militar israelí, que alberga el comando sur del Ejército y una división de ciberdefensa y tecnologías de la comunicación (que sería el FDI C4I).

El estacionamiento afectado, también se encuentra cerca del ciber campus de la ciudad, donde tienen sus oficinas las empresas estadounidenses Microsoft, IBM y Dell (instaladas en el Parque Tecnológico Gav Yam).

Los iranies también reportaron ese día ataques a la Universidad Ben Gurion (destruyó instalaciones relacionadas con en el entrenamiento de pilotos y el desarrollo de drones, adujeron desde Hispan TV), otra institución con fuertes vínculos con las FDI.

Los iranies también dispararon contra el Complejo Kirya (HaKirya, también conocido como Camp Rabin) -conocido como el Pentágono israelí-, sede del Ministerio de Defensa de Israel y el Cuartel General de sus fuerzas armadas (el Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, su centro de mando).

Hispan TV publicó que el complejo habría sido alcanzado por un misil, y que de acuerdo con el diario hebreo Walla, la oficina de Netanyahu ahí, así como el resto de la sede, “estarán fuera de servicio durante unos cuatro meses debido a obras de renovación”.

France 24 dice que el ataque fue reportado por Haaretz -recién el 29 de junio, debido a la censura israelí- y por Fox News. Sin embargo, los periodistas franceses establecieron que el misil no cayó en Kyra, sino en un edificio residencial de 32 pisos, el complejo Da Vinci, situado en las inmediaciones del complejo.

El estudio del CTP-ISW, también habla de un impacto de misiles cerca, no dentro, del cuartel general militar israelí en Tel Aviv. 

Además del ataque a la base Glilot, el Telegraph y France 24 también verificaron:

El ataque a la base de Zipporit (Nazaret). Una base de producción de armas y blindaje.

La base aérea de Tel Nof (al sur de Rehovot). También conocida como Base Aérea 8, la base principal y más antigua de la Fuerza Aérea de Israel. En ella están desplegados aviones F-35I, F-16, F-15, además de aeronaves de transporte pesado, cisternas, centros de mando y control, así como centros de señalización y guerra electrónica.

El The Telegraph también informó del ataque a las bases ubicadas en Irtah y Beit Nehemia.

La redacción del medio francés preguntó al Ejército israelí, el 1 de agosto, si podían confirmar que misiles iraníes habían alcanzado instalaciones militares durante el conflicto, pero no obtuvo respuesta.

Los galos también identificaron misiles que sortearon las defensas israelíes pero que cayeron en zonas deshabitadas. El 14 de junio, en el norte de Israel,  un misil cayó a dos kilómetros de la base militar de Tirat Carmel.

Sin confirmación, los iranies también aseguran que:

El 20 de junio, la decimoséptima oleada de misiles del CGRI, alcanzó las bases aéreas de Nevatim y Hatzerim, así como la base aérea de Ovda. Todas estas ubicadas en el desierto de Néguev, en el sur del país. Las dos primeras se encuentran cerca de Beersheva, mientras que la de Ovda, a 40 km de Eilat.

Nevatim es una de las bases más grande de Israel. Allí se encuentran estacionados aviones de combate furtivos, aviones de transporte, aviones cisterna, máquinas de reconocimiento y vigilancia electrónica, así como el llamado Air Force One israelí.

Teherán también informó de ataques al Kiryat Gat Industrial City, centro tecnológico y de fabricación de chips; la Compañía Rafael, proveedora de sistemas de defensa; el Aeropuerto Ben Gurión; y el Centro de Investigación Nuclear de Israel en el Néguev.

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (IV)

 

EFECTIVIDAD DE LOS ATAQUES IRANÍES A ISRAEL

Resulta complejo medir la efectividad de los ataques iraníes debido a las estrictas leyes de censura del gobierno israelí, que prohíben la publicación de información militar sin autorización. De todas maneras, se sabe que la mayoría de los misiles fueron interceptados.

En total, fueron unas 22 oleadas de ataques con misiles y drones -compuesta de 43 andanadas distintas identificables- las que llevaron a cabo los persas, en respuesta al ataque de Tel Aviv del pasado 13 de junio.

De acuerdo con el Tehran Times, los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) no revelaron el número preciso de misiles balísticos utilizados, no obstante, sí confirmaron que se lanzaron más de 3.000 proyectiles en total, incluidos drones y misiles de crucero.

El medio iraní citó un informe del estadounidense CTP-ISW (Institute for the Study of War and the Critical Threats Project), que aseguraba que Irán lanzó 543 misiles balísticos y más de 1.000 drones durante la guerra. En el mismo artículo, se afirma: “Incluso el propio ejército del régimen israelí confirmó entre 500 y 550 misiles balísticos, distribuidos en 43 oleadas de ataque distintas, lo que se alinea efectivamente con la escala reportada por Irán”.

Efectivamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguraron que fueron aproximadamente 550 misiles balísticos y más de 1.000 drones los lanzados por Irán.

Según una investigación del diario británico The Telegraph (en base a análisis de radar satelital realizado llevado a cabo por la Universidad Estatal de Oregón), los sistemas de defensa combinados de Estados Unidos e Israel no pudieron interceptar alrededor del 16% de los misiles en los primeros siete días de la guerra. Lo que se condice con una evaluación anterior de las FDI, que situaba la tasa de éxito del sistema de defensa en el entorno del 87 %. Un porcentaje similar a la de los ataques de Irán contra Israel en abril y octubre de 2024.

La investigación del diario británico indica que, en los primeros dos días la efectividad de los misiles iranies no superó el 2.5%. Alcanzó el 9.3% el 15 y el 16 de junio; para luego caer devuelta a menos de 8% en los días cinco y seis de la guerra. Enseguida del pico mencionado, cae a 7.5% y 4.5% en las últimas cuatro jornadas del conflicto.

Según el Tehran Times, aunque la estimación es conservadora en comparación con lo que los funcionarios iraníes informaron como impactos directos, sigue siendo una admisión que subraya una vulnerabilidad significativa en la defensa de los hebreos.

De los 550 misiles balísticos y 1.000 drones mencionados, Israel reconoció -al 15 de septiembre- 36 impactos de misiles y un ataque con drones en zonas pobladas.

France 24 también pudo identificar y geolocalizar 36 impactos, 28 de los cuales, alcanzaron objetivos civiles en territorio israelí. De estos, algunos impactaron en campos, playas o estacionamientos, pero otros causaron importantes destrozos.

Otros estudios incrementan estos números. Según un estudio del Jewish Institute for National Security of America (JINSA), los persas lanzaron 574 misiles balísticos, de los cuales 49 impactaron en zonas pobladas. Los drones fueron 1.084 drones. 

El estadounidense CTP-ISW (Institute for the Study of War and the Critical Threats Project) -que estableció que Irán lanzó 543 misiles balísticos y más de 1.000 drones- registró 60 casos de misiles balísticos iraníes o restos de interceptores israelíes que alcanzaron el suelo.

De los más de 500 misiles mencionados por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) -un centro de estudios israelí, afiliado a la Universidad de Tel Aviv-, más de 50 burlaron las defensas antiaéreas e impactaron en todo el país.

Pero los periodistas del Haaretz, Avi Scharf y Bar Peleg, documentaron “10 impactos adicionales no informados” más allá del reconocimiento oficial de 36 ataques. El diario había cifrado en 530 los misiles disparados por Teherán. Estos habrían sido ocultados ya que se triarán de sitios estratégicos alcanzados con precisión.

El 8 de julio Reuters publicó algo parecido a un primer reconocimiento público de que de que los misiles persas alcanzaron algunas instalaciones militares israelíes. Un oficial del ejército hebreo, que habló bajo condición de anonimato, le dijo a la agencia que muy pocas instalaciones habían sido atacadas y que estas seguían operativas. El funcionario declinó proporcionar más detalles, como cuales fueron estas posiciones militares afectadas o cuán grave fue el daño que sufrieron.

El Telegraph determinó que seis misiles parecen haber impactado directamente en cinco instalaciones militares israelíes. Estas serían: la base aérea de Tel Nof, la base de inteligencia de Glilot, la base de producción de armas y blindaje de Zipporit, así como las ubicadas en Irtah y Beit Nehemia.

Contactadas por el diario británico, un portavoz de las FDI declaró: “Lo que podemos afirmar es que todas las unidades relevantes mantuvieron la continuidad funcional durante toda la operación”.

Pero esta opacidad no hace más que alimentar las especulaciones. Uno de los periodistas más conocidos de Israel, Raviv Drucker, del Canal 13, comentó a fines de junio: “Hubo numerosos impactos de misiles [iraníes] en bases de las FDI, en sitios estratégicos, sobre los que aún no informamos... Esto creó una situación en la que la gente no se da cuenta de la precisión de los iraníes ni del daño que causaron en muchos lugares”.

Estos ataques, de acuerdo con The Telegraph, se sumarian a los 36 reconocidos oficialmente, que se sabe que burlaron los sistemas de defensa aérea, y causaron daños significativos a la infraestructura residencial e industrial de Israel.

31 israelíes habrían muerto durante la guerra; un solo soldado entre ellos. En tanto que se estima que los costos por la infraestructura destruida superan los 1.500 millones de dólares. Además, aproximadamente 15.000 israelíes se vieron obligados a evacuar sus hogares.

Sin aportar mucha precisión, desde Teherán afirman que Israel miente sobre el número real de bajas. Algo plausible, que no se puede descartar. Un artículo de Hispan TV del 29 de julio, menciona al portavoz de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles), Ebrahim Rezai: “En la reciente guerra de 12 días, al menos 800 miembros del ejército del régimen sionista murieron”.

El miércoles 16 de julio el diplomático iraní, Hasan Kazemi Qomi -exembajador de Irán en Irak- fue más allá y especificó en una entrevista con la agencia de noticias local Mehr, que en uno de los ataques de su país murieron 30 pilotos israelíes.

El 29 de septiembre Hispan TV informó que, de acuerdo con el general de división Yahya Rahim Safavi -asesor para Asuntos Militares del ayatolá Jamenei- al menos 16 pilotos israelíes murieron en las operaciones de represalia de Irán. “Durante los ataques con misiles al centro de entrenamiento de pilotos del régimen sionista, al menos 16 pilotos israelíes murieron”, aseguró Safavi.

Con la revelación de la identidad y ubicación de los pilotos israelíes que bombardearon suelo iraní, además de comandantes y operadores de drones, Theran aseguró que fue más allá y que atacó el domicilio o el destacamento de alguno de estos. Sin embargo, en ninguna de las notas sobre este tema se asegura que estos ataques causaron bajas.

Lo que le resta veracidad a estas afirmaciones es que, tal magnitud de muertes sería muy difícil de ocultar para la censura israelí, así como la poca promoción que los medios iranies han hecho de lo que sería algo determinante en el balance de la guerra. Algo que contrasta con lo que ocurre con los caídos de las FDI en Gaza.

Esto mismo se puede decir acerca de los proclamados golpes a la aviación hebrea. Al 15 de junio, los persas aseguraban haber derribado 10 aeronaves israelíes en distintas zonas del territorio iraní, así lo declaró el comandante del cuartel general de la Base de Defensa Antiaérea Jatam Al-Anbia. Esto incluye, cazabombarderos israelíes y 3 cazas F-35 de fabricación estadounidense. En uno de estos derribos, Irán afirma haber capturado al piloto.

 

 

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