martes, 4 de febrero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (V)

 

MONARQUÍAS ÁRABES

Los vínculos de Estados Unidos con el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el resto de los grupos yihadistas sirios también parecen quedar en evidencia con la actuación de sus aliados árabes en el conflicto sirio.

Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos apoyaron militarmente a la oposición siria desde el comienzo de la guerra.

No solo financiaron y armaron a las milicias. En el plano diplomático, rompieron lazos con el régimen de Assad y procedieron a aislarlo. Su respaldo a la insurgencia fue público. En la cumbre anual del Consejo de Cooperación del Golfo de 2011, la declaración pedía a Assad que “detenga inmediatamente la máquina de matar, ponga fin al derramamiento de sangre y libere a los detenidos”.

Pese a que los Emiratos Árabes Unidos habían restablecido sus contactos en 2018, los países árabes, en su conjunto, recién reanudaron sus relaciones con Siria una década después. En marzo de 2022 Abu Dabi recibió a Bashar Al Assad, en lo que fue la primera visita del ex mandatario a un país árabe desde que comenzase la guerra en 2011. A su vez, Siria fue readmitida en la Liga Árabe en mayo de 2023.  

Sobre Qatar, en particular, un artículo de la BBC señalaba que, “ha habido informes en los últimos días de que Qatar -quien se dice que durante mucho tiempo ha apoyado al HTS- parece estar liderando el esfuerzo de las naciones árabes para crear un gobierno de transición en Siria”.

El medio ingles informó que se cree que tanto ricos qataríes como el mismo gobierno han apoyado financieramente a grupos islamistas en Siria, vínculos que habrían alcanzado al Frente Al Nusra, un afiliado de al Qaeda. De hecho, sauditas y emiratíes han acusado a Qatar de apoyar -además de a Al Qaeda- al Estado Islámico.

Algo parecido afirma el diario español Publico. Qatar brindó apoyo financiero, diplomático y, en algunos casos, militar a la oposición. Respaldo que incluiría a algunas milicias con lazos con facciones más radicales e islamistas.

Por su parte, la BBC asegura que Arabia Saudita envió importante ayuda militar y financiera a la oposición, entre ellos, a los grupos islamistas.

No es de extrañar que Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos hayan financiado a los yihadistas sirios; su ideología no dista en nada a la de estas organizaciones. Qatar y Arabia Saudita adhieren al wahabismo, una de las interpretaciones más conservadoras del Corán. Es por eso que tienen un largo historial financiando al terrorismo islamista.

Arabia Saudita, por orden de Estados Unidos, fue de los principales financiadores de la yihad afgana que en los años ochenta combatió a los soviéticos y propició la creación de los talibanes. Y aunque los talibanes no son estrictamente wahabitas, esta concepción fue muy influyente en el surgimiento y la conformación de su propia visión.

Cabe recordar, que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se encontraban entre las solo tres naciones que reconocían al primer gobierno talibán en Afganistán (1996 a 2001). En tanto que fue en Doha, la capital de Qatar, donde estadounidenses y talibanes firmaron la paz el 29 de febrero de 2020, que facilito a los extremistas islámicos retomar el control del país al año siguiente. En todo ese tiempo, Qatar sirvió de intermediario entre Estados Unidos y los talibanes.

En 2017 un grupo de países del golfo Pérsico -Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Egipto- liderados por Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas con Qatar, al que acusaban de apoyar el terrorismo.

No era la primera vez que se señalaba a los cataries de mantener vínculos con grupos terroristas, pero sí se trató de la crisis más importante causada por este hecho. En 2014 el jeque de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Thani, defendió a su país de las acusaciones de mantener vínculos con grupos como Al Qaeda y el Estado Islamico, alegando que su país también los considera terroristas.

En tanto que, sobre los Emiratos Árabes también pesan denuncias sobre su asociación con algunas milicias yemeníes vinculadas a Al Qaeda, así como el reclutamiento de ex miembros de esta organización para luchar contra los hutíes. 

Arabia Saudita es la máxima potencia regional y el aliado árabe más importante de Washington desde 1945. Qatar no se queda atrás, mantiene desde 1992 un significativo acuerdo de cooperación en defensa y alberga la mayor base militar estadounidense en Medio Oriente desde 1996. Completa la triada de poderosas monarquías del Golfo, Emiratos Árabes Unidos, otro de los puntales del Pentágono en la región.

Mas que una asociación entre iguales, la supervivencia de estos mandatarios depende de la Quinta Flota de Estados Unidos. Todo el poderío económico y militar que han acumulado, lo han hecho exclusivamente al amparo de los norteamericanos. Si algún día Washington llegase a retirarle su respaldo, todo lo que han construido se desmoronaría y los mandatarios de estos países se verían en serias dificultades para mantener su reinado.

Es por eso que no parecería muy probable que se arriesgaran a financiar al yihadismo sin el consentimiento del gobierno estadounidense. De todos modos, aun si no contasen con una autorización explicita, es imposible que en Washington no estén de acuerdo con este apoyo, al fin y al cabo, fueron ellos quienes establecieron alianzas con estas dictaduras fundamentalistas, cuya ideología no se diferencia en gran parte de la de los grupos terroristas islámicos.

Rápidamente, Arabia Saudita expresó su apoyo a la toma de poder de los yihadistas del HTS: “El Reino afirma su apoyo al hermano pueblo sirio y sus elecciones en esta etapa crítica de la historia de Siria, y hace un llamado a los esfuerzos concertados para preservar la unidad del épico pueblo sirio, de manera que los proteja –si Dios quiere– de caer en el caos y la división”, se lee en un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores saudí.

En tanto que, no ocultó su oposición al régimen de Assad: “Durante muchos largos años, durante los cuales cientos de miles de personas inocentes fueron asesinadas y millones fueron desplazadas y refugiadas, y durante los cuales milicias extranjeras devastaron Siria para imponer agendas extranjeras al pueblo sirio”.

A su vez, desde Qatar expresaron “un firme apoyo al hermano pueblo sirio, que se esfuerza por construir su estado sobre las bases de la justicia, la paz, la estabilidad y la prosperidad”. “Nos gustaría ver al pueblo sirio en condiciones de crear el futuro de Siria, pidiendo ayuda a quien pueda proporcionársela y siendo tratados con buena fe (…) Y eso es lo que estamos haciendo por nuestra parte, y esperamos que todo el mundo lo siga”.

Al ser consultado por la presencia de extremistas en el nuevo gobierno, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí respondió: “Comprometerse con ellos, escucharlos, trabajar con ellos y ver si pueden ser una fuerza para el bien. No deberíamos tratar con ellos con la noción preconcebida de que no se pueden reformar”.

Mas cauto se mostraron desde Emiratos Árabes. “Escuchamos un lenguaje razonable y racional sobre la unidad, sobre no imponer un sistema a todos los sirios. Por otro lado, la naturaleza de las nuevas fuerzas, la afiliación con la Hermandad Musulmana, la afiliación con Al-Qaeda, creo que todos estos son indicadores que son bastante preocupantes”, señaló Anwar Gargash, asesor presidencial del reino.

El 12 de diciembre la CNN informó que una delegación conjunta de Turquía y Qatar había llegado a Damasco para reunirse con el nuevo líder sirio Ahmed al-Sharaa. El grupo incluyó al ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hakan Fidan; al jefe de inteligencia turca, Ibrahim Kalin; y al jefe de seguridad estatal de Qatar, Khalfan Al-Kaabi. Por su parte, Arabia Saudita envió su primera delegación el 22 de diciembre, que también se reunió con el nuevo mandatario sirio.

El jueves 30 de enero el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani, se convirtió en el primer jefe de Estado en visitar Siria, donde se reunió con el líder HTS, Ahmad al Sharaa, quien el día anterior había sido oficializado como presidente. Semanas atrás, había sido el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdelrahman Al Thani, quien había visitado Damasco.  

En tanto que, el nuevo gobierno sirio eligió Arabia Saudita como su primera visita oficial al extranjero. La delegación -compuesta por los ministros de Exteriores, Asaad al Shaibani, y Defensa, Murhaf Abu Qasra, y el jefe de los servicios de Inteligencia, Anas Jattab- llegaron al reino el primero de enero de 2025. La comitiva luego se trasladó a los Emiratos Árabes Unidos.

El nuevo presidente, Ahmed al Sharaa, también eligió a la principal potencia árabe para su primer viaje internacional. El 2 de febrero fue recibido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman. Una semana antes, había sido el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, quien había encabezado una delegación de alto nivel a Damasco.

miércoles, 29 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (IV)

 

ISRAEL

En el bando opositor a la dictadura de Al Assad, además de los terroristas islámicos y de Estados Unidos, también se encontraba Israel. Tel Aviv participó activamente en la guerra siria, cobrando aún más protagonismo, en los meses previos y los días posteriores a la ofensiva insurgente que finalmente derrocó a la dinastía de los Al Assad.

Sus ataques a las fuerzas leales al gobierno, fueron un apoyo directo a la oposición armada. Y resulta imposible de creer que los israelíes no supieran que la fuerza dominante en la oposición siria eran los radicales islámicos. Tampoco parece posible que los estadounidenses no estuvieran al tanto de esto.

El régimen de los Al Assad nunca supuso una amenaza para Israel. Desde 1967, a partir de su victoria en la guerra de los Seis Días, los israelís ocupan territorio sirio. Desde esa fecha, Tel Aviv ha bombardeado el país árabe a su antojo. Siria intento recuperar los Altos del Golán en 1973, pero luego de ese fracaso, aceptó el dominio de sus vecinos y no volvió a responder a sus provocaciones.

Sin embargo, Damasco estableció una alianza con Irán, y en las últimas décadas se transformó en una pieza fundamental para el abastecimiento de Hezbolá en Líbano por parte de Teherán. Esto fue lo que llevó a Israel a tomar partido por la oposición a Bashar al-Assad en la guerra. Así todo, pese a sus constantes ataques a las tropas leales al gobierno, el régimen sirio siempre se abstuvo -salvo contadas excepciones- de emprender acciones contra las fuerzas israelíes que se adentraban en su territorio.

Tras la caída de Bashar al-Assad Israel se dedicó a bombardear activos militares sirios. Desde el gobierno de Netanyahu, adujeron que era para que no cayeran en manos de los insurgentes (dando a entender el peligro que estos representarían por su carácter islamista, sino de todos los grupos, por lo menos de una parte de estos). Pero lo cierto es que estos ataques destruyeron gran parte de las capacidades del ejército sirio, favoreciendo, a fin de cuentas, a los yihadistas del Hayat Tahrir al Shar (HTS) y sus aliados. Según Tel Aviv, la operación destruyó la armada y eliminó el 90% de los misiles tierra-aire con los que contaba el país árabe.

El lunes 9 de diciembre, el ministro de Relaciones Exteriores, Gideon Sa'ar, le dijo a los periodistas que Israel estaba bombardeando instalaciones militares sirias que albergaban arsenales de armas químicas y misiles de largo alcance, para evitar que caigan “en manos de extremistas”.

Para el 10 de diciembre, Israel había llevado a cabo 480 ataques contra objetivos militares en toda Siria, alcanzando la mayoría de los arsenales de armas estratégicas. Ese día, el ministro de Defensa, Israel Katz, dijo que la armada israelí había destruido la flota del régimen durante la noche. Según la CNN, Voz de la Capital, una organización siria, señaló que la campaña de bombardeos nocturnos fue “la más violenta en Damasco en 15 años”.

De los 480 ataques llevados a cabo por la Fuerza Aérea israelí, unos 350 fueron ataques aéreos tripulados contra aeródromos, baterías antiaéreas, misiles, drones, aviones de combate, tanques y sitios de producción de armas en Damasco, Homs, Tartús, Latakia y Palmira, de acuerdo a lo informado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El resto de los ataques fueron en apoyo de las operaciones terrestres dirigidas contra depósitos de armas, estructuras militares, lanzadores y posiciones de tiro.

Las FDI también dijeron que sus barcos atacaron dos instalaciones navales sirias, donde estaban atracadas 15 embarcaciones. Docenas de misiles mar-mar habrían sido destruidos. Las imágenes captadas por fotógrafos de la Agencia AFP revelaron la destrucción a gran escala de buques militares en el puerto naval sirio de Latakia, así como la destrucción de helicópteros militares sirios en la base aérea de Mezzeh, al suroeste de Damasco.

Finalmente, el jueves 12 de diciembre, el Times of Israel publicó que la Fuerza Aérea de Israel anunció que alcanzó la superioridad aérea total en Siria. Las fuerzas de Tel Aviv destruyeron el 86% de los sistemas de defensa antiaérea sirias durante sus ataques. Si bien algunos complejos de defensa antiaérea todavía funcionaban, “no se consideran una amenaza importante para la Fuerza Aérea de Israel, que afirmó que puede operar libremente en los cielos del país”.

Si el ejército sirio tenía alguna oportunidad de contestar el ataque insurgente, Israel liquidó esta posibilidad. Es imposible que Israel no contemplara que el resultado de sus bombardeos no sería otro que apuntalar en el poder a los radicales islámicos del HTS. Israel ayudó a los yihadista a asegurar el control de Siria.

Pero los planes de Israel y Estados Unidos no terminan con el derrocamiento de Bashar Al Assad. Siguiendo la estrategia de destrucción utilizada en Afganistán, Irak y Libia, estadounidenses e israelíes se sacan de encima otro Estado fuerte en la región, uno de los últimos obstáculos que les iban quedando para su dominio total del Medio Oriente. Ahora, Irán, el objetivo final del Pentágono, se encuentra aún más aislado.

El ascenso de los yihadistas al poder es totalmente funcional a los objetivos de Washington y Tel Aviv. Enemigos declarados de Irán, se puede contar con que los extremistas del HTS allanen el camino al caos en Siria, o por lo menos, parecen asegurar un motivo de conflicto permanente. De cualquier modo, representaran siempre una excusa perfecta para la intervención norteamericana. Contra ellos siempre se podrán esgrimir motivos de seguridad para continuar desangrando Siria. Con el HTS al mando, la permanencia de las tropas estadounidenses e israelíes está garantizada en el país árabe.

Lo anterior, también favorece a la política expansionista del Estado hebreo, que nunca se ha conformado con las fronteras que le otorgó la ONU, y persigue de manera pública y notoria expandir su territorio a costa de sus vecinos.

Porque los israelíes no se limitaron a bombardear el país. Su ejército entró en Siria el mismo domingo 8 de diciembre (el día de la caída del régimen), luego de que Netanyahu ordenara apoderarse de la zona de separación desmilitarizada entre los Altos del Golán ocupados por Israel y el resto de Siria.

Al día siguiente, Danny Dannon, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, le trasladó al Consejo de Seguridad por medio de una carta, que las tropas de su país se habían “desplegado temporalmente en algunos puntos”; pero que estas eran “medidas limitadas y temporales para contrarrestar cualquier amenaza adicional a sus ciudadanos”.

El mismo lunes 9 de diciembre, Katz afirmó que Israel estaba creando una “zona de seguridad libre de armas estratégicas pesadas e infraestructuras terroristas” en el sur de Siria, “más allá de la zona de amortiguamiento”. En este sentido, la Voz de la Capital aseguró al día siguiente, que las fuerzas israelíes habían avanzado hasta Beqaasem, a unos 25 kilómetros de la capital siria, y varios kilómetros más allá del lado sirio de la mencionada zona de separación desmilitarizada.

Nadav Shoshani, portavoz del ejército israelí, negó que las fuerzas estuvieran avanzando hacia Damasco, sin embargo, reafirmó que estaban operando en Siria, más allá de la zona de amortiguamiento. La mencionada zona se estableció en 1974; y este despliegue de tropas terrestres, tanto dentro como fuera de ella, se da por primera vez en 50 años. A pesar de esto, desde las FDI han insistido en que “no está interfiriendo con los acontecimientos internos en Siria”.

Los Altos del Golán, son una meseta en el suroeste de Siria que linda con el monte Hermón. Precisamente, la aldea de Beqaasem, se encuentra en las estribaciones sirias del Monte Hermón, que las fuerzas israelíes capturaron el domingo 8 de diciembre. Este, es un punto alto absolutamente estratégico que se encuentra en la frontera entre Siria, Líbano e Israel.

Con 2.814 metros de altura, es más alto que cualquier otro punto de Siria o Israel, y solo es superado por un pico en el Líbano.El pico está a poco más de 35 kilómetros de Damasco, lo que significa que el control de sus estribaciones sirias -también ahora en manos de las FDI- pone a la capital del país árabe al alcance de los cañones de artillería.

Por lo pronto, Tel Aviv ya confirmó que sus soldados permanecerán en la zona siria del monte Hermón hasta finales de 2025, y aprobó un plan para ampliar los asentamientos en los Altos del Golán.

La importancia de Israel en el derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad, así como en la llegada al poder de los yihadistas del HTS, es notoria. Israel nunca hizo nada para ocultarla.

El 9 de diciembre, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo en una conferencia de prensa: “El colapso del régimen sirio es un resultado directo de los duros golpes con los que hemos golpeado a Hamas, Hezbolá e Irán”. “El eje aún no ha desaparecido, pero como prometí, estamos cambiando la cara de Oriente Medio.

Declaraciones que parecen confirmar su alianza con el yihadismo y su papel en allanarles el camino al gobierno de Siria. Así como el vínculo de Estados Unidos con el terrorismo islamista, teniendo en cuenta que Israel, no solo es el principal representante de los intereses estadounidenses en la región, sino que, al depender su propia existencia de su poderoso aliado, es casi imposible que actúe sin la aprobación de Washington.

viernes, 24 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (III)

 

ESTADOS UNIDOS

Que en el bando liderado por Estados Unidos los yihadistas cumplían un rol preponderante, el devenir de los acontecimientos lo ha dejado totalmente claro. Que un importante aliado de Washington como Turquía, coordinaba con estos, tampoco parece revestir muchas dudas. Sin embargo, la conexión directa de los norteamericanos con los islamistas permanece en las sombras.

En una entrevista con The Guardian, el jefe del ala militar del Hayat Tahrir al Shar (HTS), Abu Hassan al-Hamwi (ese es su nombre de guerra, el real es Murhaf Abu Qasra; y es el nuevo ministro de Defensa sirio), aseguró que comenzaron a planear la ofensiva hace un año. También afirmó que, durante el último lustro, habían estado desarrollando una doctrina militar disciplinada y comunicándose con otros grupos para coordinar su asalto a las fuerzas de Al Assad. “Después de la última campaña (agosto de 2019), durante la cual perdimos un territorio significativo, todas las facciones revolucionarias se dieron cuenta del peligro crítico: el problema fundamental era la ausencia de un liderazgo unificado y control sobre la batalla”.

De estas declaraciones no queda claro si estos contactos incluían a las milicias kurdas aliadas de Estados Unidos. La campaña gubernamental a la que hacía referencia tuvo lugar en Idlib en agosto de 2019, pero en esta provincia el HTS ya había logrado aglutinar a las fuerzas pro turcas y a otros grupos de la zona en la coalición militar Al Fath Al Mubin, en mayo de 2019. Quizás, se refería a otras agrupaciones de Idlib o, más probablemente, del noroeste, que habrían quedado fuera de esa alianza.

Desde esa fecha hasta hoy, si parece haber unificado bajo su liderazgo a todos los grupos del noroeste. Para diciembre de 2023 el dominio del HTS era tal, que se comunicaroncon las milicias del sur y comenzaron a asesorarlos para crear una sala de guerra unificada. Finalmente, con su ayuda, se fundó la Sala de Operaciones del Sur, que reunía a los comandantes de alrededor de 25 grupos del sur, y que coordinaría los movimientos de sus combatientes con los del HTS en el norte. El objetivo era que ambos tomaran Damasco, el HTS y sus aliados desde el norte, y la Sala de Operaciones desde el sur.

Si sus planes para derrocar a Al Assad alcanzaron a los grupos del sur, puede que hayan incluido a las fuerzas kurdas respaldadas por los estadounidenses en el noreste del país.

Lo que sí parece probado, es que estas sí tenían contacto con el HTS. Antes de que Washington blanqueara sus comunicaciones con el grupo islamista, la CNN publicaba el 7 de diciembre de 2024: “Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) han mantenido contacto con el grupo rebelde conocido como HTS, dijo el funcionario estadounidense (de la administración de Biden que hablo en condición de anonimato con el medio), pero EEUU no se comunica con HTS porque la considera una organización terrorista”.

Los kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG) y la alianza que lideran, las Fuerzas Democráticas Sirias, mantienen con EEUU una estrecha cooperación económica, política y militar. Ya para 2018, las FDS -bajo el nombre de Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria- controlaban zonas del norte y del este sirio (no solo la región kurda), dominando una cuarta parte del territorio de la república árabe.    

Con la excusa de luchar contra ISIS -las FDS combatieron contra el Estado Islámico, arrebatándole importantes ciudades en el noreste-, Estados Unidos mantiene tropas en Siria desde 2014. El terrorismo solo fue un pretexto, a pesar de que Washington declaró que había derrotado al grupo -el ISIS no controla territorio en Siria desde 2019- los soldados estadounidenses permanecieron en el país árabe. Tampoco se quedaron a combatir a los yihadistas liderados por el HTS, con los que convivieron todo este tiempo en el norte de Siria.

El verdadero objetivo era Al Assad; desbancar a Rusia del poder en Damasco, y pasar a ser ellos quienes controlen el país árabe. Ahora, sin su aliado en el gobierno, Moscú tendrá serios problemas para mantener sus estratégicas bases en el país árabe. Porque si hay algo que han dejado claro desde el Pentágono, es que permanecerán en Siria.

Tras la ofensiva opositora, Estados Unidos anunció rápidamente que su misión contra el ISIS continuaría. Ahora, la excusa, es el vacío de poder dejado por la caída de Assad. El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) ha seguido atacando lugares en Siria que, según afirma, son campamentos y operativos conocidos del ISIS. El 16 de diciembre el CENTCOM anuncio en un comunicado que: “Estos recientes ataques se han producido en zonas controladas por el antiguo régimen y por Rusia, lo que garantiza que se mantenga la presión sobre ISIS”. Estos tienen como objetivo evitar que el grupo busque “oportunidades para reconstituirse en el centro de Siria”.

Las fuerzas norteamericanas se encuentran en el territorio controlado por los mencionados grupos kurdos, en el norte y el noreste del país. En los medios occidentales no se encuentran mayores datos sobre las bases del Pentágono en Siria. Solo se reconoce la ubicada en Al Tanf, en la frontera sureste con Irak.

La falta de información también se aplica al número de militares desplegados. En un principio, el gobierno afirmó que eran 900, pero después tuvo que reconocer que eran 2.000. El secretario de prensa del Pentágono, mayor general Patrick Ryder, explicó: “Según tengo entendido, y así me lo explicaron, estas fuerzas adicionales se consideran fuerzas de rotación temporales que se despliegan para satisfacer las necesidades cambiantes de la misión, mientras que el núcleo de 900 efectivos está en despliegue a más largo plazo”.

Interrogado por la CNN sobre por qué no habían revelado previamente el número exacto del contingente, Ryder negó que hubiera algún intento de ocultar el número real. “Parte de la explicación es la sensibilidad desde un punto de vista diplomático y de seguridad de la operación”, argumentó.

Por su parte, se cree que Estados Unidos estableció por primera vez bases en el norte de Siria, en octubre de 2015. En tanto que, para mediados de 2017, estas ya habrían aumentado a diez. Todas ellas, en los territorios controlados por los kurdos.  

En la provincia de Al-Hasakah (noreste sirio) poseería cuatro. Una en el distrito de Rmeilan, en el noreste de la provincia. Otras dos en Tal Baydar y Tal Tamir, en el noroeste. Mientras que, en el sur de la gobernación, se encontraría otra en Ash Shaddadi. 

En Raqqa (norte de Siria), los estadounidenses tendrían una instalación militar en Ayn Isahh, en el norte de la provincia. Y en Aleppo (noroeste), las cinco restantes: Harab Isk (en el sur de Kobane), Sabt, y Ayn al- Arab, todas ubicadas en el noreste de la gobernación (en el norte del país), en el margen este del Éufrates; en tanto que, en Ushariya y Ayn Dadat (situada al norte de Manbij, a unos 9 km cerca de la ciudad de Dadat ), al oeste del rio.

El mapa con las diez bases estadounidenses fue publicado el 18 de julio de 2017 por la agencia estatal de noticias de Turquía, Anadolu. Quien también informó sobre el número de militares estadounidenses desplegados en estas instalaciones.

The Daily Beast, el primer medio estadounidense en cubrir la noticia, aseguró que la precisión del mapa había sido confirmada por altos funcionarios de seguridad turcos.

El medio también consignó que portavoces de la Operación Inherent Resolve (la coalición formada por Washington para luchar contra el ISIS en Siria) y el CENTCOM le pidieron que no publicara la información de Anadolu.

“La discusión sobre números y ubicaciones específicas de tropas proporcionaría información táctica sensible al enemigo que podría poner en peligro a la Coalición y a las fuerzas asociadas”, le comentó el coronel Joe Scrocca, director de asuntos públicos de la coalición.  “Publicar este tipo de información sería una irresponsabilidad profesional y, respectivamente, solicitamos que se abstengan de difundir cualquier información que pueda poner en peligro las vidas de la Coalición”, agregó.

En tanto que, el coronel John Thomas, portavoz del CENTCOM, también pidió al The Daily Beast que se abstuviera de dar a conocer estos detalles, alegando que serían “potencialmente perjudiciales para las vidas de los involucrados”.

Cuando la noticia cobró relevancia, el vocero del ejército estadounidense, el mayor Josh Jacques, tuvo que salir a declarar ante la prensa que, “la divulgación de información militar sensible expone a las fuerzas de la coalición a riesgos innecesarios y tiene el potencial de interrumpir las operaciones en curso para derrotar a ISIS”.

Desde Washington también hicieron saber su preocupación y molestia con el gobierno de Erdogan. Jacques dijo que las preocupaciones sobre el informe habían sido transmitidas a Ankara a través del Departamento de Estado. Otro vocero, de la Operación Inherent Resolve, el Coronel Ryan Dillon, confirmó que se habían comunicado con Turquía; y agregó, “no sabemos quién proporcionó esta información a la Agencia Anadolu, pero sería preocupante si viniera de un aliado de la OTAN”.

Inmediatamente, el 20 de julio el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, había salido a aclarar que Ankara no había filtrado ninguna información, y que el informe fue realizado por la agencia estatal por su propia cuenta. “Como Turquía, nunca podemos tener la idea de poner en peligro la vida de ninguna de las tropas de nuestros aliados en ningún lugar”, dijo Kalin a los periodistas en una conferencia de prensa.

Por su parte, desde Anadolu declararon que los datos sobre la ubicación de las bases no se obtuvieron como resultado de una filtración, sino a raíz de su propia investigación, mediante trabajo de campo e imágenes en redes sociales de combatientes kurdos. El periodista que escribió el artículo, el corresponsal Levent Tok, llegó a afirmar que “Estados Unidos debería haber pensado en esto antes de cooperar con una organización terrorista” (los kurdos).

La reacción del Pentágono pareció confirmar la veracidad de la información. También las excusas poco creíbles del gobierno de Erdogan. Turquía se encontraba molesta por la negativa estadounidense a extraditar al clérigo Fethullah Gülen, a quien Ankara acusaba de haber orquestado el fallido golpe de Estado de 2016; así como por la decisión de su aliado de armar a las milicias kurdas sirias.

miércoles, 22 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (II)

 

TURQUIA Y EL HTS

Como en la mayoría de las guerras e intervenciones que lidera, Estados Unidos no trabaja en solitario. Sus aliados siempre asumen una parte del esfuerzo (financiero y en vidas humanas) que suponen estas operaciones. La hegemonía de Washington se sustenta, en parte, en un sistema de alianzas que abarca a casi todas las potencias continentales; de esta manera, su poderío ha sido incontestable en los últimos casi cien años.

La asociación de Estados Unidos con los yihadistas del Hayat Tahrir al Sham (HTS) queda en evidencia con el papel jugado por Turquía. Ankara, por tratarse de una potencia regional, y por compartir frontera con Siria, ha tenido un rol destacado en el apoyo a la oposición y, por tanto, en el derrocamiento de Bashar Al Assad.

Turquía controla una franja del norte de Siria, una zona fronteriza con su propio territorio, donde ha desplegado sus propias tropas, así como milicias que patrocina. De esta manera, actualmente domina la región que va desde Afrin hasta Jarablus, en el margen oeste del río Éufrates; y los territorios desde Tell Abyad hasta Ras al Ayn en el este. Con el apoyo de Ankara, es el Ejercito Nacional Sirio (ENS), el grupo que controla esta zona, como parte de la autoridad administrativa denominada Gobierno Provisional Sirio.    

Turquía ha sido uno de los principales patrocinadores de la oposición siria desde los primeros días de la guerra. El ENS es como se conoce desde 2017 a la entidad que nuclea a una serie de grupos que operan en el norte del país respaldados por el gobierno de Erdogan. Esta coalición incorporó a muchos miembros del Ejército Libre Sirio (ELS), el primero que se creó en 2011 por oficiales desertores del ejército para luchar contra el régimen de Bashar al Assad, y que fue financiado desde el principio por occidente.

El ENS está compuesto también por grupos directamente vinculados al ejército turco o a la inteligencia de ese país, como la División Sultán Murad, y otros grupos con afiliaciones a los Hermanos Musulmanes y Qatar.

En el Ejército Nacional Sirio también está integrado el Frente de LiberaciónNacional, al que pertenecen facciones como Ahrar al Sham, cuyos objetivos declarados son “derrocar al régimen (de Assad)” y “establecer un Estado islámico regido por la sharia”, según la CNN. El mismo medio también asegura que, “expertos consideran que Ahrar al Sham es un grupo islamista moderado”.

El protagonismo turco en el conflicto sirio, y su respaldo a las milicias que buscaban deponer a Al Assad, fue tal, que asumió la representación de las fuerzas de la oposición en las negociaciones con Rusia durante varios años en la última década. Si el HTS y los grupos respaldados por Turquía pudieron establecerse y prosperar en Idlib, fue gracias a que Ankara negocio con Rusia un alto al fuego en 2020 que detuvo un intento del gobierno sirio de recuperar la provincia.

El acuerdo se dio en el marco de las conversaciones en la capital kazaja, Astaná, iniciado en 2017 entre Turquía, Rusia e Irán, en el cual llegaron a un acuerdo para establecer zonas de distensión, incluida Idlib, con el objetivo de detener los combates. Al año siguiente, Rusia y Turquía acordaron crear una zona de amortiguamiento desmilitarizada en la provincia de Idlib para separar a las fuerzas gubernamentales de los combatientes estacionados allí.  

Idlib era considerada uno de los últimos bastiones de la insurgencia siria. Ha estado controlada por varias facciones rivales de la oposición desde que las fuerzas gubernamentales perdieron su control en 2015. Su dominio era tal que pudieron establecer una administración que cumplía las todas las funciones estatales, llamada Gobierno de Salvación.

Idlib se transformó en el bastión de HTS. La provincia se encuentra en el noroeste de Siria, debajo de los territorios ocupados por Turquía y sus aliados. El grupo yihadista controlaba gran parte de este territorio, sin embargo, otras organizaciones respaldadas por Ankara -incluidas las propias fuerzas otomanas- también hicieron su base allí.

Sin embargo, la BBC afirma en algunos artículos que el HTS obligó a la mayoría de los militantes respaldados por Turquía a salir de Idlib.  

La prensaoccidental afirma que Turquía no apoya a los yihadistas del HTS. Ali Bilgic, profesor de relaciones internacionales y política de Medio Oriente de la Universidad de Loughborough, le dijo a la BBC: “El HTS no está apoyado directamente por Turquía. De hecho, Ankara también considera a HTS una organización terrorista, igual que EEUU y Reino Unido. Pero, aunque no sabemos cómo ha ayudado a HTS en su ofensiva, lo que sí sabemos es que Turquía le ha ayudado a deshacerse de sus credenciales islamistas y a convertirse en una organización más política y más moderada”.

El blanqueo de la organización islamista por parte de Ankara es público y notorio. Pero tambien sus contactos. En una entrevista concedida a France 24 el 20 de diciembre de 2024, el ministro de Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, al ser consultado acerca de por qué Turquía no había excluido aún de su lista de organizaciones terroristas al HTS, aseguró: “Observamos las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU. Estamos teniendo ahora una situación única en la que la legalidad y la practicidad se contradicen aquí. Porque, en la práctica, hemos visto al HTS durante los últimos 10 años, y no se implica en ninguna actividad terrorista. Y esto fue bastante bien documentado, no solo por nosotros, sino también por las agencias de inteligencia occidentales”.

Inmediatamente, el entrevistador le consultó directamente sobre si habían tenido contactos con el líder del HTS. Y si estos ¿Habían sido útiles para luchar contra grupos terroristas como Dáesh o Al-Qaeda? “¿Han colaborado con usted y con funcionarios occidentales para demostrar que ya no son terroristas, sino que realmente cooperan contra los grupos terroristas?”, le inquirió.

“Sí, efectivamente, en gran medida. Hemos tenido una excelente cooperación en el intercambio de inteligencia para luchar especialmente contra el liderazgo del Dáesh. Nos ayudaron mucho, pero debido a las sensibilidades, no lo hicimos público en ese momento. Pero a lo largo de los años cooperaron con nosotros en el suministro de inteligencia sobre Dáesh y organizaciones relacionadas con Al-Qaeda”.

En cuanto a la ofensiva que derroco a la dictadura siria. La CNN asegura que el “HTS no parece tener el apoyo abierto de Turquía, adversario de Al Assad, pero los funcionarios estadounidenses creen que Turquía dio luz verde al grupo para lanzar su operación”.

En tanto que la BBC señaló que, “varios analistas indicaron que Turquía probablemente dio su aprobación tácita a la ofensiva de HTS, con el presidente Recep Tayyip Erdogan expresando su apoyo al avance rebelde”.

Según la agencia Reuters, la oposición observó en la debilidad de los principales aliados de Al Assad -Irán y Hezbolá gravemente disminuidos por el conflicto con Israel; y Rusia totalmente abocada a Ucrania- la oportunidad de tumbar el régimen. Para esto, las milicias entendieron que debían notificar primero a Turquía, le aseguraron a Reuters dos fuentes, un miembro de la oposición siria y un diplomático en la región.

El integrante de la oposición, le dijo a la agencia que los rebeldes habían mostrado a Ankara detalles de la planificación, al percibir un endurecimiento de la postura de la administración de Erdogan hacia Al Assad a principios de este año, luego de que fracasaran una de las tantas conversaciones entre las partes. El mensaje era: “Ese otro camino no ha funcionado durante años, así que pruebe el nuestro. No tienes que hacer nada, simplemente no intervengas”.

Por su parte, Hadi Al-Bahra, jefe de la Coalición Nacional Siria -representante de la oposición siria reconocida internacionalmente-, dijo a Reuters que el HTS y el ENS habían tenido una planificación conjunta “limitada” de cara a la operación y que habían acordado “cooperar y no chocar entre sí”. También agregó, que el ejército turco vio lo que los grupos armados estaban haciendo y discutiendo.

A propósito de esto, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Hakan Fidan, dijo -el domingo 8 de diciembre en Doha- que su país “sabía que algo se avecinaba”. Un día antes, su viceministro, Nuh Yilmaz, había declarado en una conferencia sobre asuntos de Medio Oriente en Bahréin, que Ankara no estaba detrás de la ofensiva y que no había dado consentimiento.

Lo cierto es que las fuerzas turcas si coordinaban con el HTS. Luego de una importante campaña del gobierno sirio en abril del 2019 contra territorio controlado por los rebeldes en el noreste -en particular en la provincia de Idlib-, estos crearon el Al Fath Al Mubin en mayo de ese año. El grupo era una alianza de milicias islamistas (yihadistas, los llama la BBC) que operaban en el norte de Siria, en particular en la provincia de Idlib. La organización incluía -entre otros- al HTS y al ya mencionado Frente de Liberación Nacional, respaldado por Turquía e integrado al ENS.

Renombrada como Comando de Operaciones Militares, la coalición fue señalada en un principio como la responsable de derrocar al régimen de Al Assad, antes de que el HTS cobrara todo el protagonismo. “La coalición rebelde siria es una nueva agrupación llamada ‘Comando de Operaciones Militares’. Está formada por varias facciones islamistas y moderadas que, a pesar de sus diferencias, están unidas en la lucha contra el régimen de Asad, ISIS y las milicias apoyadas por Irán”, señaló la CNN el 9 de diciembre pasado.

lunes, 20 de enero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (I)


EEUU Y YIHADISTAS. CONVIVENCIA TERRITORIAL

La caída del régimen de Bashar Al Assad y la toma del poder por parte del grupo yihadista Hayat Tahrir al Shar (HTS), significa una victoria para Estados Unidos y una derrota para Rusia. En Siria, Washington buscaba derrocar a uno de los pocos aliados que le quedaban a Moscú. El país árabe albergaba, desde la guerra fría, la única base rusa fuera del ex espacio soviético: la base naval de Tartús. Ahora, el Kremlin tendrá serias dificultades para asegurar su presencia en el estratégico Mar Mediterráneo.

Como en casi todo conflicto, en la guerra siria siempre hubieron dos bandos: quienes buscaban derrocar al régimen de Bashar Al Assad y quienes lo defendían. En el primero se encontraban Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y de las monarquías árabes, y grupos armados locales de la oposición, entre los cuales se encontraban extremistas islámicos, como el HTS.

No se trata de negar que dentro de un mismo bando existan diferencias entre las partes -el conflicto entre los kurdos apoyados por los estadounidenses y las milicias afines a Turquía- pero lo cierto es que, en Siria, yihadistas y norteamericanos peleaban en el mismo lado y por un mismo objetivo.

Estados Unidos invadió el país árabe en el 2014, y desde ese entonces, sus tropas han convivido en el norte de Siria con los terroristas islámicos. En ese tiempo, el HTS no solo transformó una provincia entera en su bastión, sino que se fortaleció de tal manera, que termino liderando la insurrección que depuso al régimen. Parece claro que los estadounidenses nunca se preocuparon por combatirlos.

Hay que recordar, que hace una década, cuando las fuerzas leales a Al Assad lograran recuperar gran parte del territorio perdido, el norte del país fue donde las milicias de la oposición lograron replegarse y establecer su último bastión.  

La guerra parecía haber terminado después de que el gobierno reconquistara la mayoría de las grandes ciudades y que las líneas del frente permanecieran en gran parte congeladas. El régimen había perdido vastos territorios al comienzo del conflicto, pero a partir de 2015, con el apoyo de Rusia, Irán y Hezbolá, recuperó el control de alrededor de dos tercios del país.

Estos aliados sostenían las posiciones del gobierno: las fuerzas iraníes defendían toda la región que iba desde el este de Damasco hasta el río Éufrates; en tanto que, desde la costa mediterránea hasta Damasco, y las tierras del sur, quedaron bajo custodia de las tropas rusas.

Sin embargo, grandes zonas del país quedaron fuera del dominio gubernamental. Estas incluían áreas del norte y del este, controladas por una alianza de grupos armados kurdos, árabes y otras etnias, denominada Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), asentadas desde el este del río Éufrates hasta la frontera iraquí, y apoyada por Estados Unidos.

Las FDS se componen mayormente, y son lideradas, por las Unidades de Protección Popular (YPG), un grupo kurdo. De hecho, las zonas de mayoría kurda en el noreste, han estado más o menos separadas del control del Estado sirio desde los primeros años del conflicto. Es en esta zona donde se han asentadola mayoría de las tropas estadounidenses desde que ingresaron a territorio sirio, allá por 2014.

En tanto que, en el noroeste, en la provincia de Idlib, el enclave estaba dominado por el HTS, pero otras organizaciones aliadas y otros grupos yihadistas también estaban radicados allí. Las facciones apoyadas por Turquía, conocidas como el Ejército Nacional Sirio (ENS), eran una de ellas. Las propias tropas turcas apuntalaban estas posiciones, que se extendían al norte en la región septentrional de la provincia de Alepo.

Las Fuerzas Democráticas Sirias, el Ejército Nacional Sirio y el Hayat Tahrir al Shar -que hacen a su vez hacen de paraguas de otros grupos más pequeños-, lograron transformarse en las principales milicias sirias, le disputaron con éxito el control territorial al gobierno y pasaron a dominar extensas partes del territorio. Y, finalmente, fueron quienes lideraron el golpe final contra la dinastía de los Al Assad.

Por su parte, en el vasto desierto sirio (en el sureste) es donde perviven los reductos del Estado Islámico.

Mientras que, en el sur, se pueden encontrar un enjambre de pequeñas formaciones locales, una realidad presente en distintos puntos del país, pero sobre todo en esta zona. Ahí tendría presencia un grupo llamado Sala de Operaciones del Sur que, según Marie Forestier, asesora principal sobre Siria del Instituto Europeo de la Paz, fue el que irrumpió en la capital.

De hecho, informacionesdel 7 de diciembre señalaban que la ciudad sureña de Deraa -cuna de las revueltas populares contra Al Asad en 2011- había sido tomada por lo que designaron como “otras facciones rebeldes”. Lo mismo con otra ciudad en el norte de la provincia de Deraa, que se encuentra a unos 50 kilómetros del sur de la capital siria.

La mencionada organización Sala de Operaciones del Sur, estaría dominada por combatientes del antiguo Ejército Sirio Libre (ESL), que trabajó en estrecha colaboración con las potencias occidentales al comienzo del levantamiento sirio, además de por milicias drusas y otros grupos de oposición.  

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