SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (IV)
ISRAEL
En el
bando opositor a la dictadura de Al Assad, además de los terroristas islámicos
y de Estados Unidos, también se encontraba Israel. Tel Aviv participó
activamente en la guerra siria, cobrando aún más protagonismo, en los meses previos y los días posteriores a la ofensiva insurgente que
finalmente derrocó a la dinastía de los Al Assad.
Sus
ataques a las fuerzas leales al gobierno, fueron un apoyo directo a la
oposición armada. Y resulta imposible de creer que los israelíes no supieran
que la fuerza dominante en la oposición siria eran los radicales islámicos. Tampoco
parece posible que los estadounidenses no estuvieran al tanto de esto.
El régimen de los Al Assad nunca supuso una amenaza para Israel. Desde
1967, a partir de su victoria en la guerra de los Seis Días, los israelís
ocupan territorio sirio. Desde esa fecha, Tel Aviv ha bombardeado el
país árabe a su antojo. Siria intento
recuperar los Altos del Golán en 1973, pero luego de ese fracaso, aceptó el
dominio de sus vecinos y no volvió a responder a sus provocaciones.
Sin embargo, Damasco estableció una alianza con Irán, y en las últimas
décadas se transformó en una pieza fundamental para el abastecimiento de Hezbolá
en Líbano por parte de Teherán. Esto fue lo que
llevó a Israel a tomar partido por la oposición a Bashar al-Assad en la guerra. Así todo, pese a
sus constantes ataques a las tropas leales al gobierno, el régimen sirio
siempre se abstuvo -salvo contadas excepciones- de emprender acciones contra las
fuerzas israelíes que se adentraban en su territorio.
Tras la caída de Bashar al-Assad Israel se
dedicó a bombardear activos militares sirios. Desde el gobierno de Netanyahu, adujeron
que era para que no cayeran en manos de los insurgentes (dando a entender el peligro
que estos representarían por su carácter islamista, sino de todos los grupos,
por lo menos de una parte de estos). Pero lo cierto es que estos ataques
destruyeron gran parte de las capacidades del ejército sirio, favoreciendo, a
fin de cuentas, a los yihadistas del Hayat Tahrir al Shar (HTS) y sus aliados. Según Tel Aviv, la operación destruyó la armada y
eliminó el 90% de los misiles tierra-aire con los que contaba el país árabe.
El lunes 9 de diciembre, el ministro de Relaciones Exteriores, Gideon
Sa'ar, le dijo a los periodistas que Israel estaba bombardeando instalaciones
militares sirias que albergaban arsenales de armas químicas y misiles de largo
alcance, para evitar que caigan “en manos de extremistas”.
Para el 10 de diciembre, Israel había llevado a cabo 480 ataques contra
objetivos militares en toda Siria, alcanzando la mayoría de los arsenales de
armas estratégicas. Ese día, el ministro de Defensa, Israel Katz, dijo que la
armada israelí había destruido la flota del régimen durante la noche. Según
la CNN, Voz de la Capital, una organización siria, señaló que la campaña de
bombardeos nocturnos fue “la más violenta en Damasco en 15 años”.
De los 480 ataques llevados a cabo por la Fuerza Aérea israelí, unos 350 fueron ataques aéreos tripulados contra aeródromos, baterías antiaéreas, misiles, drones, aviones de combate, tanques y sitios de producción de armas en Damasco, Homs, Tartús, Latakia y Palmira, de acuerdo a lo informado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El resto de los ataques fueron en apoyo de las operaciones terrestres dirigidas contra depósitos de armas, estructuras militares, lanzadores y posiciones de tiro.
Las FDI también dijeron que sus barcos atacaron dos instalaciones
navales sirias, donde estaban atracadas 15 embarcaciones. Docenas de misiles
mar-mar habrían sido destruidos. Las imágenes captadas por fotógrafos de la Agencia
AFP revelaron la destrucción a gran escala de buques militares en el puerto
naval sirio de Latakia, así como la destrucción de helicópteros militares
sirios en la base aérea de Mezzeh, al suroeste de Damasco.
Finalmente, el jueves 12 de diciembre, el
Times of Israel publicó que la Fuerza Aérea de Israel anunció que alcanzó la
superioridad aérea total en Siria. Las fuerzas de Tel Aviv destruyeron el 86%
de los sistemas de defensa antiaérea sirias durante sus ataques. Si bien
algunos complejos de defensa antiaérea todavía funcionaban, “no se consideran
una amenaza importante para la Fuerza Aérea de Israel, que afirmó que puede
operar libremente en los cielos del país”.
Si el
ejército sirio tenía alguna oportunidad de contestar el ataque insurgente, Israel
liquidó esta posibilidad. Es imposible que Israel no contemplara que el
resultado de sus bombardeos no sería otro que apuntalar en el poder a los
radicales islámicos del HTS. Israel ayudó a los yihadista a asegurar el control
de Siria.
Pero los
planes de Israel y Estados Unidos no terminan con el derrocamiento de Bashar Al
Assad. Siguiendo la estrategia de destrucción utilizada en Afganistán,
Irak y Libia,
estadounidenses e israelíes se sacan de encima otro Estado fuerte en la región,
uno de los últimos obstáculos que les iban quedando para su dominio total del
Medio Oriente. Ahora, Irán, el objetivo final del Pentágono, se encuentra aún
más aislado.
El ascenso
de los yihadistas al poder es totalmente funcional a los objetivos de
Washington y Tel Aviv. Enemigos declarados de Irán, se puede contar con que los extremistas del HTS allanen
el camino al caos en Siria, o por lo menos, parecen asegurar un motivo de conflicto
permanente. De cualquier modo, representaran siempre una excusa perfecta para
la intervención norteamericana. Contra ellos siempre se podrán esgrimir motivos
de seguridad para continuar desangrando Siria. Con el HTS al mando, la
permanencia de las tropas estadounidenses e israelíes está garantizada en el
país árabe.
Lo
anterior, también favorece a la política expansionista del Estado hebreo, que
nunca se ha conformado con las fronteras que le otorgó la ONU, y persigue de
manera pública y notoria expandir su territorio a costa de sus vecinos.
Porque los israelíes no se limitaron a bombardear el país. Su ejército entró en Siria el mismo domingo 8 de diciembre (el día de la caída del régimen), luego
de que Netanyahu ordenara apoderarse de la zona de separación desmilitarizada entre
los Altos del Golán ocupados por Israel y el resto de Siria.
Al día siguiente, Danny Dannon, embajador de Israel
ante las Naciones Unidas, le trasladó al Consejo de Seguridad por medio de una
carta, que las tropas de su país se habían “desplegado temporalmente en algunos
puntos”; pero que estas eran “medidas limitadas y temporales para contrarrestar
cualquier amenaza adicional a sus ciudadanos”.
El mismo lunes 9 de diciembre, Katz afirmó que Israel estaba creando una
“zona de seguridad libre de armas estratégicas pesadas e infraestructuras
terroristas” en el sur de Siria, “más allá de la zona de amortiguamiento”. En
este sentido, la Voz de la Capital aseguró al día
siguiente, que las fuerzas israelíes habían avanzado hasta Beqaasem, a unos 25 kilómetros de la capital siria, y
varios kilómetros más allá del lado sirio de la mencionada zona de separación desmilitarizada.
Nadav Shoshani, portavoz del ejército israelí, negó que las fuerzas
estuvieran avanzando hacia Damasco, sin embargo, reafirmó que estaban operando
en Siria, más allá de la zona de amortiguamiento. La mencionada zona
se estableció en 1974; y este despliegue
de tropas terrestres, tanto dentro como fuera de ella, se da por primera vez en
50 años. A pesar de esto, desde las FDI han insistido en que “no está
interfiriendo con los acontecimientos internos en Siria”.
Los Altos del Golán, son una meseta en el suroeste de Siria que linda con el monte Hermón. Precisamente, la
aldea de Beqaasem, se encuentra en las estribaciones sirias del Monte Hermón,
que las fuerzas israelíes capturaron el domingo 8 de diciembre. Este, es un
punto alto absolutamente estratégico que se encuentra en la frontera entre
Siria, Líbano e Israel.
Con 2.814 metros de altura, es más alto que cualquier otro punto de Siria o Israel, y solo es superado por un pico
en el Líbano.El pico está a poco más de 35 kilómetros de Damasco, lo que significa
que el control de sus estribaciones sirias -también ahora en manos de las FDI- pone a la capital del país árabe al alcance de los cañones de artillería.
Por lo pronto, Tel Aviv ya confirmó que sus soldados permanecerán en la
zona siria del monte Hermón hasta finales de 2025, y aprobó un plan para ampliar los asentamientos en los
Altos del Golán.
La
importancia de Israel en el derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad, así
como en la llegada al poder de los yihadistas del HTS, es notoria. Israel nunca
hizo nada para ocultarla.
El 9 de diciembre, el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, dijo en una conferencia de prensa: “El colapso del régimen sirio es
un resultado directo de los duros golpes con los que hemos golpeado a Hamas, Hezbolá
e Irán”. “El eje aún no ha
desaparecido, pero como prometí, estamos cambiando la cara de Oriente Medio”.
Declaraciones
que parecen confirmar su alianza con el yihadismo y su papel en allanarles el
camino al gobierno de Siria. Así como el vínculo de Estados Unidos con el
terrorismo islamista, teniendo en cuenta que Israel, no solo es el principal
representante de los intereses estadounidenses en la región, sino que, al
depender su propia existencia de su poderoso aliado, es casi imposible que
actúe sin la aprobación de Washington.