RAISI ¿ACCIDENTE O ATENTADO? II
¿CUENTA ISRAEL CON LA CAPACIDAD PARA EJECUTAR SEMEJANTE ATENTADO?
Hace décadas que Tel Aviv viene sometiendo a los iranies a una guerra encubierta que viene dejando un tendal de ataque y asesinatos en el propio territorio persa, lo que da para pensar que, efectivamente, se encontraría en condiciones de perpetrar un ataque de este tipo. Si bien Israel nunca lo aceptó oficialmente, es casi seguro
que sus servicios de inteligencia, junto con los estadounidenses, estuvieran
detrás el virus informático Stuxnet, que causó graves daños en las centrifugadoras
de las instalaciones nucleares iraníes en 2010. En tanto que en 2020 habría
sido el responsable del sabotaje a cuatro instalaciones nucleares y militares
iraní, incluida la destrucción de un centro de investigación y desarrollo
nuclear. Según la BBC, el 26 de junio de ese año, se produjo una explosión en
un centro de producción de combustible líquido para misiles balísticos en
Khojir -cerca de Parchin- y un incendio en una planta de energía en Shirarz,
que produjo un apagón; una explosión e incendio en la instalación nuclear cerca
de Natanz el 2 de julio (el centro destruido mencionado); otro gran incendio en
Shiraz el 3 de julio; y un día después, una explosión e incendio en una planta
de energía en Ahwaz, sumado a un escape de gas de cloro en la planta
petroquímica Karoun, en Mahshahr. Parchin y Khojir son dos centros militares
donde se cree que hay instalaciones nucleares y de producción de misiles.
Pero los incidentes de es te tipo no terminaron ahí. El 7 de
julio de aquel año, se produjo una explosión en el interior de una fábrica de
oxígeno en la ciudad de Baqershahr, al sur de la capital, se cree que la
fábrica estaba cerca del almacén donde fue robado un archivo de información
sobre el programa nuclear de Irán en una redada de agentes de inteligencia
israelíes en 2018. El 9 de julio una explosión habría alcanzado una instalación
misilistica, más precisamente un área con instalaciones subterráneas asociadas
con la investigación de armas químicas y un sitio de producción militar no
identificado. El 12 de julio se desencadenó un incendio seguido de una
explosión en la planta petroquímica de Tondgooyan. En tanto que el 13 de julio
se produjo otra explosión en un complejo industrial cerca de la ciudad
nororiental de Mashhad, que según la agencia de noticias Mehr, habría ocurrido
cuando un tanque de almacenamiento de gas condensado explotó. Mientras que, el
18 de julio, se informó de una nueva explosión en un oleoducto en la ciudad de
Ahvaz, en el suroeste del país. Finalmente, el 19 de julio se reportó una detonación
en una central eléctrica en la provincia de Isfahán.
Si bien nunca se estableció fehacientemente que se haya tratado de actos de sabotaje, la concatenación de estos hechos hace difícil creer que se tratase de meros accidentes. Además, Teherán también ha denunciado atentados contra algunos de los principales científicos a cargo de su programa nuclear. Ente ellos, el asesinato el 27 de noviembre de 2020 de Mohsen Fakhrizadeh, considerado su máximo responsable, director de la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa iraní, acribillado en una autopista a las afueras de Teherán. El New York Times da cuenta de otro en 2007, Ardeshir Hosseinpour, que al parecer fue envenenado. Según el Times y la BBC, al menos cuatro científicos vinculados al programa nuclear iraní fueron asesinados entre 2010 y 2012, más un quinto gravemente herido en otro ataque. En enero de 2010, la explosión de una moto bomba mató a Masoud Alimohammad; el 27 de noviembre de 2010 un explosivo colocado en la puerta de su auto se cobró la vida del experto en neutrones Majid Shahriari -ese mismo día, su colega Fereydoon Abbasi, resultó gravemente herido en un ataque idéntico-; en julio de 2011 fue el turno de el físico Darioush Rezaeinejad, asesinado a tiros enfrente de su casa; en tanto que en enero del año siguiente, un explosivo acabó con Mostafa Ahmadi Roshan. El gobierno israelí nunca ha aceptado estas acusaciones en su contra.
En ese mismo 2011, en el mes de noviembre, una explosión en
la base de Bidganeh -a unos 40 kilómetros de Teherán- mató a 17 miembros del
Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, incluido El general Hassan
Tehrani Moghaddamun, considerado el fundador del programa de misiles del país.
Pese a que las autoridades iranies catalogaron el hecho de un accidente,
rápidamente surgió la hipótesis de los saboteadores israelíes, algo que los
funcionarios de este país no se esforzaron en negar. El por aquel entonces
ministro de Defensa, Ehud Barak, dijo que "sería deseable que se
multiplicaran", aunque también dijo que no sabía quién o qué era el
responsable.
En tanto que, más acá en el tiempo, en 2023, Irán denunció
que una fábrica de municiones fue atacada por tres drones israelíes. En aquel
momento Israel también negó cualquier participación en los hechos, aunque al
mismo tiempo Netanyahu, aseguró que tomarían “medidas contra ciertos
desarrollos de armas”.
Para llevar a cabo semejantes operaciones en el propio suelo
iraní, parece claro que Israel cuenta con una sólida red de espionaje dentro de
los centros neurálgicos del estado persa. Según la periodista iraní Nazanín
Armanian, la infiltración del Mossad en territorio iraní, así como en las altas
esferas de su administración, es tal, que el propio expresidente Mahmud
Ahmadineyad habría asegurado que hasta "el responsable de la lucha
antisraelí de los servicios de inteligencia de Irán ha sido un agente del
Mossad".
La pregunta seria si estas capacidades serian suficientes como para llegar a
atentar contra el presidente mismo de Irán; algo que a priori, si bien no se
puede asegurar, mucho menos se puede descartar.
Resulta claro que Israel tenia los motivos para dar
semejante golpe, pero lo más importante, contaba con la voluntad y, al parecer,
con la capacidad para llevarlo a cabo. Sin descartar la explicación del
accidente, algunas declaraciones de parte de miembros del gobierno iraní en los
primeros momentos del incidente, no hacen más que alimentar las especulaciones.
Nazanín Armanian cuenta en un artículo que ciertas
autoridades llegaron a afirmar que la caja negra del helicóptero estaba
destruida; y que Hossein Esmaeili, jefe de gabinete del presidente -y que iba
en otro helicóptero- aseguró que el accidente ocurrió en un día soleado.
Pero estas no fueron las únicas expresiones que llamaron la
atención de parte de las instituciones oficiales. Según la mencionada
periodista, el vicepresidente ejecutivo Mohsen Mansouri, en un principio afirmó que las víctimas habían sufrido "un accidente leve" y que se
encontraban bien; horas después aseguró que la delegación había continuado su
viaje en coche. A su vez, uno de los comandantes de los Guardianes Islámicos
que viajaba en otro de los helicópteros, habría dicho que, antes de
estrellarse, de la aeronave del presidente salía humo negro; lo cual podría
deberse a un fallo técnico, pero también una bomba colocada en su interior.
El jueves 23 de mayo el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán dio a conocer el primer informe sobre el incidente. En el se aclaraba que algunos de los aspectos
manejados en la investigación requerían de más tiempo para sacar conclusiones
definitivas (lo que motivo a los redactores del texto a pedirle directamente a
sus compatriotas “que no presten atención a las opiniones no especializadas
basadas en conjeturas sin un conocimiento preciso de los hechos en el sitio o,
en algunos casos, impulsadas por los medios extranjeros”), en tanto que otros,
ya podían establecerse con certeza. Entre estos, el documento aseguraba que: El
helicóptero continuó su ruta prevista y no se desvió de la trayectoria de vuelo
establecida; aproximadamente un minuto y medio antes del accidente, el piloto
del helicóptero siniestrado se comunicó con los otros dos helicópteros del
grupo de vuelo; no se observaron indicios de impacto de proyectil o situaciones
similares en los restos; la aeronave se incendió después de impactar contra el
terreno; en las comunicaciones entre la torre de control y el grupo de vuelo no
se observó ninguna anomalía.
Por su parte, la televisión nacional de Irán emitió un documental
llamado “Narrativa del accidente”, que arroja más detalles. En él se aseguraba
que a la hora de partir hacia Tabriz, el tiempo estaba parcialmente nublado
pero sin lluvias, las cuales, según el pronóstico del tiempo, comenzarían en la
tarde de aquel día. Algo confirmado por imágenes capturadas por un testigo. Pero
aproximadamente media hora después de partir, el grupo de helicópteros chocó
contra una masa de nubes. En ese momento, y en su condición de comandante, el
piloto del helicóptero del presidente dio la orden de que las tres naves aumentasen
la altura para atravesar o, incluso, sobrepasar las nubes. Sin embargo, “luego
de volar casi por 30 segundos por encima de las nubes, el piloto se dio cuenta
que el helicóptero en el que viajaba el presidente, no estaba con nosotros”,
relató Qolamhosein Esmaeili, jefe de la oficina de Raisi.
Como no pudieron establecer comunicación, las otras 2
aeronaves rápidamente aterrizaron en un lugar cercano. Después de repetidos intentos,
el ministro de Energía, Ali Akbar Mehrabian, logró contactarse con el ayatolá
Ale Hashem. “Señor Ale Hashem ¿me escucha? ¿Está bien? ¿Dónde están los demás?
¿No están allí cerca de Usted? ¿Usted está solo?”, fue el dialogo reconstruido
por el documental. Pero tres horas después de la desaparición del helicóptero,
los intentos para tener una comunicación fueron en vano. A su vez, fue imposible
rastrear con precisión la localización de teléfonos móviles; porque según
explicó Mehrdad Bazrpash, ministro de Carreteras y Desarrollo Urbano, “allí
solo existía un BTS y con esto no podíamos rastrear con precisión la
localización, ya que para esto necesitaba como mínimo tres BTS. Pero logramos
encontrar la ubicación más probable del incidente. En este momento, una densa
niebla cubrió la región y según el pronóstico meteorológico, empezó la lluvia”.
El documental corroboró lo informado por las Fuerzas Armadas
persas: el helicóptero no se salió de la ruta prevista; tampoco se observaron
indicios de impacto de proyectil o semejantes en los restos del helicóptero,
que se incendió después de impactar contra el terreno.
El miércoles 29 de mayo el Estado Mayor iraní publicó el
segundo informe sobre la caída del helicóptero. En él se daba a conocer que los
reportes recibidos por la Organización Meteorológica señalaban que las
previsiones del Aeropuerto de Tabriz pronosticaban hasta las 08:50 hora local
un clima favorable y adecuado para las Reglas de Vuelo Visual el día del
accidente. Por otro lado, en lo que respecta al estado de la aeronave, el
documento asegura que la mayoría de los títulos, registros y documentos
relacionados con el mantenimiento y reparación del helicóptero fueron
examinados cuidadosamente y no se encontraron defectos que pudieran causar el
accidente por cuestiones referidas a reparación y mantenimiento. También se
descartó que la capacidad del helicóptero en cuanto al número de pasajeros y
equipamiento, haya excedido los límites permitidos de peso.
La investigación también refería a las conversaciones
grabadas entre los pilotos. Se estableció que pasaron 69 segundos desde el
último contacto con los pilotos del helicóptero hasta el accidente y que los
pilotos dejaran de responder; lapso en el cual no se registró ningún anuncio de
emergencia. Antes de perder contacto, las comunicaciones se mantuvieron en las
frecuencias especificadas con el helicóptero accidentado, y la última llamada y
mensaje los realizó el comandante del grupo de vuelo, el fallecido Seyed Taher
Mostafavi; por lo que los investigadores también desecharon que se haya
provocado alguna perturbación en el sistema de comunicación o interferencias de
frecuencia. En este sentido, apuntan que la comunicación entre los otros dos
helicópteros continuó hasta el aterrizaje en la mina de cobre de Sungun.
Las conclusiones del informe descartan de plano la hipótesis del atentado, señalando que, de acuerdo con los muestreos y pruebas de los restos del helicóptero y las distancias de las partes separadas del cuerpo principal, no corresponden con la de una explosión provocada por sabotaje durante el vuelo y momentos antes de impactar contra las laderas de las alturas. También se consigna que en el helicóptero no se observaron rastros de armas electrónicas. Al final del documento, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes informa que la investigación no ha terminado y continuará con el análisis de pruebas y datos hasta descubrir la causa principal del accidente.
Si bien es probable que la verdad sobre lo que realmente le paso al helicóptero del presidente iraní nunca se conozca con presición, es de esperar que con el paso del tiempo se sumen detalles que ayuden a formar una idea más acabada de lo que sucedió.