martes, 4 de febrero de 2025

 

SIRIA: OTRA DERROTA RUSA A MANOS DE ESTADOS UNIDOS (V)

 

MONARQUÍAS ÁRABES

Los vínculos de Estados Unidos con el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el resto de los grupos yihadistas sirios también parecen quedar en evidencia con la actuación de sus aliados árabes en el conflicto sirio.

Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos apoyaron militarmente a la oposición siria desde el comienzo de la guerra.

No solo financiaron y armaron a las milicias. En el plano diplomático, rompieron lazos con el régimen de Assad y procedieron a aislarlo. Su respaldo a la insurgencia fue público. En la cumbre anual del Consejo de Cooperación del Golfo de 2011, la declaración pedía a Assad que “detenga inmediatamente la máquina de matar, ponga fin al derramamiento de sangre y libere a los detenidos”.

Pese a que los Emiratos Árabes Unidos habían restablecido sus contactos en 2018, los países árabes, en su conjunto, recién reanudaron sus relaciones con Siria una década después. En marzo de 2022 Abu Dabi recibió a Bashar Al Assad, en lo que fue la primera visita del ex mandatario a un país árabe desde que comenzase la guerra en 2011. A su vez, Siria fue readmitida en la Liga Árabe en mayo de 2023.  

Sobre Qatar, en particular, un artículo de la BBC señalaba que, “ha habido informes en los últimos días de que Qatar -quien se dice que durante mucho tiempo ha apoyado al HTS- parece estar liderando el esfuerzo de las naciones árabes para crear un gobierno de transición en Siria”.

El medio ingles informó que se cree que tanto ricos qataríes como el mismo gobierno han apoyado financieramente a grupos islamistas en Siria, vínculos que habrían alcanzado al Frente Al Nusra, un afiliado de al Qaeda. De hecho, sauditas y emiratíes han acusado a Qatar de apoyar -además de a Al Qaeda- al Estado Islámico.

Algo parecido afirma el diario español Publico. Qatar brindó apoyo financiero, diplomático y, en algunos casos, militar a la oposición. Respaldo que incluiría a algunas milicias con lazos con facciones más radicales e islamistas.

Por su parte, la BBC asegura que Arabia Saudita envió importante ayuda militar y financiera a la oposición, entre ellos, a los grupos islamistas.

No es de extrañar que Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos hayan financiado a los yihadistas sirios; su ideología no dista en nada a la de estas organizaciones. Qatar y Arabia Saudita adhieren al wahabismo, una de las interpretaciones más conservadoras del Corán. Es por eso que tienen un largo historial financiando al terrorismo islamista.

Arabia Saudita, por orden de Estados Unidos, fue de los principales financiadores de la yihad afgana que en los años ochenta combatió a los soviéticos y propició la creación de los talibanes. Y aunque los talibanes no son estrictamente wahabitas, esta concepción fue muy influyente en el surgimiento y la conformación de su propia visión.

Cabe recordar, que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se encontraban entre las solo tres naciones que reconocían al primer gobierno talibán en Afganistán (1996 a 2001). En tanto que fue en Doha, la capital de Qatar, donde estadounidenses y talibanes firmaron la paz el 29 de febrero de 2020, que facilito a los extremistas islámicos retomar el control del país al año siguiente. En todo ese tiempo, Qatar sirvió de intermediario entre Estados Unidos y los talibanes.

En 2017 un grupo de países del golfo Pérsico -Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Egipto- liderados por Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas con Qatar, al que acusaban de apoyar el terrorismo.

No era la primera vez que se señalaba a los cataries de mantener vínculos con grupos terroristas, pero sí se trató de la crisis más importante causada por este hecho. En 2014 el jeque de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Thani, defendió a su país de las acusaciones de mantener vínculos con grupos como Al Qaeda y el Estado Islamico, alegando que su país también los considera terroristas.

En tanto que, sobre los Emiratos Árabes también pesan denuncias sobre su asociación con algunas milicias yemeníes vinculadas a Al Qaeda, así como el reclutamiento de ex miembros de esta organización para luchar contra los hutíes. 

Arabia Saudita es la máxima potencia regional y el aliado árabe más importante de Washington desde 1945. Qatar no se queda atrás, mantiene desde 1992 un significativo acuerdo de cooperación en defensa y alberga la mayor base militar estadounidense en Medio Oriente desde 1996. Completa la triada de poderosas monarquías del Golfo, Emiratos Árabes Unidos, otro de los puntales del Pentágono en la región.

Mas que una asociación entre iguales, la supervivencia de estos mandatarios depende de la Quinta Flota de Estados Unidos. Todo el poderío económico y militar que han acumulado, lo han hecho exclusivamente al amparo de los norteamericanos. Si algún día Washington llegase a retirarle su respaldo, todo lo que han construido se desmoronaría y los mandatarios de estos países se verían en serias dificultades para mantener su reinado.

Es por eso que no parecería muy probable que se arriesgaran a financiar al yihadismo sin el consentimiento del gobierno estadounidense. De todos modos, aun si no contasen con una autorización explicita, es imposible que en Washington no estén de acuerdo con este apoyo, al fin y al cabo, fueron ellos quienes establecieron alianzas con estas dictaduras fundamentalistas, cuya ideología no se diferencia en gran parte de la de los grupos terroristas islámicos.

Rápidamente, Arabia Saudita expresó su apoyo a la toma de poder de los yihadistas del HTS: “El Reino afirma su apoyo al hermano pueblo sirio y sus elecciones en esta etapa crítica de la historia de Siria, y hace un llamado a los esfuerzos concertados para preservar la unidad del épico pueblo sirio, de manera que los proteja –si Dios quiere– de caer en el caos y la división”, se lee en un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores saudí.

En tanto que, no ocultó su oposición al régimen de Assad: “Durante muchos largos años, durante los cuales cientos de miles de personas inocentes fueron asesinadas y millones fueron desplazadas y refugiadas, y durante los cuales milicias extranjeras devastaron Siria para imponer agendas extranjeras al pueblo sirio”.

A su vez, desde Qatar expresaron “un firme apoyo al hermano pueblo sirio, que se esfuerza por construir su estado sobre las bases de la justicia, la paz, la estabilidad y la prosperidad”. “Nos gustaría ver al pueblo sirio en condiciones de crear el futuro de Siria, pidiendo ayuda a quien pueda proporcionársela y siendo tratados con buena fe (…) Y eso es lo que estamos haciendo por nuestra parte, y esperamos que todo el mundo lo siga”.

Al ser consultado por la presencia de extremistas en el nuevo gobierno, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí respondió: “Comprometerse con ellos, escucharlos, trabajar con ellos y ver si pueden ser una fuerza para el bien. No deberíamos tratar con ellos con la noción preconcebida de que no se pueden reformar”.

Mas cauto se mostraron desde Emiratos Árabes. “Escuchamos un lenguaje razonable y racional sobre la unidad, sobre no imponer un sistema a todos los sirios. Por otro lado, la naturaleza de las nuevas fuerzas, la afiliación con la Hermandad Musulmana, la afiliación con Al-Qaeda, creo que todos estos son indicadores que son bastante preocupantes”, señaló Anwar Gargash, asesor presidencial del reino.

El 12 de diciembre la CNN informó que una delegación conjunta de Turquía y Qatar había llegado a Damasco para reunirse con el nuevo líder sirio Ahmed al-Sharaa. El grupo incluyó al ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hakan Fidan; al jefe de inteligencia turca, Ibrahim Kalin; y al jefe de seguridad estatal de Qatar, Khalfan Al-Kaabi. Por su parte, Arabia Saudita envió su primera delegación el 22 de diciembre, que también se reunió con el nuevo mandatario sirio.

El jueves 30 de enero el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani, se convirtió en el primer jefe de Estado en visitar Siria, donde se reunió con el líder HTS, Ahmad al Sharaa, quien el día anterior había sido oficializado como presidente. Semanas atrás, había sido el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdelrahman Al Thani, quien había visitado Damasco.  

En tanto que, el nuevo gobierno sirio eligió Arabia Saudita como su primera visita oficial al extranjero. La delegación -compuesta por los ministros de Exteriores, Asaad al Shaibani, y Defensa, Murhaf Abu Qasra, y el jefe de los servicios de Inteligencia, Anas Jattab- llegaron al reino el primero de enero de 2025. La comitiva luego se trasladó a los Emiratos Árabes Unidos.

El nuevo presidente, Ahmed al Sharaa, también eligió a la principal potencia árabe para su primer viaje internacional. El 2 de febrero fue recibido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman. Una semana antes, había sido el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, quien había encabezado una delegación de alto nivel a Damasco.

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