¿LA UNIÓN SALVARÁ A LA DERECHA?
Este 27 de octubre, el Frente Amplio obtuvo 1.071.826 votos (43.85%). La Coalición Republicana, por su parte, se hizo con 1.162.050 (47.55%). Para la segunda vuelta, sería lógico que quienes apoyaron al resto de los partidos de derecha se sumen a Delgado: los 3.183 (0.12%) del Partido Por Los Cambios Necesarios y los 1.909 (0.08%) de Avanzar Republicano. Si bien siempre ha habido un trasiego de votos desde este espectro hacia el FA en segunda ronda, es razonable considerar que la Coalición cuenta a priori con 1.167.142 votos (47.76%) medianamente asegurados.
Si el Frente lograse captar los 65.796 (2.69%) de Identidad
Soberana, los 10.102 (0.41%) de Unidad Popular y los 9.281 votos (0.38%) del Partido
Ecologista Radical Intransigente; la suma sería de 1.157.005 (47.34%). Así y
todo, lo deja 10.137 debajo de la Coalición. Por lo que la pregunta que se
impone es ¿De donde va a sacar los votos para ganar el 24 de noviembre?
El Partido Nacional no tiene asegurado
todo el electorado de sus socios. Desde 1999 para acá, la suma de todos los
votos de la derecha de octubre no se repite en noviembre. En aquel año, colorados, blancos y la Unión Cívica obtuvieron
1.188.004 votos (el 53.88%) en primera ronda, en
tanto que en el ballotage unos 1.158.708 (52.52%). Esto significa que un 2.46% (unos
29.296) del electorado de los partidos tradicionales (blancos y de la Unión
Cívica en este caso) no acompañó a la formula Batlle-Hierro.
Por su
parte y con un porcentaje de votos en blanco (de 22.430 en octubre a 64.043 en
noviembre), anulados (22.240 y 21.469), hojas solo por el sí (12.840), mayor en
el ballotage (2.9%, 64.043) que en la primera vuelta (2.84%, 57.513); 6.530
personas que eligieron un candidato en octubre no lo hicieron en noviembre. En
primer lugar, esto da a suponer que quienes votaron solo por el plebiscito se
abstuvieron de elegir por una de las dos opciones. En segundo lugar, que el
aumento de participación del 91.70% al 91.84% (tan solo 1.228 personas) se
comportó de la misma manera. Por tanto 5.503 personas que votaron al Partido
Nacional, la Unión Cívica o al Nuevo Espacio (que sacó 4.44% en octubre) no lo
hicieron por ninguna de las dos fórmulas.
Entre la
primera vuelta (861.202) y la segunda (981.778) el Frente ganó 120.576 votos;
pasando de 39.09% a 44.50%. Si los 5.503 mas que en noviembre decidieron no
elegir ninguna de las dos opciones fueron todos del Nuevo Espacio, esto
significa que el Frente logró captar a 92.440 de los 97.943 votos de este
partido, es decir, al 94.38%; en tanto que de la derecha algo así como 28.139, 1.188.004,
un 2.3%. Pero si fueron los votantes de los partidos tradicionales quienes
prefirieron no elegir a ninguno, el Frente habría logrado el 100% del
electorado del Nuevo Espacio y 22.633 de blancos y la Unión Cívica, un 1.90%.
Las elecciones de 2004 cambiaron el
escenario por completo. Los históricos partidos pasaron a sumar un
44.6% de los votos, 8.99% apoyos menos que cinco años atrás: una perdida del
15.81% de su electorado. Una parte (0.45%) pudo haber migrado a las nuevas formaciones
derechistas, pero el restante 8.54% (el 14.24%), si se
lo suma a lo logrado por el FA y el Nuevo Espacio en la primera vuelta de 1999 (restándole
el 1.84% que formó el Partido Independiente cuando el NE se incorporó al FA) da
50.2%, casi exactamente el 50.45% logrado por el Frente Amplio en 2004. Reduciendo
las posibilidades de que se hayan abstenido, ya que la baja de 2.08% de la
participación (89.62%) parece responder a los 85.656 habilitados más, de los
cuales 24.727 decidieron votar y 60.929 no acudir a los comicios (la abstención
aumentó en 58.856 personas). En tanto que los blancos y nulos (2.35%) se
mantuvieron casi igual -0.26% menos- que en 1999.
En 2009 el FA obtiene 1.105.262 votos en la primera vuelta, una
pérdida de 19.499, pasando a representar al 47.96% de la población. Los
Partidos tradicionales alcanzaron el 1.062.249 (46.09%) de votos, recuperando
66.474 de los que habían perdido cinco años antes. En la segunda vuelta el FA
logra 1.197.638 (52.39%), unos 92.376 votos más. En tanto que la formula
encabezada por Lacalle se hizo de 994.510 (43.51%), perdiendo 67.739 votos con
respecto a la primera vuelta, una cifra muy parecida a los 66.474 que habían
recuperado con respecto a 2004.
En noviembre, los blancos y anulados pasaron a
53.100 personas (2.32%) y 40.103 (1.75%), respectivamente; unos 93.203 (4.07%)
en total, es decir 29.015 (1.28%) más que en octubre. Esto hace suponer que
ninguno de los 14.410 que en primera rueda votaron solo por los plebiscitos,
habrían optado por uno de los dos candidatos. En tanto que la participación
también bajó de 2.304.686 a 2.285.958, quedando en 89.18%, unos 18.728
electores menos.
Suponiendo que todos los votos que los
partidos tradicionales (en este caso del Partido Colorado) perdieron entre las
dos vueltas, fueron al Frente Amplio, esto significa que el 6.37% de su
electorado migró al FA. En todo caso, este es el porcentaje que no pudo
retener, independiente de si fueron al FA o no optaron por ninguna candidatura.
Esta hipótesis puede sostenerse en que los 67.739 votos perdidos con respecto a
la primera vuelta, son los 66.474 que habían recuperado con respecto a 2004, un
segmento volátil que habría estado dispuesto a votar por los colorados, mas no
por los blancos. En función de esta lógica, todos los votantes del Partido Independiente
y de Asamblea Popular habrían pasado a formar parte de los 47.784 que
incrementaron el voto blanco, nulo, o no participaron (la cuenta da 48.151).
Todos menos los 24.637 que optaron por Mujica para completar los 92.376 votos
que ganó dicha formula en segunda vuelta; es decir, un 33.84% de su electorado.
Por el contrario, si todos los votantes del
Partido Independiente y de Asamblea Popular (72.788 votos, un 3.16% entre los
dos) pasaron al FA, tan solo 19.588 de los partidos tradicionales (colorados)
hubiera respaldado a Mujica; una cifra muy parecida a la perdida por el Frente
en primera ronda con respecto a 2004. Esto significaría que un 1.84% de su
electorado (colorado) prefirió respaldar a Mujica en vez de a Lacalle. Un
escenario más realista que el anterior, aunque se podría especular que un
hipotético 1.06% o 2% que se habría mudado del FA al Partido Independiente y
Asamblea Popular entre 2004 y 2009, hubiera regresado a sus filas para el
ballotage -un 0.65% de cada partido (14.973 o 26.10% del PI y 10.028 o 97% de
Asamblea Popular)-, aproximadamente 25.001, un 34.37% de quienes los votaron en
primera vuelta. Esto dejaría a 67.375 colorados votando a la formula
Mujica-Astori, un 6.34% de sus votantes.
En 2014 el Frente consigue 1.134.187 votos, un
aumento de 28.925 (pese a captar un poco menos que cinco años atrás, 47.81%).
Los partidos tradicionales, por su parte, se hicieron de 1.038.300 (43.77%), 23.949
o 2.32% menos. En la segunda vuelta el FA (1.241.568 o 53.48%) ganó 107.381; en
tanto que la derecha (955.741 o 41.17%) otra vez perdió unos 82.559, es decir
un 7.95% de su electorado. Aunque
improbable, si todos estos votos fueron para el FA, se necesitarían tan solo
24.822 de los 121.301 que eligieron a uno de los partidos menores para completar
el caudal que el FA ganó en el ballotage; un 20.46%. Por lo que el resto
(96.479) coincidiría con quienes en la segunda vuelta (a diferencia de la
primera) no optaron por ninguna de las dos fórmulas.
Entre
votos en blanco (27.605, un 1.16%), anulados (33.419, un 1.41%) y quienes
votaron solo por el plebiscito (17.083, un 0.72%) sumaron 78.107. En la segunda
vuelta estos números escalaron a 63.591 (2.74%) en el primer caso y 60.042 (2.59%)
en el segundo, unos 123.633; es decir, unos 45.526 más. La abstención también
creció en 50.742 personas (de 90.51% a 88.58% la participación). Por lo que 96.268
que habían votado a algún candidato en octubre, no aceptaron hacerlo por
ninguno en noviembre.
En tanto
que, en el caso contrario, si todos los votos ganados por el FA en segunda
vuelta hubieran correspondido a votantes de estos partidos menores,
Mujica-Astori habría recolectado el 88.54% de este segmento y un 0% de los
partidos tradicionales. El resto (13.920) se sumarian a los votos perdidos por
colorados y blancos que íntegramente habrían decidido no votar a ninguno de los
dos (96.479).
En 2019 el
FA obtuvo 949.376 votos (39.01%), 184.811 menos que en 2014. Los dos partidos
tradicionales alcanzaron los 996.629 (40.95%), una pérdida de 41.671. En la
segunda vuelta el Frente logró 1.152.271 (47.35%), unos 202.895 más (muy
parecido a los votos perdidos en octubre). En tanto que la nueva alianza
derechista que incluía a blancos y colorados, pero también al Partido
Independiente (0.97% y 23.580 votos), Partido de la Gente (1.08% y 26.313) y Cabildo
Abierto (11.04% y 268.736), logró en octubre 1.315.258 (54.05%); por lo que
perdieron 125.945 votos propios, un 9.57% de su electorado.
Teniendo
en cuenta que, en octubre, los blancos (43.597, un 1.73%) y anulados (44.597,
un 1.83%) sumaron 88.194. En la segunda vuelta fueron 38.024 (1.56%) y 53.193 (2.19%),
respectivamente. Además, la participación se mantuvo estable (de 90.13% a
90.12%), bajando tan solo en 168 personas. Por lo que, quienes decidieron no
apoyar ninguna de las fórmulas en noviembre fueron 91.385, 3.191 más que en
octubre.
Todos
estos votos perdidos por la derecha fueron a parar al Frente. En tanto que los
76.950 restantes para completar los cosechados en noviembre, parecen coincidir
exactamente con los 80.331 del resto de los partidos menores - Unidad Popular (19.728, un 0.81%), Partido de
los Trabajadores (1.387 y 0.06%), PERI (33.461 y 1.38%), Partido Verde
Animalista (19.392 y 0.80%), Partido Digital (6.363, un 0.26%); que si se le
restan los 3.191 que decidieron no acompañar a ninguna de las formulas da como
resultado 77.140. Esto significa que el FA, logró captar al 95.79% de estas
agrupaciones. En tanto que, si se hubiese quedado con el 100% de estos
partidos, en vez de haber acaparado todos los votos de la coalición de derecha,
se habría hecho con 122.754, un 9.33%.
La derecha ha perdido en las últimas tres elecciones entre un
6.37% y un 9.57% de los votos conseguidos en octubre. Cabria esperar que esta sangría
disminuya al estar consolidada la coalición de gobierno, sin embargo, en 2019
esta ya estaba conformada de hecho, y fue cuando perdieron el caudal mas
grande. Por lo tanto, la derecha perdería en noviembre entre 74.346 y 111.695. Lo
que la dejaría en 1.055.447 o en 1.092.796 votos en el
ballotage. Suponiendo que perdiese solo un 2.46% de su electorado -como
sucedió en 1999-, quedaría en 1.138.430.
Históricamente, el FA no acapara todos estos votos, pero es
posible que si lo haga con entre el 1.84% y el 9.57% de este electorado. Para el
primer caso alcanzaría 1.093.301 y en el segundo 1.183.521. Por su parte, si la
formula Orsi-Cosse lograse el 100% de los partidos menores que no son de
derecha, alcanzaría los 1.157.005. Por los antecedentes, este escenario no se
puede descartar, pero quizás sería más realista considerar un piso de 20.46%/30.84%
y un máximo de 88.54%. En el primer caso llegaría a los 1.089.253 votos y en el
segundo 1.147.243.
A priori el Frente Amplio solo contaría con estos votos para imponerse
en el ballotage, teniendo en cuenta que de 1999 para acá los blancos y anulados
(este año fueron 3.48%) aumentan entre octubre y noviembre; y quienes en
primera ronda solo se manifiestan por los plebiscitos (1.41% en el de este año)
no eligen a ninguno de los candidatos de la segunda ronda. De la participación también
se puede decir lo mismo, ya que siempre baja un poco.
El piso mínimo de votos de la derecha en noviembre debería ser de 1.055.447;
en cuyo caso el FA sin sumar adhesiones, solo con lo logrado en la primera
vuelta (1.071.826) ya ganaría. Este escenario es poco probable y habría que
descartarlo. Por su parte, si la candidatura de Delgado obtuviese 1.092.796 votos
en el ballotage, al Frente le alcanzaría para ganar solo sumando el piso de
votos que históricamente ha conquistado a costa de la derecha y de los partidos
menores, ya que alcanzaría los 1.110.728.
Parecería imposible que la Coalición obtuviese mas de 1.138.430,
es decir, por los antecedentes, no hay forma de que no pierda como mínimo al
2.46% de la suma total de los partidos derechistas. En este caso, el Frente debería
alcanzar el máximo posible de los otros partidos no de derecha (unos 1.147.243),
y solo podría aspirar a rescatar 21.475 votos de la derecha (su piso mínimo, el
1.84% de su electorado).
Lo cierto es que, por los antecedentes históricos, al FA le debería
alcanzar para imponerse en segunda vuelta; pero ahora la derecha se encuentra
formalmente unida en una sola coalición, por lo que este novedoso escenario
puede hacer desbaratar estos presupuestos.