GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (VI)
ATAQUE ESTADOUNIDENSE A INSTALACIONES NUCLEARES IRANÍES (I)
Está claro que el
bombardeo estadounidense a la Planta de Enriquecimiento de Uranio de
Fordo (el segundo centro de enriquecimiento de uranio de Irán, una fortaleza
construida bajo una montaña, solo al alcance de munición exclusiva del ejército
estadounidense),
a las Instalaciones Nucleares de Natanz (principal centro de enriquecimiento de
uranio)
y al Centro de Investigación y Tecnología Nuclear de Isfahán (el complejo
nuclear más grande de los iranies),
ocasionó severos perjuicios a las capacidades nucleares persas. El propio
presidente iraní así lo admitió.
En una entrevista del 7
de julio con el periodista norteamericano Tucker Carlson, Mosoud
Pezeshkian admitió que, “debido a los ataques ilegales de Estados Unidos contra
nuestros centros e instalaciones nucleares, gran parte del equipo y las
instalaciones han sido gravemente dañadas. Por lo tanto, no tenemos acceso a
ellas”.
Seis días antes, el ministro de Exteriores de Irán, Seyed
Abbas Araghchi, le reconoció a la CBS que, “lo que sabemos hasta ahora es que
las instalaciones han sufrido graves y severos daños”. “Debemos esperar a que
lleguen los informes para saber si estos sitios podrán volver a operar”, agregó.
El canciller ya se había referido en los mismos términos el
26 de junio en la televisión de su país;
y lo ratificó el 28 de julio, cuando en su cuenta de X escribió: “Sí, nuestras
instalaciones de enriquecimiento están gravemente dañadas, pero nuestra
determinación no lo está”.
Pero una cosa son los graves daños reconocidos oficialmente
por Irán, y otra es la destrucción total presumida por la Casa Blanca. “Nuestro
objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán
y detener la amenaza que suponía para el mundo el principal estado patrocinador
del terrorismo. Esta noche puede reportar al mundo que los ataques fueron un
espectacular éxito militar. Las principales instalaciones de enriquecimiento
nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas”, expresó Trump en su
mensaje a la nación, dando a conocer los ataques del 21 de junio.
Trump, y los funcionarios de su gobierno, siempre
mantuvieron que los ataques destruyeron las tres instalaciones nucleares
iraníes.
Sin embargo, la comunidad de inteligencia fue más cauta. Un
informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU (la
inteligencia del Pentágono) -basado en una evaluación de daños realizada por el
Comando Central de EEUU- señaló que los ataques causaron daños significativos a
las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán, pero no las destruyeron.
El documento, filtrado a la prensa, consideró que los
ataques, probablemente, solo retrasaron el programa nuclear iraní por seis
meses;
y que gran parte de las reservas iraníes de uranio enriquecido (400 kg al 60%)
se trasladaron antes de los ataques, posiblemente a instalaciones nucleares
secretas, por lo que los ataques destruyeron solo una pequeña parte de estas.
El informe también señalaba que las centrifugadoras resultaron
prácticamente intactas. Los impactos se habrían limitado principalmente a las
estructuras superficiales, afectando, gravemente, la infraestructura eléctrica
de los sitios y algunas de las instalaciones utilizadas para convertir el
uranio en metal, necesario para la supuesta fabricación de bombas.
Con respecto a esta filtración, el mandatario
estadounidense arremetió en redes sociales: “Fake news CNN, junto con el
fracasado New York Times, se han unido para intentar degradar uno de los
ataques militares más exitosos de la historia”. Y volvió a insistir con que, “¡las
instalaciones nucleares de Irán están completamente destruidas!”.
El 25 de junio, en la cumbre de la OTAN en La Haya, Trump aseguró que los ataques “han retrasado la capacidad de Irán para desarrollar armas
nucleares durante muchos años. Este logro puede continuar indefinidamente si
Irán no tiene acceso al material nuclear, lo que no tendrá”.
En el encuentro en Holanda, Trump aseguró que el bombardeo
destruyó los túneles de acceso a las instalaciones: “No hay forma de que puedas
bajar. Todo se ha derrumbado y es un desastre. Y creo que todo el material
nuclear está ahí abajo porque es muy difícil de eliminar”. Y finalizó, “creo
que fue una destrucción total. No tuvieron oportunidad de sacar nada, porque
actuamos con rapidez. Es difícil retirar ese tipo de material, es muy duro y
muy peligroso”.
Rápidamente, la OIEA confirmó que había observado cráteres en
el emplazamiento de Fordo. Posteriormente, el organismo afirmó que las vías de
acceso cercanas a la instalación subterránea y una de sus entradas habían sido
alcanzadas.
A su vez, su director, Rafael Grossi, indicó que, dada la carga explosiva
utilizada (las bombas anti bunker GBU-57)y la extrema sensibilidad de las
centrifugadoras a las vibraciones, preveían daños muy significativos en estos
equipos.
En tanto que, en la planta nuclear de Isfahán, la OIEA
registró que varios edificios del complejo, que no habían sido alcanzados por
los ataques previos de Israel, resultaron dañados con misiles de crucero,
algunos de los cuales podrían haber contenido material nuclear. Entre estos, algunos
relacionados con el proceso de conversión de uranio. También parecían haber
sido alcanzadas las entradas de los túneles utilizados para el almacenamiento
del material enriquecido.
Mientras que, en el sitio de enriquecimiento de Natanz, la
planta de enriquecimiento de combustible fue atacada nuevamente, esta vez, con
munición capaz de penetrar el suelo (las mencionadas GBU-57).
La OIEA informó que habían identificado dos agujeros de impacto sobre las salas
subterráneas utilizadas para el enriquecimiento y el almacenamiento. Basándose
en su conocimiento del contenido de estas salas, el organismo consideró que esto
podría haber causado contaminación localizada y riesgos químicos.
En una entrevista con la CBS, de finales de junio, Grossi,
dijo que Irán aun conservaba, en cierta medida, capacidades de tratamiento,
conversión y enriquecimiento de uranio; pero que en Fordo, Natanz e Isfahán,
estas habían sido en gran parte destruidas. “Ha habido daños graves, pero no
daños totales”, afirmó.
Ante la Junta de Gobernadores de la OIEA del 23 de junio,
Grossi reveló que el ministro de exteriores, Abbas Araghchi, le había
trasladado el 13 de junio, a través de una carta, que Irán “adoptará medidas
especiales para proteger nuestro equipo y materiales nucleares”.
Consultado acerca de si Teherán les había revelado si tenían planeado trasladar
las centrifugadoras o el uranio ya enriquecido; Grossi respondió negativamente,
pero que quizás no tuvieron el tiempo para hacer esos movimientos.
“Desconocemos dónde podría estar este material, o si parte
de él pudo haber sido atacado durante esos 12 días. Por lo tanto, parte podría
haber sido destruida durante el ataque, pero parte podría haber sido trasladada”,
cerró el director de la OIEA.
Cabe destacar, que dos días antes del ataque, imágenes
satelitales de Maxar Technologies captaron una actividad inusual de camiones en
la zona. De acuerdo al Washington Post, 16 vehículos de carga fueron observados
estacionados en la carretera de acceso al complejo nuclear de Fordo; y que al
día siguiente, los satélites dieron cuenta de que la mayoría se desplazaron
aproximadamente un kilómetro al noroeste.
Aunque también se manejó la posibilidad de que esta
actividad en Isfahán y Fordo, correspondiese a trabajos para sellar los túneles
de acceso a las plantas subterráneas.