jueves, 16 de octubre de 2025

 

GUERRA CONTRA ISRAEL: OTRA DERROTA DE IRÁN (VI)

 

ATAQUE ESTADOUNIDENSE A INSTALACIONES NUCLEARES IRANÍES (I)

Está claro que el bombardeo estadounidense a la Planta de Enriquecimiento de Uranio de Fordo (el segundo centro de enriquecimiento de uranio de Irán, una fortaleza construida bajo una montaña, solo al alcance de munición exclusiva del ejército estadounidense), a las Instalaciones Nucleares de Natanz (principal centro de enriquecimiento de uranio) y al Centro de Investigación y Tecnología Nuclear de Isfahán (el complejo nuclear más grande de los iranies), ocasionó severos perjuicios a las capacidades nucleares persas. El propio presidente iraní así lo admitió.

En una entrevista del 7 de julio con el periodista norteamericano Tucker Carlson, Mosoud Pezeshkian admitió que, “debido a los ataques ilegales de Estados Unidos contra nuestros centros e instalaciones nucleares, gran parte del equipo y las instalaciones han sido gravemente dañadas. Por lo tanto, no tenemos acceso a ellas”. 

Seis días antes, el ministro de Exteriores de Irán, Seyed Abbas Araghchi, le reconoció a la CBS que, “lo que sabemos hasta ahora es que las instalaciones han sufrido graves y severos daños”. “Debemos esperar a que lleguen los informes para saber si estos sitios podrán volver a operar”, agregó.

El canciller ya se había referido en los mismos términos el 26 de junio en la televisión de su país; y lo ratificó el 28 de julio, cuando en su cuenta de X escribió: “Sí, nuestras instalaciones de enriquecimiento están gravemente dañadas, pero nuestra determinación no lo está”.

Pero una cosa son los graves daños reconocidos oficialmente por Irán, y otra es la destrucción total presumida por la Casa Blanca. “Nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán y detener la amenaza que suponía para el mundo el principal estado patrocinador del terrorismo. Esta noche puede reportar al mundo que los ataques fueron un espectacular éxito militar. Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas”, expresó Trump en su mensaje a la nación, dando a conocer los ataques del 21 de junio.

Trump, y los funcionarios de su gobierno, siempre mantuvieron que los ataques destruyeron las tres instalaciones nucleares iraníes.

Sin embargo, la comunidad de inteligencia fue más cauta. Un informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU (la inteligencia del Pentágono) -basado en una evaluación de daños realizada por el Comando Central de EEUU- señaló que los ataques causaron daños significativos a las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán, pero no las destruyeron.

El documento, filtrado a la prensa, consideró que los ataques, probablemente, solo retrasaron el programa nuclear iraní por seis meses; y que gran parte de las reservas iraníes de uranio enriquecido (400 kg al 60%) se trasladaron antes de los ataques, posiblemente a instalaciones nucleares secretas, por lo que los ataques destruyeron solo una pequeña parte de estas. 

El informe también señalaba que las centrifugadoras resultaron prácticamente intactas. Los impactos se habrían limitado principalmente a las estructuras superficiales, afectando, gravemente, la infraestructura eléctrica de los sitios y algunas de las instalaciones utilizadas para convertir el uranio en metal, necesario para la supuesta fabricación de bombas.

Con respecto a esta filtración, el mandatario estadounidense arremetió en redes sociales: “Fake news CNN, junto con el fracasado New York Times, se han unido para intentar degradar uno de los ataques militares más exitosos de la historia”. Y volvió a insistir con que, “¡las instalaciones nucleares de Irán están completamente destruidas!”.

El 25 de junio, en la cumbre de la OTAN en La Haya, Trump aseguró que los ataques “han retrasado la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares durante muchos años. Este logro puede continuar indefinidamente si Irán no tiene acceso al material nuclear, lo que no tendrá”.

En el encuentro en Holanda, Trump aseguró que el bombardeo destruyó los túneles de acceso a las instalaciones: “No hay forma de que puedas bajar. Todo se ha derrumbado y es un desastre. Y creo que todo el material nuclear está ahí abajo porque es muy difícil de eliminar”. Y finalizó, “creo que fue una destrucción total. No tuvieron oportunidad de sacar nada, porque actuamos con rapidez. Es difícil retirar ese tipo de material, es muy duro y muy peligroso”.

Rápidamente, la OIEA confirmó que había observado cráteres en el emplazamiento de Fordo. Posteriormente, el organismo afirmó que las vías de acceso cercanas a la instalación subterránea y una de sus entradas habían sido alcanzadas. A su vez, su director, Rafael Grossi, indicó que, dada la carga explosiva utilizada (las bombas anti bunker GBU-57)y la extrema sensibilidad de las centrifugadoras a las vibraciones, preveían daños muy significativos en estos equipos.

En tanto que, en la planta nuclear de Isfahán, la OIEA registró que varios edificios del complejo, que no habían sido alcanzados por los ataques previos de Israel, resultaron dañados con misiles de crucero, algunos de los cuales podrían haber contenido material nuclear. Entre estos, algunos relacionados con el proceso de conversión de uranio. También parecían haber sido alcanzadas las entradas de los túneles utilizados para el almacenamiento del material enriquecido.

Mientras que, en el sitio de enriquecimiento de Natanz, la planta de enriquecimiento de combustible fue atacada nuevamente, esta vez, con munición capaz de penetrar el suelo (las mencionadas GBU-57). La OIEA informó que habían identificado dos agujeros de impacto sobre las salas subterráneas utilizadas para el enriquecimiento y el almacenamiento. Basándose en su conocimiento del contenido de estas salas, el organismo consideró que esto podría haber causado contaminación localizada y riesgos químicos.

En una entrevista con la CBS, de finales de junio, Grossi, dijo que Irán aun conservaba, en cierta medida, capacidades de tratamiento, conversión y enriquecimiento de uranio; pero que en Fordo, Natanz e Isfahán, estas habían sido en gran parte destruidas. “Ha habido daños graves, pero no daños totales”, afirmó.

Ante la Junta de Gobernadores de la OIEA del 23 de junio, Grossi reveló que el ministro de exteriores, Abbas Araghchi, le había trasladado el 13 de junio, a través de una carta, que Irán “adoptará medidas especiales para proteger nuestro equipo y materiales nucleares”. Consultado acerca de si Teherán les había revelado si tenían planeado trasladar las centrifugadoras o el uranio ya enriquecido; Grossi respondió negativamente, pero que quizás no tuvieron el tiempo para hacer esos movimientos.

“Desconocemos dónde podría estar este material, o si parte de él pudo haber sido atacado durante esos 12 días. Por lo tanto, parte podría haber sido destruida durante el ataque, pero parte podría haber sido trasladada”, cerró el director de la OIEA.

Cabe destacar, que dos días antes del ataque, imágenes satelitales de Maxar Technologies captaron una actividad inusual de camiones en la zona. De acuerdo al Washington Post, 16 vehículos de carga fueron observados estacionados en la carretera de acceso al complejo nuclear de Fordo; y que al día siguiente, los satélites dieron cuenta de que la mayoría se desplazaron aproximadamente un kilómetro al noroeste.

Aunque también se manejó la posibilidad de que esta actividad en Isfahán y Fordo, correspondiese a trabajos para sellar los túneles de acceso a las plantas subterráneas.

 

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