miércoles, 13 de abril de 2022

 

UCRANIA ES: RUSIA CONTRA ESTADOS UNIDOS


Condenar la guerra de Rusia contra Ucrania no implica desatender las razones esgrimidas por el primero para llevar a cabo la agresión, así mismo, el señalamiento de estas, no constituye una justificación para la invasión rusa. De lo que se trata, es de en entender este conflicto como una nueva instancia de la disputa de larga data entre Estados Unidos y Rusia. Se trata de comprender que este conflicto no empezó este año ni en 2014.

En 1990 Estados Unidos y la OTAN le aseguraron al presidente de la URRSS, Mijaíl Gorbachov, que la alianza atlántica no se expandiría por el este de Europa. El acuerdo no quedo registrado en papel, sino que fue de palabra. Su propósito era demostrar el compromiso de occidente con la seguridad de la nueva Rusia, asegurando que EEUU no ocuparía los territorios de los que la URRSS comenzaba su retirada. Es decir, Rusia aceptaba retirarse del este de Europa, pero con la condición de que EEUU y sus aliados europeos no avanzaran sobre esa zona.

EXPANSION DE LA OTAN

 Pero la mentada promesa fue incumplida y desde la caída de la URRSS Estados Unidos ha venido avanzando en Europa oriental, ganando para sí antiguos aliados de Rusia. La expansión de la OTAN hasta las fronteras mismas del país eslavo da cuenta de esto. En 1999 se unen Polonia, Hungría y Republica Checa. En 2004 se suman Bulgaria, Rumania, Estonia, Lituania y Letonia. Estos últimos tres fueron parte de la URRSS, mientras que el resto integro el Pacto de Varsovia. En aquel año también adhirieron Eslovaquia y Eslovenia. Cinco años más tarde sucedió lo mismo con Albania -otro antiguo miembro de la alianza comandada por Moscú- y Croacia. Mientras que en 2017 y 2020 fue el turno de Montenegro y Macedonia del Norte, respectivamente.

INTEGRACION DE EUROPA CON LA OTAN

Para los países que no son miembros, la alianza dispone de un sinfín de mecanismos de asociación que refuerzan los vínculos ya establecidos con la mayoría de las capitales europeas. A través de ellos se integran con la OTAN la mayoría de los países del continente.

Entre 2004 y 2008, Georgia, Azerbaiyán, Armenia, Kazajistán, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, firmaron con la OTAN Planes deAcción de Asociación Individual (IPAP). Este acuerdo constituye un segundo nivel – de los tres que hay- en la asociación de la OTAN con los países externos al bloque. Se establece con aquellos con voluntad política para profundizar sus lazos con la organización; el acuerdo reúne todos los mecanismos de cooperación que la OTAN pone a disposición de sus socios externos, además de brindar asesoramiento en aspectos de seguridad y defensa, y políticos e institucionales. En 2015 fue Serbia quien firmo un IPAP.

De estos, exceptuando a los dos países balcánicos, todos integraron la URRS. Además, Armenia y Kazajistán son firmantes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza político militar creada por Rusia en mayo de 1992 (menos de un año después del fin del Pacto de Varsovia). Organización de la cual, en 1999, Georgia y Azerbaiyán se retiraron.

En la Cumbre de Bucarest de 2008, Georgia y los miembros de la OTAN acordaron su membrecía, siempre y cuando cumpla con todos los requisitos. Por lo que desde esa fecha ha firmado sucesivos Programas Nacionales Anuales (ANP) –el nivel más alto de asociación de la OTAN con los estados extra bloque-.

En la misma instancia, fue que el presidente de Ucrania, Yushchenko, presento la solicitud de un Plan de Acción de Membrecía (MAP), el programa de asesoramiento para los países que deciden unirse a la alianza. Sin embargo, este nunca se concreto. Ucrania ha reactivado sus esfuerzos de integración –incluida la firma de ANP- luego del golpe de estado que derroco a Viktor Yanukovich, quien priorizo la relación con Rusia por sobre la OTAN.

No obstante estos esfuerzos, las solicitudes de estos dos países permanecen en suspenso, de hecho, solo Bosnia y Herzegovina mantiene un MAP actualmente.

Por su parte Suecia y Finlandia, si bien permanecen como países neutrales, se encuentran fuertemente integradas a la alianza. Además de firmar el Programa de Asociación y Cooperación Individual (IPCP) -el nivel más básico de asociación-, ambos forman parte de la Fuerza de Respuesta (NRF), una unidad especial altamente capacitada y de rápido despliegue compuesta por 40.000 soldados. Desde el 2014 son considerados como Socios con Oportunidades Mejoradas (EOP) un grupo selecto de aliados dentro de la Iniciativa de Asociación Interoperativa (PII), cuyo objetivo es reforzar la interoperabilidad entre los ejércitos de la OTAN y sus socios externos. Además de los nórdicos, participan Georgia, Ucrania (se unió en 2020), Australia y Jordania.

BASES EXTRANJERAS

Las bases de los Estados Unidos y la OTAN acorralan a Rusia por el este y el norte europeo: Bosnia Herzegovina, Kosovo, Hungría, Eslovaquia, Polonia, Bulgaria, Lituania, Rumania, Estonia, Letonia y Noruega. Pero también por Asia Central: Turquía y Afganistán. En el lejano oriente, Japón y Corea del Sur mantienen presencia norteamericana.

De esta forma, de los nueve países que conforman la frontera europea de Rusia: Noruega, Lituania, Estonia y Letonia, los cuatro son miembros y poseen bases de la OTAN en su territorio; dos firmaron IPAP, Azerbaiyán y Georgia; este último junto con Ucrania, ya han pedido su ingreso a la organización atlántica; Finlandia, si bien permanece como un país neutral se encuentra fuertemente integrado a la OTAN. Por lo que solo falta Bielorrusia, el único aliado que le va quedando a Moscú.

LOS ALIADOS DE RUSIA

Bielorrusia forma parte de la Asociación para la Paz (PfP) y del Consejo Euro Atlántico (EAPC), iniciativas de la OTAN , que integra a todos los países europeos y del centro de Asia que formaron parte de la URRSS (incluida Rusia), como tal ha firmado un IPCP.

El repliegue ruso no ha sido total. En algunos países que antes controlaba, ahora mantiene pequeños enclaves territoriales. El ejército de Rusia mantiene bases en Moldavia, Georgia y Ucrania.

En los tres casos Rusia apoya a las fuerzas separatistas en las regiones de Transnistria, Osetia del Sur, Abjasia, Dombás y Crimea.

Si el gobierno de Moldavia sabe que no puede recuperar Transnistria (frontera con el suroeste de Ucrania) de Rusia, el de Georgia lo intento en 1992 y 2008. En la última intentona, con la promesa de la organización atlántica de aceptar el ingreso de Georgia en la ya mencionada cumbre de Bucarest, el presidente Saakashvili entendió que era el momento de recuperar Osetia del Sur y Abjasia –un año antes había cerrado las bases rusas en Georgia-. Pero no lo logro y Rusia aseguro su presencia en territorios que hacen frontera con el Cáucaso ruso.

En 2014, en Ucrania, el gobierno afín a Rusia que había ganado las elecciones de 2010 fue derrocado con la ayuda de Washington, quien estableció un gobierno afín a sus intereses. Rápidamente Rusia reincorporo a su soberanía la península de Crimea, donde se alojaba (y se aloja) la sede principal de su Flota del Mar Negro. También apoyo militarmente a la región separatista del Dombás. Esta región -del este ucraniano, frontera con Rusia- permaneció en guerra con Kiev desde entonces.

También hay que agregar el enclave de Kaliningrado, situado en el Mar Báltico, una importante base de la Flota del Mar Báltico rusa.

Rusia mantiene bases en las ex republicas soviéticas de Bielorrusia, Kazajistán, Armenia, Kirguistán y Tayikistán (estos últimos con acuerdos IPCP); además de en Siria y en Vietnam.    

La mencionada guerra con Georgia y la desatada contra Ucrania este año, son la respuesta de Rusia ante el avance de Estados Unidos en lo que considera su espacio de seguridad. Moscú ha decidido poner fin a su repliegue, y ya no tolerara más miembros de la OTAN en su frontera.

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