UCRANIA
ES: RUSIA CONTRA ESTADOS UNIDOS
Condenar la guerra de Rusia contra Ucrania no implica
desatender las razones esgrimidas por el primero para llevar a cabo la
agresión, así mismo, el señalamiento de estas, no constituye una justificación
para la invasión rusa. De lo que se trata, es de en entender este conflicto
como una nueva instancia de la disputa de larga data entre Estados Unidos y
Rusia. Se trata de comprender que este conflicto no empezó este año ni en 2014.
En 1990 Estados Unidos y la OTAN le aseguraron al
presidente de la URRSS, Mijaíl Gorbachov, que la alianza atlántica no se
expandiría por el este de Europa. El
acuerdo no quedo registrado en papel, sino que fue de palabra. Su propósito era
demostrar el compromiso de occidente con la seguridad de la nueva Rusia,
asegurando que EEUU no ocuparía los territorios de los que la URRSS comenzaba
su retirada. Es decir, Rusia aceptaba retirarse del este de Europa, pero con la condición de que EEUU y sus aliados europeos no avanzaran sobre esa zona.
EXPANSION DE LA OTAN
Pero la mentada
promesa fue incumplida y desde la caída de la URRSS Estados Unidos ha venido
avanzando en Europa oriental, ganando para sí antiguos aliados de Rusia. La expansión de la OTAN hasta las fronteras mismas del país eslavo da cuenta de
esto. En 1999 se unen Polonia, Hungría y Republica Checa. En 2004 se suman
Bulgaria, Rumania, Estonia, Lituania y Letonia. Estos últimos tres fueron parte
de la URRSS, mientras que el resto integro el Pacto de Varsovia. En aquel año
también adhirieron Eslovaquia y Eslovenia. Cinco años más tarde sucedió lo
mismo con Albania -otro antiguo miembro de la alianza comandada por Moscú- y
Croacia. Mientras que en 2017 y 2020 fue el turno de Montenegro y Macedonia del
Norte, respectivamente.
INTEGRACION DE EUROPA CON LA OTAN
Para los países que no son miembros, la alianza dispone
de un sinfín de mecanismos de asociación que refuerzan los vínculos ya
establecidos con la mayoría de las capitales europeas. A través de ellos se
integran con la OTAN la mayoría de los países del continente.
Entre 2004 y 2008, Georgia, Azerbaiyán, Armenia,
Kazajistán, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, firmaron con la OTAN Planes deAcción de Asociación Individual (IPAP). Este acuerdo constituye un segundo nivel – de los tres que hay- en la asociación de la OTAN con los países
externos al bloque. Se establece con aquellos con voluntad política para
profundizar sus lazos con la organización; el acuerdo reúne todos los
mecanismos de cooperación que la OTAN pone a disposición de sus socios externos,
además de brindar asesoramiento en aspectos de seguridad y defensa, y políticos
e institucionales. En
2015 fue Serbia quien firmo un IPAP.
De estos, exceptuando a los dos países balcánicos, todos
integraron la URRS. Además, Armenia y Kazajistán son firmantes de la
Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza político
militar creada por Rusia en mayo de 1992 (menos de un año después del fin del
Pacto de Varsovia). Organización de la cual, en 1999, Georgia y Azerbaiyán se
retiraron.
En la Cumbre de Bucarest de 2008, Georgia y los miembros
de la OTAN acordaron su membrecía, siempre y cuando cumpla con todos los
requisitos. Por lo que desde esa fecha ha firmado sucesivos Programas Nacionales Anuales (ANP) –el nivel más alto de asociación de la OTAN con los estados
extra bloque-.
En la misma instancia, fue que el presidente de Ucrania,
Yushchenko, presento la solicitud de un Plan de Acción de Membrecía (MAP), el
programa de asesoramiento para los países que deciden unirse a la alianza.
Sin embargo, este nunca se concreto. Ucrania ha reactivado sus esfuerzos de integración –incluida la firma de ANP- luego del golpe de estado que derroco a
Viktor Yanukovich, quien priorizo la relación con Rusia por sobre la OTAN.
No obstante estos esfuerzos, las solicitudes de estos dos
países permanecen en suspenso, de hecho, solo Bosnia y Herzegovina mantiene un
MAP actualmente.
Por su parte Suecia y Finlandia, si bien permanecen como
países neutrales, se encuentran fuertemente integradas a la alianza. Además de
firmar el Programa de Asociación y Cooperación Individual (IPCP) -el nivel más básico de asociación-, ambos
forman parte de la Fuerza de Respuesta (NRF), una unidad especial altamente
capacitada y de rápido despliegue compuesta por 40.000 soldados. Desde
el 2014 son considerados como Socios con Oportunidades Mejoradas (EOP) un grupo
selecto de aliados dentro de la Iniciativa de Asociación Interoperativa (PII),
cuyo objetivo es reforzar la interoperabilidad entre los ejércitos de la OTAN y
sus socios externos. Además de los nórdicos, participan Georgia, Ucrania (se
unió en 2020), Australia y Jordania.
BASES EXTRANJERAS
Las bases de los Estados Unidos y la OTAN acorralan a Rusia
por el este y el norte europeo: Bosnia Herzegovina, Kosovo, Hungría,
Eslovaquia, Polonia, Bulgaria, Lituania, Rumania, Estonia, Letonia y Noruega.
Pero también por Asia Central: Turquía y Afganistán.
En el lejano oriente, Japón y Corea del Sur mantienen presencia norteamericana.
De esta forma, de los nueve países que conforman la
frontera europea de Rusia: Noruega, Lituania, Estonia y Letonia, los cuatro son
miembros y poseen bases de la OTAN en su territorio; dos firmaron IPAP, Azerbaiyán
y Georgia; este último junto con Ucrania, ya han pedido su ingreso a la
organización atlántica; Finlandia, si bien permanece como un país neutral se
encuentra fuertemente integrado a la OTAN. Por lo que solo falta Bielorrusia,
el único aliado que le va quedando a Moscú.
LOS ALIADOS DE RUSIA
Bielorrusia forma parte de la Asociación para la Paz
(PfP) y del Consejo Euro Atlántico (EAPC),
iniciativas de la OTAN , que integra a todos los países europeos y del centro
de Asia que formaron parte de la URRSS (incluida Rusia), como tal ha firmado un
IPCP.
El repliegue ruso no ha sido total. En algunos países que
antes controlaba, ahora mantiene pequeños enclaves territoriales. El ejército
de Rusia mantiene bases en Moldavia, Georgia y Ucrania.
En los tres casos Rusia apoya a las fuerzas separatistas
en las regiones de Transnistria, Osetia del Sur, Abjasia, Dombás y Crimea.
Si el gobierno de
Moldavia sabe que no puede recuperar Transnistria (frontera con el suroeste de
Ucrania) de
Rusia, el de Georgia lo intento en 1992 y 2008. En la última intentona, con la
promesa de la organización atlántica de aceptar el ingreso de Georgia en la ya
mencionada cumbre de Bucarest, el presidente Saakashvili entendió que era el
momento de recuperar Osetia del Sur y Abjasia –un año antes había cerrado las bases rusas en Georgia-. Pero
no lo logro y Rusia aseguro su presencia en territorios que hacen frontera con
el Cáucaso ruso.
En 2014, en Ucrania, el gobierno afín a Rusia que había
ganado las elecciones de 2010 fue derrocado con la ayuda de Washington, quien
estableció un gobierno afín a sus intereses. Rápidamente
Rusia reincorporo a su soberanía la península de Crimea, donde se alojaba (y se
aloja) la sede principal de su Flota del Mar Negro. También apoyo militarmente
a la región separatista del Dombás. Esta región -del este ucraniano, frontera
con Rusia- permaneció en guerra con Kiev desde entonces.
También hay que agregar el enclave de Kaliningrado,
situado en el Mar Báltico, una importante base de la Flota del Mar Báltico
rusa.
Rusia mantiene bases en las ex republicas soviéticas de
Bielorrusia, Kazajistán, Armenia, Kirguistán y Tayikistán (estos últimos con acuerdos
IPCP); además
de en Siria y en Vietnam.
La mencionada guerra con Georgia y la desatada contra
Ucrania este año, son la respuesta de Rusia ante el avance de Estados Unidos en
lo que considera su espacio de seguridad. Moscú ha decidido poner fin a su
repliegue, y ya no tolerara más miembros de la OTAN en su frontera.