DOS
SUSTOS. LO QUE DEJO LAS ELECCIONES CHILENAS
EL CRECIMIENTO DE LA DERECHA
En las elecciones de 1989 los dos candidatos de derecha sumaron el 44,83% de los votos, en las elecciones de 2021 sus tres candidatos alcanzaron el 53,49%. Nunca en primera vuelta el arco derechista se había hecho de la mayoría. Dejando de lado los comicios de 1993 y 2013, en las que solo consiguió el 59% y 35,9%, respectivamente; su votación siempre había oscilado entre el 44,06% de 2009 y el 48,64% de 2005. De hecho el periodo de crecimiento de la derecha era cosa del pasado, entre 1989 y 2005; de ahí en más su mejor resultado fue en 2017, con un 44,57%.
En segunda vuelta el panorama no era muy diferente. En los tres que perdió -1999, 2005 y 2013- su mejor resultado fue el 48,69% del primero. Mientras que en los que gano, en 2009 quedo por debajo de la primera vuelta de 2021 (51,61%) y en 2017 apenas lo supero por 1,08 puntos porcentuales (54,57%).
De modo que la derecha revirtió está pérdida de votos en primera vuelta iniciada en 2005 y su escaza convocatoria en ballotages. Esto se debe a dos motivos. El primero es el miedo. La derecha se asusto con la rebelión iniciada en octubre de 2019 y la convocatoria a la asamblea constituyente. Se asusto como en 1989 -cuando puso en disputa el control del Estado después de gobernar de facto- y en 1999/2005 –cuando, después de Allende, un socialista volvía a aspirar a la presidencia- ; elecciones en las que la derecha había conseguido, hasta 2021, sus mejores resultados en primera vuelta.
El segundo motivo es la recomposición de los partidos de derecha.
LA
INTERNA DERECHISTA
Pero en 2017 la alianza volvió al gobierno, lo hizo con un 36,64% en primera vuelta. En 1989 al pacto UDI/RN lo votaron 2.052.116 personas, para luego iniciar una expansión que lo llevo a alcanzar los 3.376.302 en 2005. Pero luego comenzó un retroceso que lo regreso a los niveles que lo mantenían alejado del poder, 2.418.540 en 2017; confirmado por la elección de este año: entre 1989 y 2021 perdió 1.153.785 de votos. Claramente la segunda elección de Piñera no respondió a su poder electoral propio.
Más bien, esta se debió a la reaparición de nuevas opciones en el arco derechista. En 2013 la candidatura de Parisi alcanzo el 10,11%, más otras dos candidaturas que sumaron 0,76%. Si estas tres nuevas opciones podrían ser catalogadas como de centroderecha, en 2017 el 7,93% de Kast abriría un nuevo espacio para los fascistas. Estas son las mismas figuras que en 2021 no solo desbancarían a UDI/RN del liderazgo derechista, sino que las relegarían al último lugar de este espacio; lejos del 27,91% de Kast y apenas por debajo del 12,80% de Parisi.
Otro
factor que hizo posible el segundo gobierno del pacto fue la pérdida de votos
de la centroizquierda chilena.
LA CAIDA DE LA CENTROIZQUIERDA
La
Concertación pasó de ser la opción de 3.850.571 chilenos en 1989 a ser la de tan
solo 815.429: perdió 3.035.142 votos.
Para
calcular la totalidad de la centroizquierda, a partir de 2009 hay que agregar
los votos de Marco Enriquez Ominami. Esta escisión de La Concertación fue clave
para perder el gobierno en 2009, no obstante logro revitalizar a la
centroizquierda (al menos por un rato). En ese año y en el 2013 los dos
partidos aunaron el 49,74% y 57,69% (en esta ultima habría que restarle el voto
de los comunistas, integrados a La Concertación, que represento un máximo de 4% aproximadamente).
Pero la caída retomaría en 2017 -cuando el PDC también presentaría una
candidatura propia- con un 34,29% (misma operación con los votos comunistas).
Para finalmente llegar a 2021 con la centroizquierda en su mínima expresión:
19,2% entre las dos candidaturas.
En 2021 con los
1.349.681 votos que sumaron las dos candidaturas, la centroizquierda perdió
2.500.890 electores con respecto a 1989. Lejos de los 3.470.185 de 2009 y
3.799.381 de 2013 (a los que hay que restarles los que sumaron los comunistas,
entre 250.000 y 300.000 aproximadamente), cuando revirtió la caída que entre
1989 y 2005 le hizo perder 659.880 votos. Caída que retomaría, a gran ritmo,
cuatro años después.
EL
CRECIMIENTO DE LA IZQUIERDA
Históricamente
la izquierda chilena estuvo representada por coaliciones lideradas por el
Partido Comunista (PC) por un lado, y el Partido Humanista (PH) por el otro. En
su primera elección, en 1993, ambas totalizaron un 5,87% de las preferencias.
Con bajadas y subidas, recién pudo superar esa cifra en 2009, con un 6,21%. En
2013 las candidaturas del PH y del Partido Igualdad nuclearon un 4,05% (sumarle
el 4% máximo de votos del PC).
Este casi nulo
crecimiento de la izquierda, contrasta con el 21,14% (al que hay que sumarle
los votos del PC) conseguido en 2017. Cuya única explicación se encuentra en la
creación del Frente Amplio (coalición de noveles partidos, a los que se sumo el
PH) que consiguió un 20,27%. En las elecciones de 2021, y ya con la
incorporación del PC, el Frente Amplio llego al segundo puesto con un 25,83%.
Lo que hace un total de 27,3% -con el aporte de la otra candidatura- la mejor
elección de la izquierda en los últimos 50 años.
La izquierda
en 1993 se había hecho de 409.077 votos y en 2009 apenas había sumado 24.118 más.
Mientras que con la creación del Frente Amplio se alcanzo 1.395.670 (a lo que
hay que sumar lo logrado por el PC) en 2017 y 1.917.979 en 2021.
El otro gran
factor para la explosión de la izquierda en 2021 es Daniel Jadue. El alcalde
comunista de la comuna de Recoleta (Santiago), realizo en las internas que
perdió con Boric, la mejor elección en la historia del PC con 692.862 votos. Si
se asume un caudal máximo para el PC de 300.000 hasta 2017, Jadue es el
responsable de duplicar el aporte de su partido a la izquierda chilena.
Tanto en
porcentajes como en votos, la izquierda chilena no pudo absorber todo el caudal
electoral que perdió la centroizquierda. Pero para tener posibilidades en la
segunda vuelta eso era precisamente lo que debía hacer, captar a todo el arco
opositor a la derecha, algo nada sencillo, y que La Concertación ya no estaba
logrando.
BALLOTAGE
Si bien las
candidaturas de centroizquierda que habían pasado a segunda vuelta siempre
habían sumado más adhesiones con respecto a la primera que las de UDI/RN (salvo
en 2013 cuando esta consiguió 69.194 votos más), ya no convocaban a todo el
voto opositor a la derecha. Y fue precisamente esto, lo que determino el
triunfo derechista en 2009 y 2017, a pesar de que todas sus candidaturas
sumaban en primera vuelta un 44,06% y 44,57%, respectivamente.
En 1999 y
2005 La Concertación logro incorporar a los votantes de los partidos de
izquierda. Pero en 2009 ya no (ni a los de centroizquierda), y eso le costó el
gobierno. De 1.838.319 no capto 535.590; en 2013 de 1.145.135 no convocaron a
750.595. En 2017 de 2.160.325 no se adhirieron 497.737.
En cambio,
las candidaturas UDI/RN retenían de mejor forma al electorado derechista. En
1999 incorporaron a los 26.812 votos de la otra candidatura. En 2005, cuando
fueron divididos, perdieron 139.908 de
los 1.612.608 votos de la candidatura que no paso a segunda vuelta. En 2013 de
716.353 no conquistaron 252.943. En 2017 lograron sumar a todos.
En cambio,
en 2021 la candidatura de Boric si logro captar el electorado de todos los
demás partidos. Pero con la mayoría conseguida ese año por los partidos de
derecha en la primera vuelta, esto no resultaba suficiente. Hacía falta
convocar nuevos votantes, empresa difícil, ya que la participación de la
ciudadanía venia bajando sistemáticamente.
Y venia en
caída, precisamente, por la mencionada pérdida de apoyos de la centroizquierda
y la izquierda a La Concertación. Mientras estos se abstenían de participar, en
las segundas vueltas de 2009 y 2017 la UDI/RN convoco a 517.018 y 855.003
electores que no habían acudido a votar por ningún candidato de derecha en
primera vuelta. Mientras que La Concertación no lograba esto desde 2005 cuando
logro sumar 157.280 nuevas voluntades.
LA
ABSTENCION
La
participación de la ciudadanía ha bajado sistemáticamente en cada elección
presidencial. Desde el 87% de 1989 se paso a 71% en 1999. Seis años más tarde,
el 63,11% se hizo presente en las urnas, mientras que en las de 2013 fue el 49,35%.
En 2017 se ralentiza la caída, bajando 2,63 puntos porcentuales.
En los
ballotage el panorama es similar. En los de 2005, 2009 y 2013 de hecho la
participación disminuyo con respecto a la primera vuelta: menos de un punto en
los primeros y siete en el último.
En estas
elecciones la participación subió por primera vez, pero solo alcanzo el 47,33%.
Al igual que con el plebiscito del 2020, que convoco al 50,98%, la ciudadanía
seguía sin responder, a pesar de los cambios que estaban operando en el sistema
político chileno.
El 55,64% de
participación en la segunda vuelta, pese a lo escaso, constituye el mejor dato
en los últimos doce años. En 2017 la participación había crecido 2,3 puntos
porcentuales entre la primera y la segunda vuelta; mientras que en la de 2021
aumento 8,31%, 1.249.110 personas que no lo habían hecho concurrieron al
ballotage, cuando en 2017 fueron 329.551.
Finalmente,
Boric se impuso en segunda vuelta con el 55,87% contra el 44,13% de Kast, y se
transformo en el primer presidente de izquierda desde Salvador Allende.
Los
4.620.890 votos que la candidatura de Boric alcanzo en segunda vuelta exceden
en 1.353.230 los 3.267.660 que los partidos de centroizquierda e izquierda
totalizaron en primera vuelta; dando cuenta que el crecimiento en la
participación fue acaparado por esta opción. Es que el temor a una victoria del
fascismo fue el motor fundamental que movilizo a todos los partidos opositores
a la derecha, y que volvió a convocar a los desencantados de la política como
hacía tiempo no sucedía, transformando a Boric en el presidente con más votos
de la historia.
El temor al fascismo fue lo que también provoco que Kast no pudiera retener todos los votos derechistas de la primera vuelta: 108.854 no se plegaron a su candidatura. Las 3.650.088 personas que lo votaron fueron 146.830 menos que las que votaron a Piñera en 2017, la que sigue siendo la mejor votación de la derecha. La sociedad chilena se niega a elegir a un fascista como presidente, perdieron los tres ballotage disputados (1999 y 2013, los anteriores).
MEDEL BACHINO
Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UDELAR)