¿POR
QUE SOMOS CHAVISTAS?
(Parte II)
GASTO SOCIAL
GASTO
SOCIAL 1969-2012
El promedio anual del gasto social real por habitante
(Bs. de 1984) del gobierno de R. Caldera (COPEI) fue de Bs. 2.320 entre 1969 y
1973. La administración de Acción Democrática que le siguió, presidida por C.A.
Pérez, entre 1974 y 1978, elevo el promedio de las erogaciones a Bs. 3.311.
Entre 1979 y 1983 COPEI retomo el Ejecutivo de la mano de Campins, que elevó el
gasto social per cápita a Bs. 3.363. Lusinchi inauguro el periodo de gobiernos
de Acción Democrática, en los cuales el gasto social bajó a Bs. 2.393 en
1984-1988 y ascendió a Bs. 2.621 en el segundo mandato de C. A. Pérez entre
1989 y 1993. Entre 1994 y 1998 el democratacristiano R. Caldera retorna para su
segundo periodo, en el que el promedio anual del gasto social por habitante
pasa a Bs. 2.684. Ya en el primer gobierno de Chávez las erogaciones en este
apartado pasan a Bs. 3.238 entre 1999 y 2003, solo superado por el gobierno
encabezado por Campins (Aponte Blank, El gasto público social venezolano: sus
principales características y cambios recientes desde una perspectiva
comparada. Universidad Central de Venezuela. Cuadernos del CENDES, vol. 23,
núm. 63, septiembre-diciembre 2006. 92-93).
Desde 1968, solo en 1978 y 1981 el gasto social real
superó al de 2001, en 6,3% y 0,9%, respectivamente. El autor del informe
aclara, que aunque los datos posteriores a 2003 están deflactados según un año
base distinto, la diferencia exponencial entre el gasto de 2004 y 2005 con
respecto al de 2001 (13,2% y 22,6%) (Aponte Blank, 2006. 91) –y al ser estos
superados por los futuros presupuestos-, permite señalar que los del periodo
2004-2014 son los más altos de la historia venezolana (Aponte Blank, El gasto público social durante la gestión de Maduro
2013-2015. Revista SIC. Centro
Gumilla, Año 79, núm. 783, Abr. 2016.
111-112).
De este modo, el gasto social real per cápita (Bs. 1997)
registra un promedio anual de Bs. 383 entre 2004 y 2012, subiendo a Bs. 404
entre 2006 y 2012; estableciendo records históricos en 2006-2007 y 2011-2012
con Bs. 430 y Bs. 431, respectivamente. A partir de 2004 el gasto social del
Estado no bajara a los niveles de 1997 (1998 es muy inferior). Antes de eso,
este solo supero esos niveles en 2001 (Aponte Blank, Ascenso y vulnerabilidad del
gasto publico social durante las gestiones presidenciales de Hugo Chávez:
1999-2012. CEDICE, 2015. 6-7).
Por su parte, el promedio anual del gasto social como
porcentaje del PBI entre 1969 y 1973 fue de 8,4%. Para el quinquenio 1974-1978
ascendió a 10,2%. Crecen a 11,8% para el
periodo que va de 1979 a 1983. Luego baja a 9,5% para 1984-1985. La década de
los 90 se inaugura con una partida social con un promedio anual de 10,5%,
correspondiente a los años que transcurren entre 1989 y 1993. El periodo 1994-1998
promedia un 11,2% del PBI destinado a dicho rubro (Aponte
Blank, 2006. 93-94).
Ya con Chávez de presidente, el gasto social trepa al
15,1%, para 1999-2003 (Aponte
Blank, 2006. 93-94). Estas pasan a 19,8% del PBI para 2004-2012; en el cual se
pasó de un promedio de 18,3% en 2004-2005 a 20,2% entre 2006 y 2012. Aquí se
destacan el 22,3% del 2006, el 21,6% del 2007, el 21,4% de 2011 y el 21,1% del
PBI del año siguiente. Cabe destacar que pese a estos altos y bajos, en ningún
caso el gasto social se situó por debajo de los niveles de 1997 y 1998, de
hecho solo 1999 pose guarismos inferiores a los de 1997 (Aponte Blank, 2015.
9-10).
En el primer gobierno de Caldera el gasto social
represento el 39,4% del gasto total. Con C. A. Pérez el promedio anual
descendió al 30,8%. En la administración de Campins este explico el 40,7% del
gasto público total. Para el quinquenio
de Lusinchi la partida social significo un 39,8%. De 45,3% fue la participación
de las erogaciones sociales en el presupuesto del segundo mandato de C. A.
Pérez. El gasto social represento un 47,6% en el Ejecutivo liderado por Caldera
(Aponte Blank, 2006. 96).
En la primera administración chavista, entre 1999 y 2003,
el promedio anual del gasto social del gobierno represento el 50,9% del gasto
público total, alcanzando su máximo desde 1969 (Aponte Blank, 2006. 96). Entre
2004 y 2011 (el informe no llega 2012) se promedio 57,1% del gasto total. Pese
a los constantes altibajos entre 1999 y 2011 el gasto social siempre supera al
efectuado en 1997 y 1998 (Aponte Blank, 2015. 10-12).
GASTO
SOCIAL CON MADURO
A partir de 2014 el Gobierno comienza a limitar la
información sobre el gasto, con los datos disponibles se puede afirmar que en
los primeros dos años de la presidencia de Maduro el gasto social real por
persona (Bs. 2007) participa en el periodo con los niveles más altos de la
historia de Venezuela iniciado en 2004. Para 2013 fue de Bs. 3.008, que si bien
representa un recorte con respecto a los Bs. 3.163 de 2012, supera al trienio
2009-2011 (Bs. 2.708, Bs. 2.605, Bs. 2.987) y a las erogaciones de 2004 y 2005
(Bs. 2.447, Bs. 2.768), además de todo el periodo 1999-2003. De hecho, fue
solamente superado por los Bs. 3.762 de
2006, los Bs. 3.275 de 2007 y Bs. 3.327 de 2008 (y lo dicho de 2012). Mientras
que para 2014 baja a Bs. 2.743, solo superior a 2004, 2009-2010, además de al
periodo 1999-2003 (Aponte Blank, 2016. 111-112).
Para el 2015 los datos son
preliminares, pero muestran una caída de más de la mitad con respecto a 2014:
Bs. 1.241, lo que representa un recorte del 54,75%. El autor aclara que el
carácter preliminar de estos números subestima el registro definitivo, pero que
esta diferencia nunca llego al 30% (entre 2007-2014) Si se calcula un 30% de
subestimación la cifra seria de Bs. 1.613, solo superior al año en que se gasto
menos (1999) (Aponte Blank, 2016. 112).
Mientras que para 2016, caea niveles alcanzados a fines de los años noventa (Aponte Blank, La política social durante la
gestión de Maduro 2013-2016. Revista SIC.
Centro Gumilla, Año 80, núm. 794, Mayo
2017. 177).
Esta caída del gasto per
cápita se produce por el derrumbe de la economía del país caribeño y no por un
reajuste presupuestal, puesto que el gasto social continua representando –hasta
2015- aproximadamente entre un 55% y un 60% del gasto público total, tal como
viene ocurriendo desde el 2004. El autor estima que tampoco habría variado
sustancialmente el porcentaje del PBI destinado al gasto social (Aponte Blank, 2016. 111-112). Por lo que desde el quinquenio
1999-2003 el promedio anual del gasto publico social es el más alto de la
historia de Venezuela. Pese a la limitada información oficial, Aponte considera
una continuación de estos altos niveles hasta 2017 (Aponte Blank, 2017. 176).
Sin datos precisos para los
años subsiguientes, y teniendo en cuenta la caída del PBI en el mencionado
periodo, resulta lógico suponer que el gasto social (así como el total) se ha
reducido drásticamente, a pesar de que su proporción con el presupuesto total
del gobierno o con el PBI se haya mantenido.
CUASAS
DE LA CRISIS EXOGENAS
Desde que la actividad petrolera se convirtió en una
industria moderna, su rol en la economía venezolana es de una centralidad
excluyente. Por lo que es imposible negar el papel del histórico auge de
precios del petróleo en el buen desempeño económico-social de los gobiernos de
Chávez. En 2004 se alcanza el record histórico, y a partir de ahí los precios
nunca volverían a los niveles registrados previos a los gobiernos chavistas.
Entre 1998 y 2012 aumentaron 878,42%, batiendo todos los records.
Lo mismo puede decirse de su importancia en la terrible
crisis que atraviesa hace años Venezuela. En los primeros dos años de Maduro lacesta venezolana baja en años seguidos, no obstante la merma, se mantiene en
niveles records para los registros del país. El desplome de los precios del petróleo se da en 2015. Durante la presidencia de Maduro (hasta 2019) la cesta
venezolana retrocedió un 42,37%.
Los gobiernos de Chávez y Maduro han enfrentado una
desestabilización permanente por parte de la oligarquía local y de Estados
Unidos, como ninguna otra administración venezolana. Estos ataques a la
economía del país se han desarrollado de manera manifiesta, como los sucesos de
2001-2002, que incluyeron el lock out, sabotaje de la industria petrolera y el
golpe de estado a Chávez. Pero también han operado de forma encubierta, a
través del desabastecimiento, la suba de precios y la manipulación del tipo de
cambio, que destruyo el valor del Bolívar.
Cuando estallo la crisis, y el país se vio con la
necesidad de recurrir a fuentes de financiamiento, estas se le negaron de
facto, vía el encarecimiento de las mismas. Entre 2013 y 2016 el riesgo país
(J.P Morgan EMBI+ a fin de periodo) subió un 95,60% para Venezuela; mientras
que para el conjunto de América Latina aumento un 17,80% (CEPAL, Balance
Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2017, 2018. 115). Si
bien el PBI (CEPAL) ya había disminuido un 25,23% y los precios del petróleo
caído un 64,66%, hasta ese año el país cumplía sin excepciones con el pago de sus deudas. La incertidumbre
que se cernía sobre el país caribeño podría justificar el crecimiento del
riesgo país, pero lo cierto, es que el costo que el país tomaba por endeudarse
venia subiendo con anterioridad a la crisis. Entre 2006 y 2012 –con el precio
del petróleo subiendo 79,23% y con una economía creciendo un 20,13%- el riesgo
país escalo un 324,72% (CEPAL, Balance Preliminar de las Economías de América
Latina y el Caribe 2015, 2016. 79),
por su parte, para el resto del subcontinente fue de 70,43%.
En 2017, treinta días antes de que comenzaran las
sanciones, los tenedores de bonos venezolanos demandaron una tasa de riesgo
soberano (spread) 7,8 veces superior a la media de América Latina y 9,5 a la
pagada por los mercados emergentes por aquel tiempo (De Freitas (Coord.), Sanciones
Internacionales a Venezuela ¿Origen o fin de la crisis? Transparencia
Internacional, 2020. 12).
Las operaciones encubiertas, llevadas a cabo para impedir
las vías de financiamiento, así como las acometidas contra la producción y
distribución de bienes, se revelaron públicas cuando Washington comenzó a
imponer sanciones a Venezuela.
El 25 de agosto de 2017 el gobierno de Estados Unidos
prohibió todas las transacciones vinculadas a la provisión de financiamiento
del Estado venezolano en EE.UU (De Freitas (Coord.), 2020. 7-9).
En noviembre de 2018 se impusieron sanciones contra la
exportación de oro y otros sectores económicos. En enero de 2019, las
propiedades de PDVSA sujetas a jurisdicción estadounidense fueron bloqueadas,
así como la prohibición de los estadounidenses de hacer negocios con la empresa
(se emitieron licencias para continuar de forma limitada ciertas
transacciones). A partir de marzo estas mismas sanciones comenzaron a apuntar a
bancos y navieras que trabajaban con PDVSA (De Freitas (Coord.), 2020. 7-9).
Estas sanciones, también afectaron al Banco Nacional de
Desarrollo Económico Social de
Venezuela, en marzo de 2019; en abril del mismo año al Banco Central de
Venezuela; y desde el 5 de agosto la aerolínea estatal venezolana Conviasa. El
15 de mayo el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos suspendió
todos los vuelos comerciales y de carga entre las dos naciones (De Freitas
(Coord.), 2020. 7-9).
A partir de julio de 2019, idénticas sanciones se han
interpuesto a las empresas que han participado en los programas de compra
directa de alimentos por parte del gobierno venezolano (CLAP) (De Freitas
(Coord.), 2020. 57-58).
CAUSAS ENDOGENAS DE LA CRISIS
Pese a que las circunstancias que atraviesa hoy
Venezuela, son definidas determinantemente por dinámicas ajenas al gobierno de
Maduro, deben identificarse y delimitarse las responsabilidades que los dos
gobiernos chavistas han tenido en la crisis.
En primera instancia, la opción desaprovechada que
brindaron los altos precios alcanzados por el petróleo para: diversificar la
economía, limitando la excesiva dependencia de las materias primas –cometido
que no ha sido realizado por ningún gobierno en la historia de América Latina-;
lograr la autonomía tecnológica petrolera, lo cual hubiese salvaguardado el
abastecimiento del mercado interno de las sanciones a PDVSA.
La prevalencia de las importaciones por sobre la
producción nacional –al igual que con los gobiernos anteriores- continuo con el
chavismo.
En 2018 el gobierno dio a conocer los nuevos lineamientos
para las negociaciones colectivas de trabajo. La circular 2792, establecía que
toda escala salarial acordada, cuyo inicio de su base de cálculo, establezca
valores por encima del Salario Mínimo Nacional (establecido por el gobierno),
serian sometidos a revisión (capítulos 2 y 3). De hecho, se estableció la
revisión de todos los contratos privados y publico, cuyas escalas salariales
pusieran en peligro la supervivencia de la fuente de trabajo (4, 7 y 8).
La circular sirvió de certificación oficial al recorte salarial y al aumento de
la pobreza de los últimos años, que el gobierno no supo enfrentar y prefirió
negar con el ocultamiento de las estadísticas oficiales.