LA
IMPOSTURA DE OCCIDENTE: LA LIBERTAD DE PRENSA
Parte
II
El 11 de
marzo Youtube eliminó para todo el mundo los canales de todos los medios
públicos rusos. Además, la empresa señalo que desde el 1 de marzo ha
eliminado más de 1.000 canales y 15.000 videos por violar su política sobre
desinformación y contenido violento.
En América Latina y en el resto del mundo, si bien
las páginas de Facebook, Instagram y Twitter del canal ruso permanecen activas,
han sido etiquetadas como “Medio de
comunicación controlado por el Estado de Rusia”, “Medio controlado por el Estado de Rusia” y “Medios afiliados
al gobierno, Rusia”. Algo que no sucede con los
medios estatales de occidente como la BBC, la DW, France 24 o TVE.
Para Twitter, los medios afiliados al Estado, son aquellos “donde el estado ejerce control sobre el contenido editorial mediante recursos financieros, presiones políticas directas o indirectas o el control sobre la producción y distribución.” La empresa entiende que: “Las organizaciones de medios financiados por el Estado con independencia editorial, como por ejemplo la BBC en el Reino Unido o NPR en los EE. UU., no entran en la categoría de medios afiliados al Estado para los efectos de esta política.”
Para los medios etiquetados de
esta manera, Twitter no recomendara ni amplificara sus cuentas ni sus tweets.
Los tweets que compartan enlaces a estos medios también serán etiquetados y no
serán recomendados ni amplificados.
Por su parte, Meta señala: “No consideramos que los medios de comunicación públicos que reciban una financiación pública, tengan una misión de servicio público y demuestren un control editorial independiente sean medios de comunicación controlados por el estado, según nuestra definición, y no aplicaremos la etiqueta a estas organizaciones en este momento.”
Para la casa matriz de Facebook e Instagram, “los ‘medios
de comunicación controlados por el estado’ como aquellos que considera que se
encuentran parcial o totalmente sujetos al control editorial de su gobierno,
sobre la base de nuestras propias investigaciones y evaluaciones realizadas
según una serie de criterios desarrollados para este fin.” Estos, se focalizan en, como el medio define
y lleva a cabo su función periodística; la transparencia, independencia y
diversidad de fuentes; divulgación sobre estructuras de propiedad, directivos,
y relación con funcionarios gubernamentales; mecanismos de control y
responsabilidad internos y externos.
Según la empresa, la independencia editorial de un medio se demuestra en aspectos como: “Un estatuto en su país que proteja claramente la independencia editorial de la organización. Procedimientos, procesos y protecciones establecidos en organizaciones de medios que garanticen la implementación de la independencia editorial. Una evaluación a cargo de una organización externa, independiente y confiable que demuestre que se cumple la independencia editorial y que se siguen los procedimientos establecidos.”
Para elaborar estas definiciones y normas, el
gigante tecnológico se apoyó en más de 65 organizaciones especializadas en
medios, control, derechos humanos y desarrollo. Si bien la empresa señala que
estas fuentes provienen de todo el mundo, la acotada lista brindada solo presenta
organismos occidentales: además de figurar el Consejo
de Europa y la UNESCO;
aparecen también organizaciones financiadas por grandes empresas, como el Centro Europeo de Periodismo,
Centro de medios, datos y sociedad (CMDS) de
la Universidad Centroeuropea, SOS
Support Public Broadcasting Coalition; y otras, que no solo reciben
el patrocinio de las corporaciones, sino que se nutren de dineros públicos, como
Reporteros Sin Fronteras,
Center for International Media Assistance, Oxford Internet Institute,
Global Forum for Media Development (GFMD)
y el African Centre for Media Excellence (ACME).
Meta le exige a los
medios rusos una evaluación de una organización externa, independiente y
confiable para probar su independencia. Pero para establecer que estos son
controlados por el Estado, y los europeos y norteamericanos no, se apoya en
organizaciones que dependen del gran capital y de los gobiernos occidentales, quienes se encuentran enfrentados a Rusia. No parece una evaluación externa a las partes en
conflicto, y ciertamente, nada confiable.
Resulta curioso, que a
pesar de la tan mentada independencia editorial, ningún medio público europeo
sostenga una posición contraria a la defendida por su gobierno. Lo más
llamativo es que de la gran cantidad de medios de este tipo, no haya un caso
para destacar. Con esto no me refiero a disensos puntuales y limitados con el
poder (que los hay), sino a establecer diferencias marcadas en temas
sustanciales. ¿Ningún medio público europeo o estadounidense cree pertinente
explicar la guerra en Ucrania a partir del avance de la OTAN en Europa del
este? O bien, sin apartarse de la línea anti rusa ¿Por qué no hay un
cuestionamiento profundo a los políticos que hicieron a Europa dependiente de la energía
rusa? ¿Lo hicieron, acaso, cuando esta se estaba gestando? Ahora, en plena caza de los
oligarcas rusos ¿se perseguirá a los gobiernos que les abrieron las puertas,
brindaron todo tipo de facilidades y proteccion? A lo sumo, la
independencia editorial, recogerá estos puntos en alguna que otra nota perdida
entre la sistematicidad de informaciones y opiniones alineadas con la mirada estatal.
En un
artículo de febrero de este año, la DW, explicaba por qué no eran lo mismo que
RT. En él, se señala el principio de “neutralidad del Estado”: que estructura
el sistema de medios alemanes para evitar que los gobiernos puedan controlarlos.
Para garantizar su independencia, el canal público alemán no es parte de la
oficina de prensa del gobierno. Además, se encuentra regulado por el derecho
público, por lo que, pese a que su presupuesto proviene del gobierno federal,
el director solo responde al Consejo de Radiodifusión de DW. Este, está
integrado por 17 miembros honoríficos, provenientes de la sociedad civil,
sindicatos, iglesias y partidos políticos.
Luego de esta declaración de principios, el autor del artículo, consciente del abismo que a veces separa lo predispuesto en la norma de lo que ocurre en la realidad, se ve obligado a realizar la siguiente precisión: “Es cierto que el sitio web de RT en inglés también afirma que ‘RT es una organización autónoma y sin fines de lucro que se financia públicamente con el presupuesto de la Federación Rusa’. Sin embargo, el portal no revela mucho más sobre RT: ni sobre su presupuesto, ni sobre su estructura, ni sobre ningún órgano de supervisión.”
La nota no ahonda sobre esto, pero si el gobierno dispone del financiamiento, su incidencia es fundamental. Se puede negar esta observación, mas, no se la puede soslayar invocando reglamentos, organismos de dirección y mecanismos de control que excluyen al gobierno. Además, como señala el artículo, los partidos políticos integran el Consejo del canal.
Que el director del canal sea elegido por este Consejo, y que permanezca en el cargo por seis años aunque cambie al gobierno; tampoco parece una muestra contundente de independencia editorial, en un país en que hace décadas la socialdemocracia y la derecha comparten el mismo programa económico, que los llevo, inclusive, a gobernar juntos (la denominada gran coalición).
A continuación, el artículo se explaya en declaraciones de la directora de RT que demuestran claramente el compromiso del canal con la administración rusa. Algo que es público y notorio, como bien dijo Putin (y que el texto también consigna): “RT ‘no puede dejar de reflejar la posición oficial del Gobierno ruso sobre los acontecimientos en nuestro país y en el resto del mundo’".
En cambio el cometido de la DW, según la nota de la DW,
seria "proporcionar un foro para los puntos
de vista alemanes y de otros países sobre temas esenciales, sobre todo en
política, cultura y economía, tanto en Europa como en otros continentes, con el
objetivo de promover el entendimiento y el intercambio entre culturas y
pueblos".
Las diferencias son marcadas.
Pero, a pesar de sus valorables intenciones foristicas, cabe preguntarse, cómo el
canal puede sintetizar en un producto periodístico los puntos de vista de un
país tan diverso políticamente con 83 millones de personas. Precisamente, es la
pluralidad de ideas la que genera una pluralidad de medios. Por lo que de las
dos declaraciones de principios, cada cual juzgara cual de las dos es más precisa
para referirse a medios financiados por gobiernos.
Sin dedicarle un artículo completo, la BBC tomo idéntica postura en una nota de noviembre de 2017. Apoyándose en el director ejecutivo del Instituto Newseum, se acusa a RT de presentar la información desde un solo ángulo y nunca criticar a su propio gobierno. A propósito de la imposición de la administración norteamericana de que RT se registre como agente extranjero, cuando esto no se le exige a los medios públicos europeos, la BBC expresa: “RT afirma que es un medio de comunicación ‘financiado con fondos públicos’, similar a la BBC o la Deutsche Welle de Alemania, y que calificaría para una exención. Pero para probar la exención, escribe el Atlantic Council, RT necesitaría revelar sus finanzas, miembros de la junta y mostrar evidencia de independencia editorial del gobierno ruso.”
Al igual que la DW, resulta revelador de lo que la BBC entiende como pluralidad e independencia periodística, el apoyarse en las opiniones del Newseum y del Atlantic Council. Mientras el primero es una organización fundada por medios y empresas de comunicación exclusivamente de derecha alineadas con el gobierno estadounidense, como The New York Times, Bloomberg, News Corporation, Comcast, Hearst Corporation, ABC, NBC y Time Warner, entre otras; el segundo, es un think tank creado en 1961 para apoyar a la OTAN por el ex Secretario de Estado de Estados Unidos Dean Acheson, que se financia, en parte, con recursos estatales.